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POEMAS Y TEXTOS (nombrando paisajes, misterios y silencios) ameliadesola.blogspot.com.es



lunes, 30 de abril de 2012

Y... nos vemos mañana, en la calle

Pues eso.

Haikus de primavera tardía

Abril tardío.
Arrecia sobre el campo
la primavera.

Cabras salvajes
junto a la vieja ermita
de San Lamberto.

La mariposa
se asoma a los cristales
del parabrisas.

Sobre la tierra,
la sombra de la encina
se agita al viento.

En la cuneta
asoman la cabeza
las amapolas.

A.S.

Una fotógrafa muy, muy amateur


Toma ya, estilazo.

Una antigua masía


En la ladera,
las paredes de barro
de la masía.
A.S.

Troncos de encina


 
Junto al camino,
los troncos derribados
de las encinas.
A.S.

Piedra y musgo



Sobre la roca
tiende el musgo su alfombra
de terciopelo.

A.S.

Vísperas de mayo y amapolas


Enciende mayo
la linterna escarlata
de la amapola.
A.S.


Orquesta el viento
un ballet alocado
sobre la hierba.
A.S.


Las bailarinas
agitan, en la danza,
sus faldas rojas.
A.S.


domingo, 29 de abril de 2012

Boddhisattvas

Me inclino
ante los boddhisattvas de este mundo.
Ante los hombres y mujeres
que toman en sus manos,
sin ruido,
el trabajo
de Dios.

A.S.

Los Yayoflautas

Un alud
de bastones,
una marea
de cabelleras blancas,
un caudaloso manantial
de prótesis,
de rodillas
operadas,
de cataratas
en listas de espera
interminables.

Una invasión de abuelos
asaltando autobuses
sin pagar el billete,
impidiendo deshaucios,
sorteando barreras,
anegando
burocracias oscuras,
covachuelas infectas,
promesas incumplidas.

Un sol anciano
que se niega a ponerse,
que calienta las plazas
en manifestaciones renqueantes
que toda la policía de este mundo
no puede disolver.

A.S.

La Madre que te Cuida

A Mamá Tunza (en swahili, La Madre que te Cuida), madre infatigable de trescientos cincuenta niños recogidos en los suburbios de Nairobi.

Cuánta vida
puede brotar de un vientre,
cuánto alimento
de unos pechos,
cuánto milagro
de un solo corazón.

La madre caudalosa
de los hijos de nadie,
la madre de la casa
de las puertas abiertas,

el centro incandescente
de un oscuro diamante
de suburbio y miseria.

Ella puede,
hace,
cuida,
acoge sin preguntas.

Ella sola,
sencillamente
sabe,
sencillamente
ama,
sencillamente
realiza la tarea
que el mismo Dios
olvidó
realizar.

A.S.

Hurra por los abuelos

Los «yayoflautas» o la indignación de la tercera edad

Un grupo de jubilados catalanes se convierte en protagonista de las protestas ciudadanas con sus ocupaciones de ambulatorios, entidades bancarias y agencia de calificación

Día 27/04/2012 - 15.07h
(Fuente: ABC)
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efe
Un grupo de «yayoflautas», frente a la consejería catalana de Interior
Se les ha visto y, sobre todo, oído, organizando un aperitivo mañanero frente a una entidad bancaria, “secuestrando” una línea de autobús en pleno corazón de Barcelona y colándose en la consejería catalana de Interior pero, ¿quiénes son los llamados “yayoflautas”? Y, más importante aún, ¿por qué protestan?
“Somos la generación que luchó y consiguió una vida mejor para sus hijos e hijas. Ahora están poniendo el futuro de nuestras hijas y nietas en peligro”,explican ellos mismos en su blog a través de una suerte de declaración de intenciones que hicieron pública el día que se presentaron en sociedad ocupando la central en Barcelona del Banco Santander el pasado 27 de octubre.
"Estamos orgullosas de la respuesta social y del empuje que están mostrando las nuevas generaciones en la lucha por una democracia digna de este nombre y por la justicia social, contra los banqueros y los políticos cómplices. Estamos a su lado, de sentimiento, a las asambleas de barrio y también a la acción", prosiguen en un texto fundacional en el que, alineándose al lado de los manifestantes del 15.M, este colectivo en el que la mayoría de integrantes roza o supera los 60 echa mano de la ironía para bautizarse como "iaioflautes".
"Si quieren descalificar su valentía llamándolos 'perroflautas', a nosotros nos pueden llamar yayoflautas'", añaden.

De las asambleas a la acción

De hecho, los "yayoflautas", un colectivo cada vez más numeroso, se conocieron en las asambleas de barrio que se celebraron a raíz del 15-M y tras constituirse de forma más o menos oficial el pasado 15 de noviembre, decidieron pasar a la acción. Y vaya si lo hicieron. Llegando en muchos casos más allá que sus hijos y nietos, los "yayoflautas" se han abierto camino en las redes sociales y cada una de sus acciones puede seguirse al detalle a través de Twitter y Facebook.
El jueves, sin ir más lejos, la red era un hervidero de tuits en los que se anunciaba que medio centenar de abuelos indignados habían ocupado la consejería catalana de Interior para protestar por las últimas detenciones al hilo de los disturbios del 29-M y habían conseguido que el secretario general del departamento, Xavier Gibert, acabase recibiendo a una delegación.
Antes de eso, este colectivo que ha trasladado la indignación a la tercera edad ya se había encerrado en un centro de atención primaria (CAP) de Bellvitge (L'Hospitalet de Llobregat) para protestar por el tijeretazo sanitario de la Generalitat e intentó tomar las oficinas en Barcelona de la agencia de calificación Fitch, aunque en este caso no llegaron a pasar de la recepción.

Bancos y autobuses

Con unos métodos de protesta cada vez más vistosos y llamativos, el pasado mes de febrero ocuparon un autobús de línea 47 de Barcelona para protestar, entre gran alboroto aunque sin intervenir en la ruta del autobús ni impedir la subida y bajada de pasajeros, por la subida del las tarifas del transporte público.
Otras de sus "víctimas" han sido la patronal Fomento Nacional del Trabajo, donde pidieron la retirada de la reforma laboral; una sucursal de la Caja de Ahorros del Mediterráneo en la que organizaron un vermut improvisado; y la sede del Departamento de Salud en Gerona.
Durante la huelga del 29-M también se les pudo ver instalados en el cruce de Paseo de Gracia con Gran Vía preparando bocadillos y repartiendo refrescos en apoyo a los piquetes informativos.
Su próxima actuación no tiene aún fecha concreta, aunque el propio colectivo ya ha adelantado que tendrá que ver con la educación, otro de los sectores más castigados por los recortes.

sábado, 28 de abril de 2012

1 de mayo

Espero que, por esta vez, y pensemos lo que pensemos de nuestros "gloriosos" sindicatos, las manifestaciones del 1 de mayo desborden las calles.
Que toca, coño.

Un trocito de tiempo

Apenas queda
un trocito de tiempo
para el hambre
del alma.

A.S.

En mi recuerdo

En mi recuerdo
estaba
fría
la mañana.

Hacía sol,
y aún
quedaba nieve
sobre los campos.

En mi recuerdo había risas,
ternura compartida,
una gozosa marejada
de posibilidad.

Después
llegó el silencio.

A.S.

Nido

Es
la querencia
animal
por otra carne tibia,

el abrazo
inocente
que nos junta,

la paz
recuperada

en el nido
viviente
de tu cuerpo.

A.S.

El tiempo del silencio

Si ha de venr
el viento
que despoja,

la noche
que consume
las hogueras,

la acometida
helada
del granizo,

si ha de venir
el pájaro
del frío,

la mordedura
blanca
de la nieve,

el túnel
de la ola,

la ceguera
mojada
de la niebla,

si ha de venir
la herida
de la zarza,

el abrazo
mortal
de las raíces,

la densidad
oscura
de la roca,

si ha de venir
el tiempo
del silencio,

que yo sea
capaz
de recibirlos.

A.S.

Hubo una vez

Hubo,
una vez,
un niño,

un pedacito tibio
de materia viviente,

un vendaval
de insólita ternura,

en el patio
de juegos
de mi alma.

A.S.

Los dientes del tiempo

El paso
de los días
va desatando nudos,

desgastando,
hilo a hilo,
la fuerza de las cuerdas,

alisando
la cabellera enmarañada
de los recuerdos.

Corren las horas,
las semanas,

los dientes implacables
de la fiera del tiempo,
atravesando carne,
sangre, nervio,

los puentes hechos de miradas,
los caminos
de caricias antiguas,
las puertas
del deseo,

consumiendo
la tibia consistencia
de lo que nos unía.

A.S.

viernes, 27 de abril de 2012

Despojo de derechos: ¿Vamos a hacer algo?


Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

(Niemöller, falsamente atribuido a B. Brecht)

Muchos españoles mayores de 26 años, sin derecho a sanidad


(Fuente: 20 Minutos)

Los mayores de 26 años no podrán acogerse a la 'cartilla' de sus padres y pagarán su Sanidad

Ana Mato
La ministra de Sanidad, Ana Mato, escucha desde su escaño las intervenciones durante la sesión de control al Gobierno en la Cámara Alta. (JUANJO MARTÍN / EFE)
Ampliar
Los estudiantes universitarios de 27 años a quienes se les ha alargado la carrera —o han decidido proseguir sus estudios o preparar una oposición— han recibido una mala noticia este martes. El Real Decreto-ley 16/2012 de medidas urgentes que se ha publicado en el BOE les excluye como beneficiarios de la cartilla sanitaria de sus padres. Y si no trabajan o han trabajado anteriormente, el Sistema de Salud les niega la cobertura a no ser que paguen su asistencia sanitaria.
Para ser beneficiarios deberán ser "menores de 26 años" o tener "una discapacidad en grado igual o superior al 65%""No van a tener ningún problema, su asistencia la van a tener garantizada", comenta a 20minutos.es un portavoz del Ministerio de Sanidad, que no especifica, sin embargo, si esa 'asistencia garantizada' tendrá que ser pagada posteriormente por el paciente.
El artículo 1 del Real Decreto ha establecido los nuevos requisitos para que una persona tenga derecho a recibir asistencia sanitaria en España con cargo a fondos públicos. Se establecen cuatro supuestos: primero, ser "trabajador afiliado" a la Seguridad Social; segundo, ostentar la "condición de pensionista"; tercero, percibir una "prestación o subsidio de desempleo"; o cuarto, "haber agotado el desempleo y figurar como demandante en la oficina correspondiente".
En resumen, si un residente en España no es trabajador, pensionista, parado o extrabajador en búsqueda activa de empleo... no tendrá la condición de asegurado ni podrá recibir, en consecuencia, asistencia sanitaria con cargo al Sistema Público de Salud.

Límite de ingresos

Hasta la fecha, las personas que no cumplían estos supuestos tenían una opción alternativa: figurar como beneficiarios de la cartilla sanitaria de otra persona que sí cumpliese alguna de estas condiciones. Una solución a la que solían acogerse los conyúges que no cotizaban a la Seguridad Social y los descendientes que tampoco trabajaban por estar estudiando.
Pero ahora el ministerio de Sanidad ha puesto un límite de edad a estos descendientes para que puedan acogerse a la cartilla de un familiar. Deberán ser "menores de 26 años" o tener "una discapacidad en grado igual o superior al 65%". Preguntado el Ministerio sobre este supuesto —descendientes mayores de 26 años que no cumplan los cuatro criterios de cobertura previstos—, un portavoz del departamento dirigido por la ministra Ana Mato asegura que "el punto 3 del articulado responde a esta pregunta".
Quedan dos meses para discutir el articulado con las ComunidadesEn este tercer apartado, efectivamente, se considera que en el caso de que no se cumplan ninguno de los supuestos establecidos, "las personas de nacionalidad española, o de algún Estado de la UE (...) podrán ostentar la condición de asegurado siempre que acrediten que no superan el límite de ingresos determinado reglamentariamente".
Pero en Sanidad aún se desconoce cuál será este límite de ingresos para que estos descendientes de 27 años, que antes podían estar cubiertos por la cartilla sanitaria de sus progenitores, puedan acceder a la condición de asegurado. "Quedan dos meses para discutir el articulado con las Comunidades, hay muchos puntos que deben desarrollarse aún", admiten en el Ministerio.

Rentistas... y opositores

¿No dispondrá entonces de cobertura un estudiante que disponga de una renta generada por una herencia, o por un alquiler inmobiliario? "Si no cumplen con las condiciones del decreto, tendrán que regularizar su situación con respecto a los cuatro supuestos, o carecerán de cobertura", apuntan desde Sanidad. Y carecer de cobertura, según el artículo 5 del Real Decreto-ley aprobado, supondrá "el pago de la correspondiente prestación".
Precisamente a este respecto, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha reprochado este martes la modificación de la condición de asegurado al Gobierno de Mariano Rajoy y haber dejado fuera del Sistema de Salud a los estudiantes de más de 26 años —ha puesto como ejemplo a los opositores— y a los rentistas. "Su amigo rentista debe estar bufando", le ha dicho a Rajoy recordándole un argumento que usó el presidente contra el impuesto de patrimonio.

Trato personas, no asegurados

"Trato personas, no asegurados”

Los sanitarios apelan a su código ético para defender la atención al inmigrante irregular

El sector denuncia que no puede ser vigilante del sistema

(Fuente: El País)

Sala de espera de un centro de atención primaria de Barcelona. / MARCEL·lÍ SÀENZ
 
“Trato personas, no asegurados”. Josep Basora, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), lo tiene claro. Siempre desde un punto de vista personal, el decreto que impide atender a inmigrantes en situación irregular no entra en sus planteamientos éticos. “Si tengo a una persona delante, me da igual que sea extranjera o no; la tengo que atender”, dice. Una visión que comparte el presidente de la Organización Médica Colegial (OMC), Juan José Rodríguez Sendín: "Igual que no me pueden obligar a hacer una eutanasia no pueden obligarnos a no atender a un paciente".
El planteamiento de Rodríguez Sendín y de Basora es el de la mayoría de los profesionales sanitarios, que con inquietud apelan a su código deontológico para defender la atención los inmigrantes en situación irregular que desde el 1 de septiembre no tendrán derecho a la tarjeta sanitaria, según el real decreto de ajustes publicado esta semana por el Gobierno."Un paciente es un paciente negro, blanco o mediopensionista, y deontológicamente no le podemos abandonar. Es una locura. No somos policías ni inspectores, si a mí como médico me piden asistencia la tengo que dar, otra cosa es que no pueda utilizar las tecnologías que tenga mi centro--, y luego ya se verá la parte administrativa", dice el presidente de los médicos españoles. Y esa idea de que ellos van a tener que actuar como policías del sistema para evitar supuestos fraudes o simplemente para que se cumpla una norma les incomoda enormemente. Algunos aseguran que no lo acatarán. Practicarán, dicen, la insumisión. O una especie de objeción de conciencia, pero a la inversa.
La Coordinadora Anti-Privatización de la Sanidad Pública de Madrid ha sido la que ha prendido la mecha. “Hacemos un llamamiento a la ética de todas y todos los profesionales de la sanidad pública para la atención completa a este grupo de población [más de 150.000 personas], perteneciente en gran medida a los grupos más desfavorecidos. Al mismo tiempo, reivindicamos el derecho a la objeción de conciencia por parte de todos los profesionales a la aplicación efectiva del real decreto ley por inmoral, injusto, y peligroso en términos de salud pública”, indican.
Semfyc, la sociedad que preside Basora, con más de 20.000 profesionales, “manifiesta su rechazo a la decisión ministerial de limitar el acceso a la sanidad a los inmigrantes ‘sin papeles”. Además, desea “advertir de los riesgos sanitarios” de dejarlos “sin el acceso a una atención continuada, ya que restringir su atención a través de las urgencias puede generar mayores gastos y dificultar el control de enfermedades”.

