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miércoles, 29 de febrero de 2012

De padres y conflictos

"En psicología es un tópico decir que el progenitor que ha tenido la influencia más profunda y más duradera no es nunca el que uno piensa, porque el progenitor con quien uno tiene el conflicto más fuerte y manifiesto es, por lo común, también aquel con quien uno se siente lo bastante seguro como para pelearse realmente."

(Liz Greene, El matrimonio de los padres en el horóscopo, en El desarrollo de la personalidad)

martes, 28 de febrero de 2012

En su despliegue

¿Quién es
esta criatura
que nace,
después de tantos nacimientos
y tantas muertes?

¿Importa eso?
¿Importa, ahora?

Ya se verá
quién
es,
en su
despliegue.

A.S.

Declaración de Lady Ragnell

Afirmo
que existen
territorios
más amplios.

Afirmo
que el miedo
impide
caminarlos.

Afirmo
mi derecho
a habitar
en ellos,

y también
a ir
más allá
de ellos,

si es ese
mi deseo
y mi
necesidad.

A.S.

En el arroyo helado



Sol de febrero.
Se casa con el hielo
la primavera.

A.S.

domingo, 26 de febrero de 2012

Washburn y la psicología transpersonal: Hay vida más allá de Wilber

Este fin de semana he dedicado muchas horas a la lectura de un libro que pienso que puede ser de interés para los que, como yo, creen que puede haber vida más allá de Wilber, dicho sea con todo el respeto que me merece este último.
Ser trata de Psicología transpersonal en una perspectiva psicoanalítica, de Michael Washburn, y en él, el autor, uno de los más serios teóricos de la psicología transpersonal, expone por extenso y en detalle su modelo de desarrollo humano, desde el nacimiento hasta las etapas transpersonales, con un rigor y una coherencia que muchas veces se echan de menos en autores más reconocidos y admirados.
Washburn no sigue el camino especulativo, "de grandes rasgos", a que nos tiene acostumbrados el autor de Sexo, ecología y espiritualidad, ni se basa tampoco, como aquél, en las tradiciones orientales de sabiduría. Lejos de ello, sus puntos de referencia son Freud y los continuadores del psicoanálisis, más concretamente la corriente de las relaciones objetales; la psicología analítica jungiana, y la tradición mística occidental, en especial, la descripción de Juan de la Cruz de las noches oscuras de los sentidos y del espíritu.
Partiendo de la base de que el desarrollo psíquico no resultaría ser lineal, sino espiralado, con pasadas sucesivas sobre los mismos items, y con necesarias regresiones al servicio del desarrollo y la trascendencia, Washburn comienza la obra con una exposición de la complementariedad de las corrientes freudiana y jungiana, útil la primera para explorar el proceso de la primera mitad de la vida, en concreto la génesis y maduración del yo hasta su plenitud en la edad adulta; y también útil la segunda para comprender la crisis con que se inicia la segunda gran etapa del proceso vital, el subsiguiente proceso de individuación, en terminología jungiana, y la conjunción del yo y de las instancias no egoicas de psiquismo, en una totalidad más amplia y abarcante que los trasciende a ambos, proceso que, sin embargo, y caso de que se complete sin excesivos problemas, no culmina con la disolución de ese yo, sino con su reubicación en un lugar no central de un aparato psíquico ahora completamente desarrollado.
La obra prosigue con una descripción exhaustiva, etapa tras etapa, del desarrollo psíquico del ser humano, que comienza en el relativo autismo de la primera fase de vida, continúa con el descubrimiento-identificación con el objeto primario que constituye el cuidador principal, vivido como Gran Madre nutricia, y las sucesivas etapas de intimidad-independencia en relación con el mismo, a través de las cuales se va formando el yo, y que escinden al objeto en Gran Madre bondadosa- Devoradora terrible; la necesaria represión de los potenciales no egoicos y de relación que culminan con la resolución del complejo de Edipo, la maduración egoica que supone el periodo de latencia, la crisis de la adolescencia, con una auténtica regresión-recapitulación a etapas anteriores, imprescindible para continuar el desarrollo, la renovación de la represión de las instancias no egoicas y relacionales que supone la primera madurez, que Washburn califica de segunda latencia, y que lleva al ego a su máximo nivel de desarrollo, y finalmente, la crisis de la mediana edad, que inaugura un proceso de desrepresión de esas instancias no egoicas (el inconsciente colectivo jungiano, en otra nomenclatura) y de las potencialidades de relación profunda con otros seres humanos. Este proceso, aterrador para el ego, hace necesaria una nueva y más intensa recapitulación-regresión, esta vez al servicio de la trascendencia, y transcurre a través de la angustia existencial y anonadamiento de la noche oscura de los sentidos, y la confrontación y rendición -que no disolución- ante las instancias no egoicas del psiquismo, que supone la noche oscura del espíritu.
La obra se complementa con una excelente presentación de los posibles desvíos más o menos patológicos que pueden aparecer en el proceso, como la depresión, los estados narcisistas y borderlines (fronterizos), las patologías existenciales, etc.
Para una psicóloga como yo, el libro de Washburn resulta de particular interés por el rigor y el detalles de sus descripciones, por el excelente uso de la terminología, y por la ausencia de toda pretensión de cosa extraordinaria en un proceso presentado como el desarrollo normal (que no general) del psiquismo hasta la integración de todas sus instancias y capacidades. Y para los psicólogos clínicos interesados (también) en los aspectos no personales del psiquismo, puede resultar de verdadera utilidad práctica.
Una advertencia: No se trata de un libro difícil, pero sí muy técnico y especializado. Y, por cierto, nada "místico" en el sentido usual.
Pero esclarecedor. Y fundamental para hacerse una idea de por dónde pueden (y deben) imbricarse la psicología (más o menos) académica y la transpersonal, en el mejor sentido del término.
Altamente recomendable para los interesados en la materia, e imprescindible para los profesionales de la psicología.

