Una mañana de trabajo como tantas otras.
Aprovecho un hueco enrtre pacienta y paciente para salir un momento del hospital, a respirar.
Es un dia de primavera, entre sol y nubes, fresco y ventoso.
Por la explanada veo pasar a una mujer.
En la treintena, guapa, bien vestida.
Empujando una sillita con un niño de unos tres años, bellísimo, moreno y grave. Sin pelo, por efecto de la quimioterapia.
Una visión hermosa, terrible y austera.
Como el tiempo que se nos viene.