Máximo González Jurado, presidente del Consejo General de Enfermería, cree que los principios éticos del profesional chocan con la medida emprendida por el ministerio de Ana Mato. “La filiación jurídica del paciente no es un problema nuestro cuando se tiene delante a una persona que tiene un problema de salud. Está claro que no nos podemos negar a atenderlos. Sobre todo si no tenemos garantizado que esas personas, que han sido nuestros pacientes, reciben la atención que necesitan por otra vía”, sostiene. “Nosotros no entramos a analizar el problema de la inmigración irregular, que, además no es turismo sanitario”, aclara. “Pero si estas personas están en España y necesitan una atención sanitaria, como profesionales debemos dársela. Otra cosa es que haya filtros antes de llegar a nosotros”, dice.
González Jurado no niega que el sistema sanitario necesite medidas para garantizar su sostenibilidad, pero critica que la reforma sanitaria del Gobierno se haya elaborado sin contar con la opinión de los profesionales que tendrán que aplicarla. Aunque cree que en ese punto no lo harán. “Ningún médico ni enfermero va a dejar de dar a una persona la asistencia que necesita. Nosotros no tenemos obligación de pedir a la persona el carné de aseguramiento”, afirma.
“Los pacientes no son una historia clínica. Hay una persona detrás. Los profesionales ya les conocemos, ya hemos tenido relación con ellos”, critica Pilar Navarro, secretaria del sector Sanidad de la Federación de Servicios Públicos de UGT, que argumenta que “profesionalmente”, además no pueden dejar a sus pacientes desatendidos. “Es una situación que habrá que resolver porque humanitariamente es injusto. Si la gente llega no puedes, de entrada, denegarles la asistencia”, ratifica.
Una idea similar la repiten desde el Colegio de Médicos de Madrid. “Desde el punto de vista ético ningún médico puede dejar de atender a ningún paciente que lo necesite”, afirma un portavoz.
Una coordinadora de sanitarios llama a la insumisión ante la medida
Rogelio Altisent, profesor de bioética de la facultad de Medicina de Zaragoza, explica que desde el punto de vista del Código Deontológico Médico la situación no es sencilla. “No es blanco y negro. Nos encontramos ante situaciones muy variadas y muy duras. Hemos pasado de atender a todo el que pasa por la puerta sin preguntar a ponernos en la tesitura de exigir papeles”, comenta. Este experto explica que el código ético, en su artículo 6, dice que “el médico no abandonará nunca a un paciente que necesite sus cuidados”, y que también habla de que el facultativo, para dejar de atender a un paciente, debe asegurarse la continuidad de su asistencia. “Son puntos que no están pensados para esta situación, pero que se podrían aplicar”, dice. Los médicos que lo hagan tomarán el camino de la insumisión: solicitar que se le exima de una obligación legal y que no se le sancione.
Para Altisent, esa última vía es un camino interesante de explorar. “Así debería hacerse para paliar situaciones dramáticas”, dice. Y critica que en este punto el Gobierno sitúa a los profesionales sanitarios en una situación muy incómoda. “Quizá el propio sistema nacional de salud tendrá que arbitrar situaciones intermedias para no poner a sus médicos en una situación deontológicamente muy delicada”, dice. Tanto, que la Organización Médica Colegial tratará el tema en asamblea. "No son situaciones previstas para nosotros, y hay que analizarlas", explica su presidente Juan José Rodríguez Sendín.
El enfermero Ángel Navarro, portavoz de la coordinadora que promueve la insumisión, indica que lo suyo es un “llamamiento a todo el sistema”. “Nosotros solo hemos lanzado la idea. No está desarrollado el sistema legal”, indica. Para Navarro, lo que se les propone al negar la atención a pacientes que conocen y que llevan tratando años es “inhumano, injusto, va contra nuestra conciencia y nuestro código deontológico”.
El problema es asegurar la continuidad del tratamiento
Miguel, un médico de familia de Madrid que da un nombre falso, ve con simpatía la idea de la objeción. “En 25 años he visto a bastante población inmigrante, y me han contado casos muy dolorosos. Personas que han tenido que huir de conflictos armados, a los que les han matado familiares”. “Muchos, después de todo ello, están en situaciones muy delicadas de salud mental. ¿Cómo se va a tratar ahora a alguien con esquizofrenia, con depresión? Si ya es difícil para cualquiera que se tome las pastillas, para ellos en esta situación va a serlo aún más”, dice. Por eso, a Miguel la propuesta le parece “razonable”. “Está en nuestro código deontológico”. “Lo que nos piden repugna a la moral”. “Trabajo para el paciente, y voy a flexibilizar al máximo los criterios de qué es una urgencia. ¿O nos van a convertir en policías del sistema?”.
El médico admite, sin embargo, que ello tiene dificultades a nivel práctico. “Una cosa es el diagnóstico, y otra el tratamiento”, dice, con la idea de que una vez atendido, hay cuestiones, como conseguir el medicamento, que sí se les puede poner muy difícil. Pero cree que, al final, la propuesta del Gobierno será como “ponerle puertas al campo”. “El sistema ya tiene agujeros. En primaria también hay urgencias, y, o ponen un policía en la puerta, o todo el que llegue diciendo que tiene algo urgente será atendido”. Lo malo, para él, es que, al final, la atención va a ser peor. “Va a ser desesperante saber que una persona necesita tratamiento y no podérselo prestar”.

Que te toque vivir una época interesante

La aparición de la imprenta es a la vez una de las causas y una de las consecuencias del comienzo de una nueva era histórica, y del comienzo paulatino de un nuevo nivel de conciencia en Occidente. La era de la Razón.
Hoy está ocurriendo, pienso, algo parecido. Con Internet como una de las causas y consecuencias del inicio de una nueva era, y de un nuevo nivel de conciencia. Con todos los problemas, el desorden y los sufrimientos que ello supone.
¿Cómo dice la maldición chiina?: "Que te toque vivir una época interesante".

jueves, 26 de abril de 2012

"Yo te defenderé con la pluma"

GENESIS, ESTRUCTURA Y CRISIS DE LA MODERNIDAD

Carlos Valverde, BAC, Madrid, 1996, Introducción pp. XII-XIV

La división clásica de la historia del mundo occidental: Antigua, Media, Moderna y Contemporánea, es puramente cronológica. No hace sino designar etapas temporales con un fundamento real: los cambios más intensos que se han verificado, en determinadas épocas, en las situaciones humanas. La historia es cambio y evolución continua y, considerada con larga perspectiva y atendida su resultante final, camina siempre aunque muy despacio hacia adelante y hacia arriba, hacia más verdad y hacia más bien. Teilhard de Chardin nos lo ha desvelado con sorprendente clarividencia. En ese tortuoso desarrollo hay momentos y situaciones que significan una variante notable o más vigorosa que da fundamento a los historiadores para establecer una división de la historia o para advertir que algo distinto y nuevo se inicia.

En este libro queremos estudiar eso que generalmente se llama Modernidad. Soy consciente de que no se puede identificar el término Modernidad con el de Edad Moderna. Este último es más amplio que el primero. Abarca todo cuanto ha sucedido desde el final de la Edad Media hasta la Revolución francesa en las múltiples dimensiones de la vida humana: social, bélica, económica, política, cultural, artística, religiosa, etc. En cambio, el vocablo Modernidad tiene una connotación específicamente ideológica y filosófica: significa una actitud mental que en la Edad Moderna llegó a ser dominante y que se ha prolongado hasta nuestro siglo xx, en el cual aún dura y perdura por más que se hable ya del fin de la Modernidad y de la era de la Posmodernidad.  Esa actitud mental, la Modernidad, ha conformado casi todo cuanto ha sucedido en el desarrollo de los pueblos que llamamos occidentales a lo largo de los últimos siglos.
Los historiadores señalan diversas fechas, todas ellas convencionales y cualquiera de ellas válida, para considerar el comienzo de la Edad Moderna. Para unos sería el año 1450 en que Gutenberg, un artesano de Maguncia, abre un taller en el que se imprimen libros con caracteres metálicos: la imprenta. Para otros sería la conquista de Constantinopla por los turcos en 1453. Algunos dan como fecha clave del nuevo rumbo de la historia el año 1492 en que las naves de Castillla, capitaneadas por Cristóbal Colón, arriban a las playas de América. No faltan quienes lo retrasan más y piensan que el año decisivo habría sido 1517 en el que un turbulento monje alemán, Martín Lutero, se declara en rebeldía y en reto frente a Roma. Cualquiera de ellas es válida. Efectivamente, la invención de la imprenta cambió el rumbo de las sociedades europeas porque hizo posible la multicopia de los libros y con eso llegaron a muchas manos y las ideas, a muchas mentes. La caída de Constantinopla en manos de los turcos fue el final del Imperio bizantino, y les dio la cabeza de puente que necesitaban para lanzarse sobre Europa y Europa vivió en adelante en vigilia tensa y atemorizada por el fantasma turco. El descubrimiento de América proporcionó a los europeos infinitas posibilidades económicas, comerciales, militares, aventureras, evangelizadoras, hasta entonces insospechadas. La airada protesta de Lutero rasgó la unidad religiosa de Europa e influyó decisivamente en la evolución cultural del pensamiento occidental. Es, pues, legítimo escoger cualquiera de estas fechas para designarla como línea fronteriza convencional entre la época medieval y la moderna.
Sin embargo, cuando se quiere hablar no de la histórica Edad Moderna, sino de la Modernidad, es preciso retrotraer ese umbral a tiempos bastante anteriores. Porque generalmente se entiende por Modernidad -al menos así lo vamos a entender nosotros en este libro- el proceso de secularización o laicización, es decir, la ruptura y el progresivo distanciamiento entre lo divino y lo humano, entre la revelación y la razón, o, si se prefiere, la lenta y sucesiva sustitución de los principios y valores cristianos, que habían dado unidad y sentido a los pueblos europeos durante al menos diez siglos, por los valores pretendidos de la razón pura.
Ahora bien, este proceso y la pugna consiguiente se inician ya en el siglo XIV. De manera puramente simbólica y, si se quiere, caprichosa, he escrito alguna vez que la Modernidad  nació al amanecer del 28 de mayo de 1328. Comenzaba a clarear el alba aquel día sobre las altas y doradas murallas de Avignon. Mezclados con los campesinos, salían por una de sus puertas cinco frailes franciscanos, bien caladas las capuchas pardas para no ser reconocidos sus rostros. Eran Miguel de Cesena, general de la Orden, Bonagrazia de Bérgamo, Francesco de Ascoli, Enrique Talheim y Guillermo de Ockham. Huían de la autoridad del papa Juan XXII. Los cuatro primeros habían sido llamados a Avignon porque su interpretación radical de la pobreza evangélica excedía los límites de lo razonable y contradecía al Evangelio. Guillermo de Ockham, docente en Oxford, había sido requerido también por el Pontífice para que explicase ciertas proposiciones teológicas suyas que ofendían a los piadosos oídos. La pugna entre los franciscanos italianos, por un lado, y el Papa y la Curia francesa, por otro, fue larga y espinosa. La solución del conflicto de los franciscanos «espirituales» no llegaba, al menos a gusto de ellos, y la de Ockham tampoco. Decidieron todos escaparse y buscar refugio y protección en el Emperador Luis de Baviera, enemigo del Papa y entonces excomulgado. Encontraron al Emperador en Pisa y cuenta la leyenda que Guillermo se postró a sus pies y le saludó con esta súplica y promesa a la vez: Imperator, tu me defendas gladio, ego te defendam calamo, «Emperador, defiéndeme con la espada y yo te defenderé con la pluma». La frase puede ser legendaria. La realidad no: en la corte de Luis de Baviera, instalada después en Munich, se inicia el proceso de secularización, es decir, la Modernidad
Este hecho histórico puede tomarse, si al lector le place, como punto de partida, al menos simbólico, de una época cultural distinta que nace, de forma casi imperceptible como casi todos los grandes acontecimientos históricos, pero que irá creciendo y dilatándose hasta llenar la tierra. La Modernidad se caracterizará por ser una larga marcha hacia la total autonomía de lo secular. El proceso es una inmensa epopeya que duró seis siglos. Puede darse por concluido, en algún sentido, en el año 1841, cuando Feuerbach cierra su libro L,a esencia del Cristianismo con la sentencia Homo homini deus, el hombre no tiene más dios que el hombre. Era la expresión más completa del espíritu secular y del inmanentismo. Dios se ha hecho innecesario. Los hombres no le necesitan ya. Ellos solos pueden construir su ciudad. Para ello les hasta la razón. La razón puede colocarse en el sitio de Dios. Por su parte, Nietzsche después pronunciará la definitiva sentencia mortuoria: «Dios ha muerto. Nosotros le hemos matado».