Una mañana de febrero

A pesar de la temperatura casi primaveral, el arroyo sigue helado hasta el fondo en los tramos más umbríos.
Campo de invierno. Los almendros, aún adormecidos por el frío de las últimas semanas, se niegan a florecer. El romero, que antes de la ola polar estaba sacando algunas pinceladas azules, ha vuelto a ser únicamente verde. Todavía quedan manchas de nieve escondidas entre las piedras del borde del sendero.
Me siento en una roca soleada, junto al arroyo helado. El rebaño de cabras salvajes, que parece haberse resignado a mi presencia ocasional, pasta esparcido por la ladera.
Todo está tranquilo... por fuera.
El paisaje interno, es otra cosa.
Hay, es cierto, un lugar de calma cuya irradiación puedo percibir. Pero está rodeado de inestabilidad, cambios, miedos y un profundo cansancio.
Junto a mí, una araña cruza el riachuelo caminando sobre la corriente helada.
Pasan las horas de la mañana de febrero.
Una mañana cualquiera de mi vida.

viernes, 24 de febrero de 2012

Abba: La ternura de Dios (reedición)

Hoy me apetece volver a publicar una entrada que ya tiene casi dos años.
En este momento, seguro que escribiría algo muy diferente. Pero el sentimiento esencial, la infinita nostalgia del amor de Abba, sigue siendo el mismo. Probablemente, moriré con él.


"Cuando Israel era niño, yo le amé; yo, desde Egipto, vengo llamando a mi hijo. Pero cuanto más los llamas, más se apartan... Yo enseñé a andar a Efraim, lo llevé en brazos, pero no reconoció mis desvelos por cuidarle. Los até con ataduras humanas, con ataduras de amor; fui para él como quien alza a una criatura hasta tocar sus mejillas, y me bajaba hasta él para darle de comer."
Oseas, 11, 1-4.



Releyendo el texto sobre meditación hesicasta que publiqué hace un par de semanas en este blog (Gracias, Blanca, porque fue en el tuyo donde lo encontré), me maravillaba ante la belleza de la oración de Jesús, el sencillo "¡Abba!", como culmen de un camino que pasa por lugares interiores aparentemente mucho más sofisticados.
La traducción más aproximada de Abba es nuestro infantil "papá". Pero yo pensaba también en una madre, en "mamá", y me sonreía de nuestra ingenuidad al pretender, de alguna manera, "conocer" a Dios, cuando probablemente sea más "verdadero" visualizarnos como un bebé en sus brazos... o en su vientre. Porque "en Dios vivimos, y nos movemos, y tenemos el ser".
Pero hoy recordaba las palabras de Jesús: "si no os hacéis como niños..." y me podía imaginar corriendo desde el patio de juegos hacia los brazos de mi Madre, porque me he hecho daño en una rodilla, o porque me he peleado con mi mejor amiga, o porque tengo hambre, o sed, o miedo... o porque, simplemente, ha llegado la noche y es hora de "dormir". Y podía imaginar a mi madre respondiendo a mi demanda y, luego, sin tratar de retenerme, impulsándome a volver de nuevo al juego, "olvidándome" de ella y "perdiéndome" en mis correrías de hijo pródigo, de joven rico, de ciego que clama por curación, de... todos y cada uno de los personajes que represento, he representado, representaré en mi vida, en todas las vidas, para volver de nuevo junto a ella, entrar y salir de su regazo en un ciclo aparentemente interminable, en el que también soy ella, soy ella explorándose a sí misma, jugando a ser yo, a ir y venir, gozar, sufrir, buscar consuelo y abrigo, reconocerse y olvidarse...
Ser niña de nuevo. Ser niña de nuevo en los brazos de mi abba, sin falsa vergüenza, sin importarme un pito todo lo que de más "complejo" o menos "ingenuo" haya aprendido en mi vida. Conocer a mi abba, no como alguien que comprende, sino como la niña que vive, absolutamente confiada, en la irradiación del amor de sus padres.
Puede que haya imágenes, en otras tradiciones, tanto o más hermosas, penetrantes o sintéticas que ésta. Las conozco, las amo y con frecuencia las visito y me sumerjo en ellas. Pero este "¡Abba!", esta filiación, este amor personal entre el Creador y la criatura, es mi herencia. Este es el jardín en el que fui plantada, aquí están mis raíces y la leche con la que me amamantaron, y aquí vuelvo una y otra vez a reencontrarme con un amor y una ternura más allá de toda evidencia y razón.
Y me pregunto cómo sería mi vida si siempre, siempre, pudiera permanecer en esta consciencia de hija amada, de hija amada en la que mi abba se complace. Y me río, porque en alguna parte de mi alma sé positivamente que lo soy, que soy esa hija amada lo recuerde o esté perdida en mis juegos, esos juegos que, por cierto, no tienen nada de malo. Son, sencillamente, lo que a veces hago.
Y me vienen a la mente los locos de Dios, de cualquier tradición, Francisco, Meera, Rumí... Isa, hijo de Miriam, y por un instante, por apenas un minúsculo soplo del espíritu, puedo comprender, maravillarme y bendecir el absoluto abandono de sus vidas, vividas en la gracia del amor del abba.
Hay otra metáfora en mi tradición que también me es cara, la de los amantes, la de la completa dicha del romance con el Amado. Pero hoy quiero permanecer en la ternura de mi filiación, en el beso -inesperado- de mi abba, en la confianza de que mi vida, mi ser, y la vida y el ser de los que amo -de todos- están a buen recaudo en su infinita gracia.
Mañana será otro día.

Insh Allah

Exactamente, eso.

En la sartén

Me estoy friendo en la sartén de mis contradicciones.
Coño.

Alma

Alma, según Marion: Espíritu individualizado.
Según... no recuerdo quién: Primer vehículo del espíritu para habitar la materia.
Según yo: Ni puta idea. Pero haberla, hayla. Afirmo.

Pregunta

Alma mía,
¿qué quieres
que haga?

A.S.

jueves, 23 de febrero de 2012

Una pequeñez como la nuestra

Ante el destino
-otro nombre
de Dios-
sólo el silencio
cabe.

Pero no es
ciego

-o no del todo-

ni inmutable,
ese divino
rostro.

Sucede,
al parecer,

que el precio
de un destino

diferente

es demasiado caro
para una pequeñez

como la nuestra.

A.S.

Antidisturbios y chiquillos

A mí me pilló en el coche.
Desde allí contemplé, atónita, cómo una desproporcionada cantidad de antidisturbios apalizaban a un par de centenares de chiquillos de instituto, hartos de helarse en clase por falta de pago en la calefacción.
La reacción, claro está, no se hizo esperar. Al día siguiente, mientras las imágenes de las cargas policiales daban la vuelta al mundo, miles de personas de todas las edades, encabezadas por unos padres muy, muy cabreados, tomaban las calles de Valencia, y la protesta se generalizaba a otras ciudades.
Adolescentes y jóvenes de mi entorno estuvieron allí. Algunos fueron detenidos. Otros, lesionados. Un amigo muy querido de mi hija, fue rodeado y pateado por varios policías. Una compañera de clase de mi hijo, herida en una pierna. Cardenales y golpes, a granel.
No sé quiénes dieron las órdenes. Pero, además de brutos y desproporcionados, deben ser idiotas.
No hay mejor forma de montar un buen lío que pasarse de rosca.
Y se pasaron.
Con todos los pronunciamientos.

Para pedir la dimisión de la delegada del gobierno:

http://actuable.es/peticiones/pide-cese-paula-sanchez-leon-como-delegada-del-gobierno

Una esperanza ciega

La
única
diferencia

resulta ser

una esperanza ciega,
rezagada

en la caja vacía
de una Pandora,

también ella,
inocente.

A.S.

Cambiar de mito

No sé
cómo cambiar
de mito.

A.S.

Así son las cosas

Es lo que es.
Ocurre
lo que ocurre.
Soy
lo que soy.

A.S.

Gracia

Pido a mi alma
gracia
para que el miedo
no determine
mi camino.

Pido a mi alma
gracia
para que el dolor
no determine
mi camino.

Pido a mi alma
gracia
para que bien y mal
no determinen
mi camino.

Pido a mi alma
gracia
para que el amor
no determine
mi camino.

Pido a mi alma
gracia.

A.S.

Integridad

Llamarme Amelia.
Tener cincuenta y siete.

Un sobrepeso
de ocho o nueve kilos.

Dos embarazos.
Un cuerpo maduro.