Hay que movilizarse

En mi hospital se están haciendo concentraciones y cortes de tráfico en defensa de una sanidad pública gratuita y universal.
Y es que los recortes en Sanidad matan. Y no es, en absoluto, retórica.

¿QUÉ ESTAIS HACIENDO EN VUESTRO CENTRO DE TRABAJO, SEA DEL SECTOR QUE SEA?
PROPÓN TÚ ALGO.
Y CUÉNTALO EN LA RED. PARA QUE OTROS HAGAN LO MISMO.

P.S. Nunca creí que a estas alturas tendría que volver a escribir panfletos. Pero parece que toca. A mí y a ti. Así que al lío.

miércoles, 25 de abril de 2012

Haikus del tiempo

La vida en gris.
Se suceden los días,
unos a otros..

Entre la hierba,
una flor amarilla
vive su tiempo.

Mujer y flor,
cada una en su forma,
siguen viviendo.

A.S.

martes, 24 de abril de 2012

Locos perdidos

Una de las consecuencias de la retirada de la tarjeta sanitaria es que a los inmigrantes sin papeles con enfermedades mentales se les niega de raíz el derecho al tratamiento.
Me explico: Se le niega el tratamiento farmacológico subvencionado a toda persona "ilegal", pero, en el caso de las enfermedades mentales graves, la medicación puede costar, sin la rebaja de "crónicos", que la hace prácticamente gratuita, entre seiscientos y ochocientos euros mensuales.
Es decir, que un enfermo mental en fase aguda irá a Urgencias, le darán la primera dosis del o los fármacos, y después... a delirar. A no poder levantarse a causa de los síntomas negativos. A sufrir una angustia masiva. A agitarse. A deteriorarse mentalmente sin remedio. Como en los viejos tiempos. Vamos a ver evolucionar las esquizofrenias en estado natural, hasta que los seres humanos se conviertan en vegetales. Como los describían los antiguos maestros de la psiquiatría, Kraepelin o Esquirol, en la era anterior a los antipsicóticos.
En Europa. En España. En tu ciudad y en la mía.
Maldita sea mil veces esta inhumanidad que nos aflora..

lunes, 23 de abril de 2012

Llamada

Sacude el alma, amor.
Nos vamos.
Nos vamos en la fría madrugada.

Sacude los recuerdos y los días.
Sacude el odio y la desesperanza.
Nos vamos por la calle de la vida.
Nos vamos donde habita la alborada.

Donde los hombres siguen siendo hombres.
Donde la tierra sigue cultivada.
Donde las manos siguen construyendo.
Donde la risa sigue siendo clara.

Donde los niños juegan en los patios.
Donde el trabajo en libertad se labra.
Donde los fuegos arden por la noche
en los hogares y en las acampadas.

Sacude el alma, amor,
que los caminos
siguen abiertos para la esperanza.

Para los corazones y los cuerpos,
para la siembra y para la labranza.
Vamos a levantar lo derribado,
los sueños, los anhelos y las casas,

las mentes, las entrañas, los deseos,
los bosques inmortales del mañana.
Sacúdete el dolor y la tristeza,
que la tarea del amor nos llama.

Como antes. Como entonces. Como siempre.
La vida siempre ha habido que crearla,
y que reconstruirla, y que quererla,
y que echarle sudor, y tiempo, y magia.

Levanta, que la tierra silenciosa
sigue necesitando tu mirada.

A.S.




El suicidio económico de Europa

(Fuente: El País)
 
La semana pasada, The New York Times informaba de un fenómeno que parece extenderse cada vez más en Europa: los suicidios “por la crisis económica” de gente que se quita la vida desesperada por el desempleo y las quiebras de las empresas. Era una historia desgarradora, pero estoy seguro de que yo no era el único lector, especialmente entre los economistas, que se preguntaba si la historia principal no será tanto la de las personas como la de la aparente determinación de los líderes europeos de cometer un suicidio económico para el continente en su conjunto.
Hace solo unos meses albergaba algo de esperanza respecto a Europa. Es posible que recuerden que a finales del pasado otoño Europa parecía estar al borde de la crisis financiera, pero el Banco Central Europeo, homólogo europeo de la Reserva Federal estadounidense, acudió al rescate. Ofreció a los bancos europeos unas líneas de crédito indefinidas siempre que presentaran bonos de los Gobiernos europeos como garantía, lo que ayudó directamente a los bancos e indirectamente a los Gobiernos, y puso fin al pánico.
La cuestión por aquel entonces era saber si esta acción valiente y eficaz sería el inicio de un replanteamiento más amplio, y si los líderes europeos usarían el oxígeno que el banco había insuflado para reconsiderar las políticas que llevaron las cosas a un punto crítico en primer lugar.
Pero no lo hicieron. En vez de eso, persistieron en sus políticas y en sus ideas que no dieron resultados. Y cada vez resulta más difícil creer que algo les hará rectificar el rumbo.
Ya no se puede hablar de recesión; España se encuentra en una depresión en toda regla
Piensen en la situación en España, que actualmente es el epicentro de la crisis. Ya no se puede hablar de recesión; España se encuentra en una depresión en toda regla, con una tasa de desempleo total del 23,6%, comparable a la de EE UU en el peor momento de la Gran Depresión, y con una tasa de paro juvenil de más del 50%. Esto no puede seguir así, y el hecho de haber caído en la cuenta de ello es lo que está incrementando cada vez más los costes de financiación españoles.
En cierta forma, no importa realmente cómo ha llegado España a este punto, pero por si sirve de algo, la historia española no se parece en nada a las historias moralistas tan populares entre las autoridades europeas, especialmente en Alemania. España no era derrochadora desde un punto de vista fiscal; en los albores de la crisis tenía una deuda baja y superávit presupuestario. Desgraciadamente, también tenía una enorme burbuja inmobiliaria, que fue posible en gran medida gracias a los grandes préstamos de los bancos alemanes a sus homólogos españoles. Cuando la burbuja estalló, la economía española fue abandonada a su suerte. Los problemas fiscales españoles son una consecuencia de su depresión, no su causa.
Sin embargo, la receta que procede de Berlín y de Fráncfort es, lo han adivinado, una austeridad fiscal aún mayor.
Esto es, hablando sin rodeos, descabellado. Europa ha tenido varios años de experiencia con programas de austeridad rigurosos, y los resultados son exactamente lo que los estudiantes de historia les dirían que pasaría: semejantes programas sumen a las economías deprimidas en una depresión aún más profunda. Y como los inversores miran el estado de la economía de un país a la hora de valorar su capacidad de pagar la deuda, los programas de austeridad ni siquiera han funcionado como forma de reducir los costes de financiación.
Lo que es realmente inconcebible es mantener el rumbo actual e imponer una austeridad cada vez más rigurosa
¿Cuál es la alternativa? Bien, en la década de 1930 —una época cuyos detalles la Europa moderna está empezando a reproducir de forma cada vez más fiel— el requisito fundamental para la recuperación fue una salida del patrón oro. La medida equivalente ahora sería una salida del euro, y el restablecimiento de las monedas nacionales. Pueden decir que esto es inconcebible, y que sin duda alguna sería enormemente perjudicial tanto económica como políticamente. Pero lo que es realmente inconcebible es mantener el rumbo actual e imponer una austeridad cada vez más rigurosa a países que ya están sufriendo un desempleo de la época de la Depresión.
Por eso, si los líderes europeos quisieran realmente salvar al euro estarían buscando un rumbo alternativo. Y la forma de dicha alternativa es en realidad bastante clara. Europa necesita más políticas monetarias expansionistas, en forma de buena disposición —una buena disposición anunciada— por parte del Banco Central Europeo para aceptar una inflación algo más elevada; necesita más políticas fiscales expansionistas, en forma de presupuestos en Alemania que contrarresten la austeridad en España y en otros países en apuros de la periferia europea, en vez de reforzarla. Incluso con esas políticas, los países periféricos se enfrentarían a años de tiempos difíciles, pero al menos existiría alguna esperanza de recuperación.
Sin embargo, lo que estamos viendo en realidad es una falta de flexibilidad absoluta. En marzo, los líderes europeos firmaron un pacto fiscal que establece de hecho la austeridad fiscal como respuesta ante todos y cada uno de los problemas. Mientras tanto, los principales directivos del banco central insisten en recalcar la voluntad del banco de aumentar los tipos a la más mínima señal de una inflación más elevada.
Por eso resulta difícil evitar una sensación de desesperación. En vez de admitir que han estado equivocados, los líderes europeos parecen decididos a tirar su economía —y su sociedad— por un precipicio. Y el mundo entero pagará por ello.
Paul Krugman, premio Nobel de Economía 2008, es catedrático de la Universidad de Princeton.