Haber formado
una familia,
criado hijos,

amado,
amado,
amado.

Estar entrando
en otra etapa
de la vida.

Querer vivirla
en su totalidad.

Saber que necesito
seguir amando
más,
de una manera
más profunda.

Confiar en que puedo
sencillamente ser amada
en todos los sentidos.

Habitar
los paisajes del alma,
el alma de la tierra,
el lugar de los hombres.

Sentir que es
suficiente.

Que lo que soy,
que lo que voy a ser,
es suficiente.

A.S.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Silencio

Un lago
en el valle,

alimentado
por el río
de silencio

de mi
corazón.

A.S.

Sola

Ahora
estoy sola.

Ahora
vivo conmigo
en una casa
de silencio.

Ahora
busco un espacio
que sea mío
donde posarme

en completa
quietud.

A.S.

Un anhelo sin forma

Hay
un anhelo
que no tiene forma.

Hay
un anhelo ciego
de
despliegue.

A.S.

En un puro destino

Dios
ha creado
los caminos cerrados.

Dios
ha creado
los caminos oscuros,
los caminos posibles,
los únicos caminos.

Dios
se despliega
en un puro
destino
necesario.

A.S.

Conmigo

Camino
por el bosque
de mí misma.

Navego
por los mares
de mi alma.

Me pierdo
por senderos
de silencio.

Paz
para mi corazón.

Plenitud
para mi espacio abierto.

Libertad
para mi manantial.

A.S.

Un territorio libre

Ha
de existir
un territorio libre.

Un paisaje del alma
donde dejar
al manantial
del corazón

fluir
en libertad.

A.S.

El alma que nos vive

Hallar descanso
en un claro
de los bosques
del alma.

Sentir el alma
empapada de alma.

Acariciar
el cuerpo
de tu alma,
con las manos
del alma
de mi cuerpo.

Caminar
por el mundo
comulgando.

Abrir
el corazón
a tu silencio.

Des-contener el flujo,
abandonarse
a la unión de los ríos,

al misterio
del alma
que habitamos.

Al misterio
del alma
que nos vive.

A.S.

Con ambos

Caminar,
en comunión,
por los paisajes del alma.
Por los paisajes del cuerpo.
Por los paisajes
del corazón y
del mundo.

Con el otro
o
conmigo misma
o
con ambos.

A.S.

Salvo la soledad

Cualquier camino
al que me vuelva
está cerrado.

Salvo la soledad.

Vértigo

Desde la cima
de la colina,
desde el alto lugar donde se accede
inesperadamente
un día,
se divisa el camino,
se puede
saber la dirección,
la probable tendencia,
y en cierta forma es fácil
decidir lo que el tiempo
ya ha decidido en cierta forma,
desde cierto lugar
al que tan sólo
se ha mirado a hurtadillas.

Decidirse con miedo.
Con dolor.
Con vértigo y con culpa,
Con compasión
por el dolor de todos.
Por el dolor
que a mí también me alcanza.
Y, sí, con una culpa
inevitable.

Pero el camino
desciende rumbo al valle.
Se pierde entre los bosques.
Atraviesa pantanos,
llanuras,
cordilleras.

El camino
se vuelve largo y lento,
se oscurece en las noches,
serpentea en las curvas,
oculta su sentido,
y con él nos perdemos.
Con él nos ocultamos.
Con él advienen el terror
y la duda.

El vértigo.
La pérdida
de toda referencia.

La persuasiva voz de la razón
en desigual combate
con la callada voz del alma.

A.S.

martes, 21 de febrero de 2012

Inevitablemente

Me siento
a mirar
cómo se seca una planta,
cómo se deshace un mundo,
cómo toma forma el futuro.
Me siento
a tener miedo
y a saber
que así son las cosas
inevitablemente.

A.S.

jueves, 16 de febrero de 2012

Aprender a servir

Hace dos años comentaba, medio en serio medio en broma, que andaba en descenso del jnana yoga al bakta yoga, de la vía del conocimiento a la del amor. Y que seguramente eso me definía como un alma "de segunda".
Constato con jocosa consternación que vuelvo a "descender", esta vez del bakta yoga al karma yoga. Vamos, a la vía del servicio. Que debe ser ya el colmo. Ua tercera vía para almitas de tercera.
Ojalá tenga conocimiento, amor y valor suficientes para aprender a servir.
A servir al mundo sin olvidarme de mí, que también hago parte de ese mundo.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Un dolor necesario

Duele
lo que me duele
y
lo que te duele.

Duele
el amor,
con un dolor
necesario.

A.S.

Hacia lo otro

Imposibilidad
de decir
lo completo.

Las palabras
sólo contienen
el poder de apuntar,
más allá de su cerco,
hacia lo otro.

Hacia lo otro.

A.S.