Poema del dolor y de la rabia

Siento doler la tierra, que es de todos.
Miro y se me desmaya la mirada
sobre una orgía de contenedores
que vomitan comida caducada.

Veo caer lo que hemos construído
a golpe de decreto y de canalla,
a golpe de crepúsculos de miedo,
de madrugadas de deseperanza.

Veo las tristes colas de mi gente,
los nuevos pobres de la vieja España,
en la maraña de las oficinas,
en el pantano de las embajadas,

en las cloacas de la burocracia,
en el infierno helado de la infamia.
Veo las largas colas del silencio
atronando silencios y desgracias,

atronando deshaucios y despojos,
atronando gargantas apagadas,
puños de la impotencia y el agravio,
tripas de la vergüenza y de la rabia.

Veo a la gente sobre las aceras,
emboscada en cartones y pancartas,
durmiendo en los cajeros y los bancos,
anidando en ruinas y cabañas.

Quién contará la historia de esta gente
hambrienta de calor y de mañana,
hambrienta de mirada y de destino,
hambrienta de futuro y de palabra.

Quién contará la historia de esta tierra.
Quién pondrá amor, y lágrimas, y entrañas,
en la ciega barbarie que la arrasa,
en los grises girones de su alma.

A.S.















Elegía

Nunca hubiera creído
volver a ver
lo que veía de niña.

Nunca
tanto dolor
en las aceras,

tanta miseria
en los contenedores,

tanto vacío
en las miradas.

Nunca hubiera creído
volver a ver tanto silencio,

tanta gente callada,
tanto canalla suelto,
tanto miedo.

A.S.


Miguel Hernández: Vientos del pueblo II

      ELEGÍA PRIMERA


        A Federico García Lorca, poeta.

    Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas,
    y en traje de cañón, las parameras
    donde cultiva el hombre raíces y esperanzas,
    y llueve sal, y esparce calaveras.

    Verdura de las eras,
    ¿qué tiempo prevalece la alegría?
    El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzas
    y hace brotar la sombra más sombría.

    El dolor y su manto
    vienen una vez más a nuestro encuentro.
    Y una vez más al callejón del llanto
    lluviosamente entro.

    Siempre me veo dentro
    de esta sombra de acíbar revocada,
    amasada con ojos y bordones,
    que un candil de agonía tiene puesto a la entrada
    y un rabioso collar de corazones.

    Llorar dentro de un pozo,
    en la misma raíz desconsolada
    del agua, del sollozo,
    del corazón quisiera:
    donde nadie me viera la voz ni la mirada,
    ni restos de mis lágrimas me viera.

    Entro despacio, se me cae la frente
    despacio, el corazón se me desgarra
    despacio, y despaciosa y negramente
    vuelvo a llorar al pie de una guitarra.

    Entre todos los muertos de elegía,
    sin olvidar el eco de ninguno,
    por haber resonado más en el alma mía,
    la mano de mi llanto escoge uno.

    Federico García
    hasta ayer se llamó: polvo se llama.
    Ayer tuvo un espacio bajo el día
    que hoy el hoyo le da bajo la grama.

    ¡Tanto fue! ¡Tanto fuiste y ya no eres!
    Tu agitada alegría,
    que agitaba columnas y alfileres,
    de tus dientes arrancas y sacudes,
    y ya te pones triste, y sólo quieres
    ya el paraíso de los ataúdes.

    Vestido de esqueleto,
    durmiéndote de plomo,
    de indiferencia armado y de respeto,
    te veo entre tus cejas si me asomo.

    Se ha llevado tu vida de palomo,
    que ceñía de espuma
    y de arrullos el cielo y las ventanas,
    como un raudal de pluma
    el viento que se lleva las semanas.

    Primo de las manzanas,
    no podrá con tu savia la carcoma,
    no podrá con tu muerte la lengua del gusano,
    y para dar salud fiera a su poma
    elegirá tus huesos el manzano.

    Cegado el manantial de tu saliva,
    hijo de la paloma,
    nieto del ruiseñor y de la oliva:
    serás, mientras la tierra vaya y vuelva,
    esposo siempre de la siempreviva,
    estiércol padre de la madreselva.

    ¡Qué sencilla es la muerte: qué sencilla,
    pero qué injustamente arrebatada!
    No sabe andar despacio, y acuchilla
    cuando menos se espera su turbia cuchillada.

    Tú, el más firme edificio, destruido,
    tú, el gavilán más alto, desplomado,
    tú, el más grande rugido,
    callado, y más callado, y más callado.

    Caiga tu alegre sangre de granado,
    como un derrumbamiento de martillos feroces,
    sobre quien te detuvo mortalmente.
    Salivazos y hoces
    caigan sobre la mancha de su frente.

    Muere un poeta y la creación se siente
    herida y moribunda en las entrañas.
    Un cósmico temblor de escalofríos
    mueve temiblemente las montañas,
    un resplandor de muerte la matriz de los ríos.

    Oigo pueblos de ayes y valles de lamentos,
    veo un bosque de ojos nunca enjutos,
    avenidas de lágrimas y mantos:
    y en torbellinos de hojas y de vientos,
    lutos tras otros lutos y otros lutos,
    llantos tras otros llantos y otros llantos.

    No aventarán, no arrastrarán tus huesos,
    volcán de arrope, trueno de panales,
    poeta entretejido, dulce, amargo,
    que el calor de los besos
    sentiste, entre dos largas hileras de puñales,
    largo amor, muerte larga, fuego largo.

    Por hacer a tu muerte compañía,
    vienen poblando todos los rincones
    del cielo y de la tierra bandadas de armonía,
    relámpagos de azules vibraciones.
    Crótalos granizados a montones,
    batallones de flautas, panderos y gitanos,
    ráfagas de abejorros y violines,
    tormentas de guitarras y pianos,
    irrupciones de trompas y clarines.

    Pero el silencio puede más que tanto instrumento.

    Silencioso, desierto, polvoriento
    que la muerte desierta,
    parece que tu lengua, que tu aliento,
    los ha cerrado el golpe de una puerta.

    Como si paseara con tu sombra,
    paseo con la mía
    por una tierra que el silencio alfombra,
    que el ciprés apetece más sombría.

    Rodea mi garganta tu agonía
    como un hierro de horca
    y pruebo una bebida funeraria.
    Tú sabes, Federico García Lorca,
    que soy de los que gozan una muerte diaria.

Miguel Hernández: Vientos del pueblo

      LOS COBARDES

    Hombres veo que de hombres
    sólo tienen, sólo gastan
    el parecer y el cigarro,
    el pantalón y la barba.

    En el corazón son liebres,
    gallinas en las entrañas,
    galgos de rápido vientre,
    que en épocas de paz ladran
    y en épocas de cañones
    desaparecen del mapa.

    Estos hombres, estas liebres,
    comisarios de la alarma,
    cuando escuchan a cien leguas
    el estruendo de las balas,
    con singular heroísmo
    a la carrera se lanzan,
    se les alborota el ano,
    el pelo se les espanta.
    Valientemente se esconden,
    gallardamente se escapan
    del campo de los peligros
    estas fugitivas cacas,
    que me duelen hace tiempo
    en los cojones del alma.

    ¿Dónde iréis que no vayáis
    a la muerte, liebres pálidas,
    podencos de poca fe
    y de demasiadas patas?
    ¿No os avergьenza mirar
    en tanto lugar de España
    a tanta mujer serena
    bajo tantas amenazas?
    Un tiro por cada diente
    vuestra existencia reclama,
    cobardes de piel cobarde
    y de corazón de caña.
    Tembláis como poseídos
    de todo un siglo de escarcha
    y vais del sol a la sombra
    llenos de desconfianza.
    Halláis los sótanos poco
    defendidos por las casas.
    Vuestro miedo exige al mundo
    batallones de murallas,
    barreras de plomo a orillas
    de precipicios y zanjas
    para vuestra pobre vida,
    mezquina de sangre y ansias.
    No os basta estar defendidos
    por lluvias de sangre hidalga,
    que no cesa de caer,
    generosamente cálida,
    un día tras otro día
    a la gleba castellana.
    No sentís el llamamiento
    de las vidas derramadas.
    Para salvar vuestra piel
    las madrigueras no os bastan,
    no os bastan los agujeros,
    ni los retretes, ni nada.
    Huis y huis, dando al pueblo,
    mientras bebéis la distancia,
    motivos para mataros
    por las corridas espaldas.

    Solos se quedan los hombres
    al calor de las batallas,
    y vosotros, lejos de ellas,
    queréis ocultar la infamia,
    pero el color de cobardes
    no se os irá de la cara.

    Ocupad los tristes puestos
    de la triste telaraña.
    Sustituid a la escoba,
    y barred con vuestras nalgas
    la mierda que vais dejando
    donde colocáis la planta.

    (M. Hernández)

Vender el alma

Robar a los pobres para pagar a los ricos.
El sueño europeo, convertido en pesadilla.
Nuestros gobernentes, en lacayos que han vendido el alma, y el alma de su pueblo, a los mercachifles.
Siento un asco profundo.
E impotencia.
Señor Rajoy, ¿qué tal duerme usted?

domingo, 22 de abril de 2012

Náusea

El gobierno suprime, con carácter retroactivo, además, la tarjeta sanitara a los inmigrantes sin papeles.
Espera ahorrar así 500 millones de euros.
Muchas medidas de las adoptadas hasta ahora me han parecido terribles
Esta me pone enferma.
No encuentro palabras para calificarla.
Ma avergüenza que mi país haga esto.
Me avergüenza como persona, como ciudadana, como habitante de este planeta nuestro.
De todos.
No sé qué habría que hacer.
Pero habrá que hacer algo.
Quinientos millones de euros.
Quinientos millones de infamia.
Náusea, sí.
Y dolor.

Una tarde de domingo

Estoy aquí, sentada, escribiendo, una tarde de domingo.
Arriba, mi gente, cada uno en su habitación, se dedican a sus cosas.
En la calle peatonal juegan los niños.
Yo estoy en un curioso estado de vacío, no indiferente, pero sí ausente de dolor o esperanza, de expectativa o deseo, a la vez suelta y contenida.
Ante una especie de puerta interior que no termina de abrirse y que no sé a dónde conduce.
Lo que tenga que ser, será. Y lo viviré, si he de vivirlo.

Habitantes de un destino humno

Seres humanos, habitantes de un destino humano.
Tal vez no podamos hacer nada más que acercarnos los unos a los otros, abrirnos, en lo posible, los unos a los otros, darnos un poco de consuelo.
Compartir nuestra humanidad.

De Lulú y un pollito verde

Una vez, hace ya años, pisé un pollito verde
Por el centro de la ciudad, en medio de la multitud, un hombre caminaba, acompañado de dos pollitos sueltos, del tamaño de un puño, uno teñido de verde y otro de amarillo.
A los pollitos los vi demasiado tarde.
Cuando ya había -crack-  pisado al verde.
Se abrió.
No hubo sangre, pero sí vísceras asomando, sin llegar a salirse.
Y pío píos deseperados, que pronto se mezclaron con mis súplicas.
-Mátelo, por favor, mátelo (yo era lo suficientemente cobarde como para no poder hacerlo por mí misma).
El hombre -aún puedo ver la tristeza de su mirada- cogió a animalito y lo estrelló contra el suelo.
Cesaron los pío pío.
No dijimos nada más.
Me alejé, sintiéndome como pocas veces me he sentido.
No lo he olvidado nunca.

Conversación con mi hijo.

Yo - Cada vez tengo más claro que, al final, me morire sin haberme enterado de nada.
Él - Como todos los que vendrán después, y como todos los que hubo antes, así que...
Además hasta los iluminados no dicen que se hayan enterado de algo, sino que ya no les importa.
Yo - Es como pasarse la vida metidos en una burbuja de la que no hay manera de salir, dándose cabezazos contra los límites.
Él - No es como si. Es exactamente así.

Vidas jóvenes

Jóvenes Erasmus de trece países, recitando, danzando,cantando, cada uno, en su idioma. El áspero acento del alemán. Los sonidos deconocidos del finlandés. La musicalidad del italiano. Los chicos y las chicas, llenos de vida, expresándose a sí mismos, expresándonos a todos.
Fue hermoso estar allí.

Como cerezas

Camino,
arrastrando
los días
del pasado,
como
cerezas
cogidas
de una
cesta.

A.S.

Nadie

Nadie
me puede
acompañar.

Nadie
acompaña
a nadie,

finalmente.

A.S.

Amor fati

El que es.
El que era.
El que viene.

Destino
es otro
de los nombres
de Dios.

A.S.

Tan igual

Un día nuevo,
tan igual
a sí mismo, tan cargado
de los miles
de días
que pasaron.

A.S.

Como miradas

Hay
tantos mundos
como
mradas.

A.S.

sábado, 21 de abril de 2012

Más sobre padres e hijos

"De la misma manera que los niños proyectan en sus padres reales a los padres arquetípicos, también éstos proyectan el niño arquetípico -la vida nueva, llena de posibilidades creativas- sobre su progenie. Cuando así sucede, es probable que la imagen del niño quede teñida por la inferioridad secreta del padre.: el impulso oculto, la ambición clandestina, a ls cuale jamás se les ha permitido el acceso a la conciencia. ¿Cuántas madres, que se esfuerzan por no salirse de la activiad doméstica, y se mantienen fieles al mundo del sentimento y de la relación, no albergan inconscientemente ambiciones del animus que proyectan sobre un hijo, haciéndolo depositario de su esperanza de que se convierta en genio intelectual, prodigio creativo u hombre de éxito? En casos así, la voluntad de poder se se oculta tras la máscara del amor. En nombre de "lo mejor para él", la madre comete una violación psíquica del hijo, y después se echa atrás, atónita, cuando él se rebela violentamente o se refugia en un comportamiento "anormal". En otros casos el niño, en su desesperada necesidad de amor, puede él mismo modelarse, ajustándose a la proyección del padre; puede pasarse media vida tratando de ser el prodigio que se espera que sea, cotejándose con normas de perfección que son sobrehumanas y a las que, por consiguiente, jamás puede llegar. Y no es sorprendente que así los sucesivos fracasoss engendran un profundo sentimiento de incapacidad y culpa. En la edad adulta el hombre tendrá que enfrentarse finalmente con el demonio que lo ha inspirado, tendrá que reconocer que no es su propio demonio, pero también que él lo ha aceptado como propio, y al aceptarlo se ha condenado."

(Liz Greene: Relaciones humanas)

viernes, 20 de abril de 2012

Liz Greene: Sobre un paciente

"Al aproximarse a los treinta años, Víctor empezó seriamente a cuestionar su vida. Hasta entonces se las había arreglado para reírse de todo, con lo cual evitaba cualquier confrontación con sus sentimientos, pero entonces comenzó a ver no solamente las limitaciones de su carrera profesional, sino también -y con cierto dolor- las de su vida personal... Al estar hasta tal punto desconectado de su vida sentimental, no podía disfrutar de una relación importante y duradera con nadie, ya fuese hombre o mujer. Si hubiera conseguido abrir su corazón a alguien, tal vez podría haber establecido una relación auténtica, pero quitar el cerrojo a su naturaleza sentimental habría sido abrir las puertas del abismo...
Con más ingenuidad que el resto de los mortales, Víctor había intentado encarnar el antiguo mito del puer, del bello joven encadenado a la madre-diosa devoradora, que vive condenado a un lapso fugaz de vuelo libre y luminoso, para después regresar a la omnivoracidad del útero. Enfrentado con esta última perspectiva, empezó a contemplar la posibilidad del suicidio. En el momento en que escribo, Víctor sigue actuando... Al mismo tiempo, sin embargo, es desesperadamente desgraciado, se niega a recibir ningún tipo de ayuda profesional y está convencido de que la solución final de su vida -y el acto final de venganza contra su madre- será algún dia, en algún momento, su propia autodestrucción."

(Liz Greene: Relaciones humanas)

De padres e hijos

"El niño no es un mero receptáculo de la vida psíquica de los padres; aunque es susceptible a las fuerzas inconscientes que lo rodean en la niñez, también él aporta a la vivencia que tiene de ellas algo que le es propio. Por esto, no podemos nunca atribuir una culpa moral a ningún padre, aún cuando el rechazo, el descuido, la aspereza, la ausencia, la posesividad excesiva o la falta de comprension de uno de ellos, o de ambos, parezcan haber generado el conflicto psicológico. Todos esto son factores que ciertamente dejan su sello, y son muchas las brutalidades que se cometen en nombre del amor. Pero, sea cual fuere la mentalidad que exhiba el padre o la madre, en el niño hay algo que, por decirlo así, sale al encuentro, lo acepta y lo absorbe, y el valor que él asigna inconscientemente a uno u otro de los atributos de los padres determina el efecto que tiene sobre él el progenitor de que se trate...