Mujer y máscara

Es joven. Fue bonita. Ha perdido lo que más amaba. Tiene quemado un porcentaje alto de su cuerpo, y el rostro señalado para siempre.
Su sufrimiento ha sido inmenso.
Pero además, además de lo vivido, además de lo perdido, ha de llevar sobre su faz torturada una doble máscara.
Una primera capa, de plástico duro, le cubrirá la cara. Una segunda capa, de elástico oprimente, fijará la anterior y envolverá toda su cabeza las veinticuatro horas del día de cada día. Con apenas unas diminutas aberturas para boca, nariz, ojos, oídos.
Cuando, estremecida, pregunté a los médicos cuánto tiempo ha de vivir debajo de ese infierno asfixiante, me respondieron que un año completo.
A fin de favorecer una regeneración lo más correcta posible de la piel quemada.
Me siento humilde ante esta tragedia cotidiana y anónima.
Me siento humilde ante la capacidad de una mujer sencilla para afrontar, con gracia y valentía, un rosario de experiencias terribles, un Gólgota salvaje, desconocido, oculto, como una joya en su estuche, en una habitación de hospital.
Me sobreviene un sentimiento de amor, de admiración, de maravilla, de reverencia, ante la belleza, la fuerza, la íntima libertad del espíritu humano, de lo humano, de lo divino (¿qué puede haber más divino?) encarnado (¿o/y gestado y dado a luz?) en esa mujer, esa mujer que nos honra con su sufrimiento y su valor y su dignidad.
Que honra lo humano, nuestra bendita, hermosa, simple, profunda, humana terrenalidad.

Servicio

Un amigo me hablaba, no hace mucho, de la constante biográfica de su necesidad de servicio a Dios.
Yo prefiero servir al mundo.
Ambas cosas son, desde luego, lo mismo, pero difiere el movimiento interno, la dirección inicial de la mirada.
Sirviendo a Dios aparece, necesariamente, en la consciencia, el imperativo ético de servir al mundo.
Sirviendo al mundo se percibe, con claridad meridiana, la divinidad que le es inherente.
Dios y mundo, mundo y Dios, cuerpo y alma, matrimonio sagrado, coniuctio oppositorum, identidad última de lo que es consigo mismo y con nosotros.
En nosotros y nuestro amor y nuestra mirada.

Un territorio desconocido

Una mirada nueva,
inocente,
sobre un territorio
desconocido.

Una mirada
que permita alumbrar
lo no vivido,

lo nunca hollado
por lo vivido,

lo nunca transitado
por quien
he aprendido
a ser.

Una mirada
que me re-constituya
en libertad.

A.S.

martes, 14 de febrero de 2012

Verdades contradictorias

“ ... Llega la hora en que aquello que querías decir no lo has dicho por causa de otra palabra que querías guardar, porque también ésa querías decir; y qué sucede, que dos verdades se resisten. Y comienzas a tachar como comienzas a amasar en tu greda una sonrisa que al principio te desafía. No escoges una y otra en nombre de una lógica verbal, sino que buscas la piedra angular de tus verdades contradictorias.”
(Saint Exupery)

lunes, 13 de febrero de 2012

De todo lo vivido

De todo
lo vivido
conservan
el brillo,
la pureza
de lo radicalmente
verdadero,
mis hijos,
el movimiento
del corazón
hacia el alivio
de lo que sufre,
y una cierta ternura,
un cierto amor,
no exento de tristeza,
por este mundo
efímero,
de alguna forma
hermoso
en su crueldad,
improbable
en su sorprendida
existencia.

A.S.

Mas de lo mismo

Libros,
conocimiento,
comprensiones
sutiles,
hombres,
trabajos,
viajes,
creatividad,
poemas,
maestros,
experiencias
"espirituales",
Dios...

Más
y más
de lo mismo.

A.S.

Para lo que da

Da
para lo que da,
esto
de la vida.

O tal vez
yo
no le pillo
el truco.

A.S.

El final de un mundo

Un mundo
que se acaba.

Haría falta
ser más joven,
más radicalmente
inocente,
para creer
en la posible
plenitud
de lo que viene.

A.S.

jueves, 9 de febrero de 2012

Algo del otro lado

La red
del poema
trae
a mi playa
algo
del otro
lado

(a veces)

A.S.

De cristal

Hay
mundos
de
cristal

(y de
palabras)

A.S.

Palabras de cristal

Hay
palabras de cristal
que dejan ver
el mundo.

A.S.

Al otro lado

Pero hay
palabras ventana,
palabras
puerta,
palabras
para pasar
al otro
lado.

Invierno

Gobierna
el dios
del frío.

Sobre la piel
se escarcha
la humedad
de las lágrimas.

A.S.

Mañana de febrero

Luna llena
en el cielo
del amanecer.

Escarcha
sobre los campos.

Frío
a los dos lados
de la piel.