El factor más importante en los problemas de las relaciones difíciles entre padres e hijos, y especialmente de aquéllas en las que está en juego la madre, no es lo que el adulto hizo o dejó de hacer. Es la interacción entre las dos partes, la combinación de las dos sustancias químicas; ambos son factores contribuyentes al producto que de ellos resulta. En pocas palabras, no se trata sólo de lo que el padre hizo, sino de lo que el niño esperaba que hiciese, y de la discrepancia entre la acción (o su ausencia) y la expectación.

En el tratamiento de los pacientes, uno se queda al principio impresionado, e incluso sobrecogido, por la importancia manifiesta de la madre personal. La figura de la madre personal se cierne como un factor de tal magnitud sobre toda las psicologías personalistas que, como bien lo sabemos, éstas jamás la trascienden, ni siquiera en teoría, en la medida necesaria para llegar a otros factores etiológicos importantes. Mi propio punto de vista difiere del de otros teóricos médico-psicológicos, principalmente en cuanto yo atribuyo sólo una limitada importancia etiológica a la madre personal. Es decir que todas aquellas influencias ejercidas sobre los niños que describen los tratados no provienen de la madre misma, sino más bien del arquetipo proyectado sobre ella, que la destaca contra un telón de fondo mitológico y la inviste de autoridad y de una dimensión numinosa. Los efectos etiológicos y traumáticos producidos por la madre se han de dividir en dos grupos: 1) los que corresponden a rasgos de carácter y actitudes efectivamente presentes en la madre. 2) los que se refieren a rasgos que la madre sólo parece poseer, ya que su realidad está compuesta por proyecciones mas o menos fantásticas (es decir, arquetípicas) que efectúa el niño.

Si queremos trabajar de manera constructiva con las imágenes parentales en la psique debemos tener en cuenta este postulado jungiano. En la sociedad actual es improbable que haya muchos individuos que no lleven la ambigua impronta de los padres. Ello se debe parcialmente a que la subvaloración de la relación y del principio femenino en general durante los últimos dos mil años, ha creado en el seno del matrimonio problemas universales que no pueden menos que dejar cicatrices en la psique del niño...

Para poder encontrar algún sentido en tales dificultades, y utilizarlas de manera constructiva, debemos empezar por separar el padre o la madre real de la proyección arquetípica. Si esto se hace con ternura y con respeto por la persona, sean cuales fueren sus fallos, no habrá violación de ningún vínculo de amor. La violación sólo se produce en el inconsciente, cuando la separación no se efectúa, y el resentimiento acumulado a lo largo de una vida rebalsa, inundando la existencia diaria de un hombre y envenenando las relaciones de éste con quienes lo rodean... Esos padres están hechos de nuestra propia sustancia, están conectados a nosotros por una unidad de composición psíquica, independientemente de que reconozcamos o no este vínculo. Nuestros padre son, por consiguiente, a la vez personas objetivas en el mundo externo y figuras simbólicas en el interior de la psique.

Si no hay un padre con quien el niño pueda relacionarse de alguna manera, ¿qué habrá de proporcionarle un símbolo de fuerza, determinación y apoyo? En esas condiciones, un niño puede estar influido solamente por a visión que tiene la madre del padre ausente, imagen que, si el matrimonio ha fracasado, estará probablemente muy deformada. Otra alternativa es que el niño se vea frente a una madre que intenta hacer de padre y que asume el rol masculino. La imagen que en su fantasía se crea un niño en ausencia de su padre asumirá inevitablemente proporciones gigantescas, porque no sólo la naturaleza aborrece el vacío, sino también la psique; y donde exista un vacío personal, este se verá inundado por los arquetipos. Por otra parte, si el padre está presente, también ejercerá una influencia mediada por la parte inconsciente de sí mismo. Si está frustrado y dominado por su mujer, ¿qué efecto tendrá sobre el niño su cólera y su amargura inconscientes? Si es incapaz de reconocer o de expresar sus sentimientos, ¿cómo afectará ello a la confianza del niño en el poder de unión y de reparación del amor? Nada que no haya sido vivido muere; pero lo que haya sido vivido por el padre puede vivir una vida secreta en el inconsciente del hijo, y en esa medida convertirse para él en "destino"...

En última instancia, quizá no podamos hacer otra cosa que lo que nos sugiere el I Ching, y trabajar sobre lo echado a perder... aceptando siempre nuestra parte de responsabilidad.

Hay una fase sumamente incómoda por la cual debe pasar inevitablemente el individuo como parte de su evolución, una fase en la que descubre la ambivalencia en la emoción que siente hacia los padres, y en que reconoce los elementos más oscuros y más destructivos que hay en su relación con ellos. esta fase se caracterizará por consiguiente por un resentimiento natural y -en cierto sentido- completamente justificado, que se expresa en forma de recriminaciones que irrumpen coléricamente en la conciencia. Sin embargo, esta fase es sólo un aspecto preliminar del trabajo que se ha de realizar. Es como un absceso donde se reunen todas las toxinas que hasta entonces han circulado, infectándolo, por todo el cuerpo. Y la ventaja de un absceso es que al abrirlo con un bisturí, se puede hacer drenar los venenos, dando así al cuerpo la oportunidad de curarse.

Cuando el resentimiento y la recriminación disminuyen, uno va dándose cuenta gradualmente de que lo que "le hicieron" los padres sucedió hace ya muchos años, y de que es solamente uno el que ha permitido que los fantasmas siguieran con vida en la psique, alimentándose de uno mismo y, desde su propio submundo, condicionando y dirigiendo sus opciones. A medida en que un individuo comienza a ver que él mismo ha investido a ciertas imágenes de un poder perdurable, puede ir desenmarañándose de ellas; y reconocerá que muchas cualidades poco atractivas de su propia naturaleza, que antes había atribuído a la influencia de los padres, en realidad le pertenecen. Y además, al ir cultivando la compasión por su propia oscuridad, comenzará a sentir compasión por la oscuridad que hay o había en sus padres...  Así el hijo da nuevo nacimiento al padre, y al mismo tiempo, toma conciencia de la energía más profunda que se alza por detrás de la figura parental y que constituye su propia y verdadera fuente. Al liberarnos, liberamos a nuestros padres. Sólo de esta manera podemos verdaderamente honrarlos, rindiéndoles el honor que a todo ser humano se debe. Y esto es muy diferente de un homenaje hecho de labios afuera, a partir de una carga de culpa y con el corazón lleno de un resentimiento secreto que hacemos pagar a nuestros hijos y a nuestra pareja."

(Liz Greene: Relaciones personales)

Sociobiología y ética: Un punto de vista a debatir

Sociobiología y Ética
Letras 78 (113), 2007


Javier Aldama Pinedo
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
jaaldpe@yahoo.com


Resumen
Este artículo es una aproximación a la Sociobiología de E.O.Wilson y su interpretación de la ética. El autor empieza haciendo notar el cuestionamiento a esta disciplina, luego, sigue una secuencia cronológica que se inicia con los artículos de W.D. Hamilton sobre el comportamiento altruista, el planteamiento inicial de Wilson y ya en el plano ético con el señalamiento de dos dilemas. El artículo termina con la crítica a lo que Wilson denomina trascendentalismo.


Introducción
Una de las cosas que llama la atención en el desarrollo de la biología contemporánea es la existencia de ciertas hipótesis que en el tiempo se revaloran y se convierten en el aspecto fundamental de una teoría más amplia. Tal es el caso de la hipótesis de William D. Hamilton sobre la adecuación inclusiva (o selección parental) y la hipótesis de V.C. Wynne-Edwards sobre la selección grupal; estas hipótesis se contraponen entre sí. La primera de esta hipótesis permitió el desarrollo de la Sociobiología, disciplina que pretende explicar el comportamiento social de los animales gregarios. Uno de los expositores de esta disciplina, y quien por primera vez usa el término, es Edward O. Wilson, entomólogo norteamericano de la Universidad de Harvard que desde el primer capítulo de Sociobiology encara a la filosofía y en especial a la filosofía moral. Propone así que ha llegado el momento de retirar temporalmente la ética de manos de los filósofos a fin de “biologizarla”. Wilson en el capítulo 1 de la obra mencionada ironiza sobre lo que para Camus es la única cuestión seria: el suicidio, y brinda, a cambio, una explicación neurológica, evolucionista y genetista; y, en el capítulo 27, ataca al intuicionismo ético vinculándolo al contractualismo. Observa que su punto débil es que “confía en el juicio emotivo del cerebro como si este órgano debiera se tratado como una caja negra”1. En trabajos posteriores, las elucubraciones éticas de Wilson irán decantándose hasta llegar a una posición a la que califica de empirista.