A.S.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Una de sofistas

1° Nada existe.
2° Si algo existiera, no sería cognoscible por el hombre.
3° Aunque fuera cognoscible, sería incomunicable a los demás.

(Gorgias. Siglo V a.C.)

(Debe ser que no estoy de humor esta tarde)

martes, 7 de febrero de 2012

El paro como negocio (Luís García Montero)

"El paro supone una tragedia humana, pero es muy rentable para una determinada manera de entender la economía. Si no fuese un buen negocio, resultaría imposible comprender por qué, en un país tan castigado por el desempleo como España, se aprueban medidas destinadas a avivar el incendio. La obsesión por el déficit, el recorte en las inversiones públicas y la reforma laboral que marcan los pasos de la política en los últimos tiempos sólo sirven para generar más paro y debilitar los puestos de trabajo existentes. El Estado se ha convertido en una empresa con una alarmante afición al despido.

El paro crea malestar entre la gente y paraliza el consumo, una parálisis que a su vez genera más desempleo. Pero este círculo vicioso no representa un peligro urgente para la economía actual. Es decir, los poderosos pueden tomárselo con calma y apretar la cuerda del sufrimiento humano. En la economía mundial, la producción de riqueza cuenta hoy muy poco. La ganancia que generan los movimientos abstractos de la especulación es 75 veces superior a los dividendos que producen todos los trabajadores del mundo cuando se levantan cada mañana para sembrar tomates, arreglar una cañería, pescar, hacer un avión o escribir un libro. Adán fue expulsado del paraíso para que ganase el pan con el sudor de su frente. Así entró en el mundo del trabajo y la economía. En los últimos años hemos asistido a una nueva expulsión de Adán. El ser humano sobra ya en los movimientos abstractos del dinero. Por eso se le puede dar a elegir con tranquilidad entre el paro o la obediencia del esclavo.

La economía esclaviza, pero la capacidad de respuesta de los trabajadores parece muy limitada. Si todos los seres humanos se pusiesen en huelga general, la maquinaria del dinero podría resistir bien durante un tiempo sin que temblaran sus intereses. La nueva serpiente no necesita el sudor de los cuerpos, puede ser ciega al drama. Sólo exige que las leyes la dejen especular de forma despiadada. Al fin y al cabo, la compasión siempre fue más propia de los mortales que de los dioses coléricos. La serpiente ha conseguido fundar sus nuevos mandamientos al servicio de una economía especulativa en la que el trabajo tiene un papel muy menor. De ahí que la izquierda no sólo haya perdido unas elecciones, sino también una cultura social.

La geografía a la que hemos sido arrojados en esta segunda expulsión se parece mucho a la intemperie. Los bancos ganan dinero especulando con la deuda pública y con la bolsa. No necesitan trabajar con las familias o las empresas. A los negocios que quieren mantenerse, se les ofrece una salida inmediata: abusar de los derechos laborales de sus trabajadores. Y los trabajadores aceptan cualquier cosa por precaria que sea. El miedo invita a la supervivencia, no a la defensa de los derechos. La reforma laboral anunciada sólo servirá para maltratar aún más a los ciudadanos sobrantes en la economía especulativa. Así los bancos, cada vez más despegados del territorio y del trabajo, dedicarán sus activos a la especulación.

La confesión insidiosa de Mariano Rajoy anunciando una huelga general tiene tanto veneno como las acusaciones contra la política formulada por el banquero Emilio Botín. Los ciudadanos deberían tener cuidado con los consejos de las zorras a la hora de cargar las responsabilidades de la situación laboral sobre las espaldas de los sindicatos. Tampoco deberían acomodarse en el descrédito de la política. Y es que la avaricia especulativa actual no pide soluciones sindicales, sino políticas. Hay que conquistar el crédito de unos nuevos mandamientos. Se trata de la defensa política del trabajo y la ciudadanía contra la especulación.

La derecha española intenta utilizar el ruido del activismo moralista (no al aborto, sí a la educación arzobispal y la cadena perpetua) para ocultar el gran silencio de su política contra el paro. Viaja a Alemania, recibe órdenes y las cumple a latigazos en la piel de los españoles condenados a galeras. En el festejado modelo alemán, siete millones de trabajadores cobran sólo 400 euros al mes. La sociedad esclavista tuvo pleno empleo. Los gobernantes que actúan al servicio de la economía especulativa son traficantes de esclavos y viajan en barcos negreros."

Fuente: http://blogs.publico.es/luis-garcia-montero/211/el-paro-como-negocio/

lunes, 6 de febrero de 2012

Lo humano femenino

"Y Dios creó al hombre.
A imagen de Dios lo creó.
Varón y mujer lo creó"
(Génesis)


¿Que diré de las mujeres que humanizaron, que humanizan el mundo?
Pienso en esa infinita corriente de sacralidad, de sacralidad femenina, y se me llena el corazón de amor, de gozo, de orgullo, de reverencia.
Pienso en las infinitas, anónimas, amorosas hembras prehumanas y humanas, que han formado, forman, formarán nuestra terrenalidad con sus cuerpos. En la infinita cadena de cuerpos que se han ido pasando unos a otros la antorcha de la vida.
Pienso en el trabajo de las mujeres. En las incontables horas del mundo empleadas en gestar, dar a luz, nutrir, cuidar, curar, consolar, recolectar, conservar, alimentar, vestir, recibir, festejar, despedir, limpiar, reponer...
Pienso en la cerámica primitiva, que lleva impresa en su barro la huella de dedos femeninos.
En las manos que pueblan las paredes de las cuevas, de las que tantas y tantas dan testimonio del juego de las mujeres y sus hijos.
Pienso con gratitud en Lucy, la pequeña australopitecina cuyos restos nos han permitido conocer tantas cosas de la dura y breve vida de nuestros ancestros.
Me inclino con veneración ante la femineidad rebosante de las Venus de piedra, ante los vientres preñados, los pechos nutricios, las formas terrenales de la mujer que soñaron y plasmaron quienes nos precedieron.
Amo los mitos que nos permiten beber del río de nuestros orígenes. Amo a Lilith, la rebelde que fue maldecida por reclamar su paridad. A Sejmet la leona, Basti la gata sagrada, Perséfone la doncella, Demeter la madre, Hécate la sabia, Kali la que destruye y despeja, Circe la que guía, Venus la que da y recibe placer, Atenea la que civiliza, Inanna la solar, Ereshkigal la oscura, los mil y uno rostros de la eterna Diosa.
Amo la belleza de Nefertiti, el coraje y la cultura de las hetairas (Salve, Aspasia, Friné, hermanas queridas), la sabiduría de las filósofas y científicas de la antiguedad, la canción de las poetas (amada, amada Safo, que cantaste como nadie a la estrella de la tarde).
Amo el valor indomable de las mujeres bíblicas, las guerreras como Déborah, las matriarcas como Eva, Sara, Agar, Lía, Raquel, las profetisas, las abrasadas en el amor humano y divino, como la Sulamita del Cantar de los Cantares. Y la entrega confiada de María, el cotidiano heroísmo de Magdalena, el sufrimiento de las mujeres al pie de aquélla cruz que no se desenclava nunca, esa cruz de la que penden hijos, esposos, amados de todas las mujeres de la tierra. Esa cruz de la que pende el corazón de todas las mujeres de la tierra.
Amo a las sanadoras, sacerdotisas, brujas, parteras, que aliviaron y supieron y osaron, y pagaron por ello.
Y a las que asumieron en silencio el oscuro lugar que ocupó durante siglos lo femenino, a fin de asentar la conciencia diferenciada masculina.
Y a las que se rebelaron. Las prostitutas, brujas, monjas, guerreras, locas, vagabundas, que conservaron el fuego de la paridad y supieron valorar y usar los dones que les habían sido concedidos.
Amo a las mujeres de Dios, cristianas, islámicas, animistas... Las beguinas, las ermitañas, las que fundaron y poblaron monasterios, y las que ardieron en el monasterio de sus corazoones.
Amo a las damas de las Cortes del Amor, que civilizaron Europa.
A las reinas prudentes y valerosas.
A las aventureras que buscaron, conquistaron, visitaron, conocieron.
A las que abrieron sus mentes, sus salones y sus corazones en la Edad de la Razón.
A las que no bastó con eso, y volvieron a reclamar paridad (honor a Mary Wollstonecraft).
A la vida oculta y riquísima de las Brontë, de Emily Dickinson, de Jane Austen, que escribía a hurtadillas por no tener una habitación propia.
A las que salieron, salen, saldrán a la calle, para reclamar el voto en Europa, ir a la escuela en Afganistán, conducir en Arabia Saudí.
A las que recorren-han recorrido-recorrerán caminos y desiertos, con sus hijos en brazos, en busca de comida, agua, vida, dignidad.
A las violadss, mutiladas, esclavizadas, victimizadas en todas las guerras de este mundo.
A las deportadas, prostituídas, repudiadas.
A las que cogieron las azadas, los tractores, las máquinas, a las que hicieron continuar la vida mientras sus hombres estaban en las guerras.
A las que sigueron y siguieron haciéndola posible, cuando ellos no regresaron nunca.
A las que reclamaron una habitación propia.
A las que salieron a la plaza pública, y ganaron dinero, y lo que es más importante, ganaron esa habitación.
A Maríe Curie, que fue reconocida, y a todas las sabias, científicas, artistas, filósofas, médicas, psicólogas, que no lo fueron, y cuyos nombres y cuyas obras se ocultaron tras nombres y obras (no tan) masculinos.
A las que piensan, descubren, investigan, escriben, pintan, danzan, dirigen, trabajan, crean, sirven, desde su alma y su corazón y sus entrañas, además de su mente.
A las que tienen miedo y siguen amando, tienen miedo y siguen haciendo, tienen miedo y siguen viviendo.
A las que sueñan, buscan, crean, recorren nuevos caminos.
A mí.
A lo femenino en el interior de los hombres.
A los hombres y mujeres de la tierra.
Mi amor. Mi respeto. Mi orgullo. Mi reverencia.

En resonancia con una visión de lo humano

Yo no sé gran cosa de Dios. Es más, no creo en un dios personal, aunque en ocasiones hablo con él como si creyera, y le rezo (me rezo, nos rezo) como si creyera.
Pero llevo al mundo, y a lo sagrado del mundo, clavado en el corazón. Creo que la mirada humana sacraliza el mundo, y que el impulso que creó el cosmos es un impulso sagrado que ya amaba, que ya anhelaba, que ya buscaba, al hombre y su consciencia y su mirada. Que el cosmos, y Dios, se hacen en nosotros conscientes de sí mismos, y se aman en nuestro amor por ellos (y se odian en nuestro odio). Y que este proceso sin fin continuará en nosotros y nuestra progenie, en la progenie de los seres humanos-puente-hacia lo que venga después.
Pero, venga lo que viniere, el ser humano, la expresión humana del Dios-todo, es-será-habrá-sido, en su terrenalidad, en su ser de la Tierra y asumir la tierra y fugarse cada vez menos de la tierra. En su amar la tierra, fecundar la tierra, ser uno con la tierra, y honrarla con su humanidad.
Creo que, siendo quien es sin fugas, el ser humano honra a Dios y a la Tierra y, sobre todo, se honra a sí mismo.
Y creo, sí, que el Dios-cosmos-nosotros, depende de nosotros para saberse, aquí y ahora, o tal vez que somos la expresión-de-Dios que sabe, y/o que Dios es la expresión de la divinidad del hombre y la materia toda.
No sé, no tengo palabras para plasmar esta intuición, pero sé que únicamente llegaré a la plenitud del dios-que-soy asumiendo mi humanidad, mi terrenalidad, mi animalidad, mi materialidad, hasta las últimas y sagradas consecuencias.
Y que, al crucificarme en la aceptación de mis contradicciones, Dios se crucifica, que cuando crezco, DIos crece, que, cuando sufro, Dios sufre, y que cuando me construyo, construyo a Dios, y a algo que va más allá de Dios y de mí.
Lo que es, la canción de lo que es, el amor de lo que es, la vida sagrada de lo que es, porque yo soy y porque lo miro y me miro.
Lo que es de lo que soy expresión, y que me expresa.
¿Tiene sentido algo de esto?

sábado, 4 de febrero de 2012

Sin tiempo

Asusta
estar en la punta
del dedo
de la vida,

en el límite
de un camino
intrazado,

con todo
lo porvenir
por crear.

Sin tiempo.

A.S.

Llanto para mí

Lloro
por los límites
que configuran
mi vida.
Que le dan forma.
Que me dan forma.
Que la aprisionan.
Que me aprisionan.

Lloro
por los límites
de mi tiempo,
por la experiencia
escasa,
dolorida,
atormentada,
de mi pequeño
tiempo,
por la unívoca necesidad
de mi único
sendero.

Lloro
por mí,
por todo lo vivido
y por lo no vivido,
por lo que fue
y lo que es
y lo que no será nunca.
Por lo que amé,
lo que amo,
lo que amaré,
y su limitación.

Lloro
por los caminos
cerrados
que anhela
mi
corazón.

Lloro
porque estoy llorando,
porque necesito llorar,
porque cada lágrima
es una pequeña caricia,
un pequeño regalo de ternura
sobre un dolor de siglos,
sobre un dolor
que es mío,
que siempre supe que sería mío.

Lloro para mí
y para nadie más.
Para abrazarme,
para reconfortarme a mí misma
como a una niña,
como a una niña pequeña
que acaba de descubrir
la soledad
y el frío
del mundo.

A.S.

viernes, 3 de febrero de 2012

Ni sí ni no

Hay direcciones (las del sí) por las que no es.
Y direcciones (las del no) por las que tampoco es.
Y, cuando no parece haber más direcciones,
sólo cabe un salto de plano.

Hacia lo aún increado.
Lo desconocido que nos expresa.
Que nos va expresando.

O sea, que ni idea.
Ni la más puta idea.

En silencio

Hay paisajes en el alma de los seres humanos, ante los que sólo cabe el silencio.

jueves, 2 de febrero de 2012

Donde se posa la ternura

Un pájaro
asustado
entre las
manos.

La oscura
piel
del alma.

Un amor
infinito.

El espacio
profundo
de la
calma.

A.S.