1.1. La Sociobiología: una disciplina cuestionada
Si el expositor de esta disciplina: E.O. Wilson se hubiese limitado al estudio del comportamiento social de los animales, se tendría de la misma una aceptación y una calificación de disciplina científica. La calidad de ésta se convierte en problemática desde el momento que Wilson ensaya una interpretación sociobiológica del comportamiento humano y de sus manifestaciones culturales en el capítulo 27 de Sociobiology: “Man: From Sociobiology to Sociology”. La crítica a esta propuesta no se hizo esperar y vino no solo del ámbito científico, sino de posiciones políticas, filosóficas y religiosas. La sociobiología ha sido considerada como determinista, reduccionista, y también como ideología2. La fuerza de la crítica ha sido tal que como el mismo Wilson reconoce: “…hay
evolucionistas que estudian el comportamiento social pero que evitan usar el término “sociobiología” y quienes estudian psicología, pero que evitan usar el término “psicología evolucionista””3. (Wilson and Wilson 2007:82-83).
Pero, ¿qué es la sociobiología? Presentamos a continuación tres definiciones.
Wilson la define de la siguiente manera:
“La sociobiología se define como el estudio sistemático de la base biológica de todo comportamiento social. En el presente, se enfoca sobre las sociedades animales, sus estructuras poblacionales, castas, y comunicación, junto con toda la fisiología que destaca las adaptaciones sociales. Pero la disciplina está también relacionada con el comportamiento social de los primeros hombres y los rasgos adaptativos de organización en las más primitivas sociedades humanas contemporáneas” (Wilson 2000 [1975]: 4).
Habría que añadir que Wilson ya plantea en la obra citada su proyecto de incluir en una síntesis moderna a las ciencias sociales y a las humanidades como las últimas ramas de la biología; así mismo, señala que en su obra se intenta codificar la sociobiología como una rama de la biología evolutiva y, en especial, de la biología de las poblaciones moderna.4
Sus más duros críticos en Not in Our Genes la definen así:
“La sociobiología es una explicación biológica determinista, reduccionista, de la existencia humana. Sus adherentes afirman, primero, que los detalles del presente y los arreglos del pasado social son las manifestaciones inevitables de la acción específica de los genes. Segundo, arguyen que los genes particulares que se encuentran en la base de la sociedad humana han sido seleccionados por la evolución, porque los rasgos que ellos determinan generan una mayor aptitud reproductiva en los individuos que los poseen. El atractivo académico y popular de la sociobiología fluye directamente de su simple programa reduccionista y de su afirmación que la sociedad humana como la conocemos es inevitable así como el resultado de un proceso adaptativo”. (Lewontin, Rose and Kamin 1984: 236)
Esta es la definición de tres científicos socialistas: Richard Lewontin5, genetista evolucionista, marxista, colega de Wilson en Harvard; Steven Rose, neurobiólogo de la Open University de Gran Bretaña y Leon Kamin, psicólogo de la University of Cape Town de Sudáfrica del Sur.
En tercer lugar, presentamos la definición de sociobiología humana de Bunge:
“La sociobiología humana es el intento de “biologizar” las ciencias sociales y, en particular, de reducirlas a la genética (Wilson, 1975; Dawkins, 1976). Sus dogmas fundamentales son: a) “el organismo es solamente el modo del ADN para fabricar más ADN”; b) estamos genéticamente programados para comportarnos tal como lo hacemos; c) todos los elementos sociales han sido diseñados por la selección natural para aumentar la adaptación; y, como consecuencia, d) las ciencias sociales deben ser reconstruidas como una rama de la biología. (Bunge 2004 [2003]: 182).

1.2. La influencia de W.D. Hamilton
¿De dónde procede la sociobiología? Existe un relativo consenso entre los biólogos en que el punto de partida se encuentra en los artículos de William Hamilton, genetista de Cambridge; el primero de ellos intitulado “The Evolution of altruistic behaviour” (1963) y que se publicó en American Naturalist. En este artículo Hamilton —contra la idea aceptada en su universidad— sostuvo que el altruismo no evolucionó para preservar a la especie, sino que, más bien, debía vincularse esta evolución con el parentesco consanguíneo; se serviría en su propuesta del coeficiente de relación genética (r) definido por Sewall Wright como medida de relación genética, e incluiría en su modelo costo (c) y beneficios (b) para el individuo altruista.
“En el modelo de Hamilton, la selección natural favorece el gen del altruismo siempre que r x b > c. Esta fórmula se conoce en la actualidad como regla de Hamilton y se puede explicar así: para que la selección natural favorezca un gen que entraña altruismo, el costo (c) del altruismo debe quedar compensado de alguna manera para el altruista (…) los beneficios o ventajas (b) brindados a los parientes consanguíneos del altruista compensan el costo del acto altruista porque esos parientes pueden ser portadores también del gen en cuestión (…) De algún modo, el motor que impulsa la generosidad reside en la unidad familiar”. (Dugatkin 2007 [2006]: 170-171)
Pero “The Evolution of altruistic behavior” no era sino un avance de un trabajo mayor y más detallado que recién llegó a ser publicado en dos partes, 1964: “The genetical evolution of social behaviour”, por el Journal of Theoretical Biology. Uno de los árbitros de esta publicación John Maynard Smith solicitó a Hamilton hacer modificaciones en el artículo presentado, lo que retrasó la publicación del mismo. Smith mientras tanto publicó su propio artículo: “Group selection and kin selection” en Nature. En este artículo minaba la propuesta de V.C. Wynne-Edwards, expuesta en Animal Dispersión in Relation to Social Behavior (1962), de que el comportamiento social evoluciona porque la selección natural favorece a ciertos grupos en lugar de otros, sirviéndose para sustentar su propia hipótesis de una idea que tomó “prestada”6 de Hamilton y a la que rotuló con el título de “selección por parentesco”, definiéndola como “la evolución de características que favorecen la supervivencia de parientes cercanos del individuo afectado”7. Este hecho, que perjudicaba directamente el reconocimiento que merecía la investigación de Hamilton, generó una enemistad permanente entre ambos científicos.
La influencia que tuvieron los trabajos de Hamilton en la sociobiología fue muy fuerte; lo cual, por lo demás, ha sido reconocido por los dos sociobiólogos más famosos: E.O. Wilson y R.Dawkins. Ésta se deja observar en Sociobiology y The Selfish Gene en la medida que se hace uso de los modelos y —en especial— de la Regla de Hamilton. Curiosamente, las ideas de Hamilton solo alcanzaron su plena difusión entre científicos y público profano con los libros de Wilson y Dawkins.

1.3. El planteamiento inicial de E.O.Wilson8
Lo que denominamos el planteamiento inicial de Wilson se encuentra en dos libros publicados en los setenta: Sociobiology (1975) y On Human Nature (1978). El primero dio origen a acalorados debates, pronunciamientos y artículos en el ámbito académico y científico de EE.UU., y convirtió a Wilson en la bête noire de la izquierda norteamericana. El segundo libro es una versión que trata, específicamente, de la sociobiología humana y está dirigido al gran público; con esta obra ganó Wilson su primer premio Pulitzer. En esta parte, vamos a limitar nuestra exposición a Sociobiology.
La idea de la que parte Sociobiology9 fue concebida en una obra anterior de Wilson: The Insect Societies (1971), en la que se plantea a la sociobiología como la unión entre la entomología y la biología de la
población. La idea de la selección parental (kin selection), como ya hemos visto, fue sugerida por W.D. Hamilton y posteriormente revalorada como un concepto clave de organización. Lo mencionado junto a una enorme cantidad de información que esperaba ser integrada hizo posible efectuar estudios confiables que evaluasen la adaptabilidad de la vida en colonia. Pero, ¿por qué tendría que estudiarse la vida social en relación a los insectos y no a los vertebrados? Dos argumentos presenta Wilson al respecto: primero, los insectos tienen la ventaja numérica frente al escaso número de especies de vertebrados; segundo, los insectos sociales obedecen a instintos rígidos, la interrelación herencia-ambiente es más fácil de observar en ellos. Sin embargo, esto no significó para Wilson quedarse en este nivel de estudio, así en el último capítulo de The Insect Societies plantea una perspectiva para conciliar a los dos grandes grupos de animales: insectos y vertebrados. El objetivo sugerido fue sistematizar los vínculos conciliantes entre termitas y chimpancés, esto se concretizó en Sociobiology; pero, además, en este trabajo se hace un primer esfuerzo para extender esta conciliación también hacia los seres humanos.
Sociobiology generó una doble respuesta; por una parte, un reconocimiento de los capítulos referidos a zoología; por otra, la pequeña parte referida al comportamiento humano generó una fuerte controversia académica en los setenta. Un primer grupo de críticas (provenientes de intelectuales marxistas) se centro en dos puntos: primero, que se planteaba un reduccionismo inapropiado, es decir, se reducía el comportamiento social humano a la biología; segundo, se establecía un determinismo genético, o sea la creencia que la naturaleza humana está fundada en nuestros genes. La respuesta de Wilson a esto es que la sociobiología no sólo hace hincapié en el reduccionismo (propio en alguna manera de toda ciencia), sino también en la síntesis y el holismo, y que las explicaciones sociobiológicas nunca han sido reduccionistas, sino interaccionistas; desde el punto de vista interaccionista se puede poner en primer lugar el desarrollo mental genómico, pero no se puede abolir la cultura. Segundo, concebir al cerebro humano como una tabula rasa y a la naturaleza humana como una indefinida mente flexible no es compatible con el planteamiento que la mente surge de una naturaleza humana que tiene una base genética. A esta crítica se sumó otra (proveniente de la unión de los marxistas con la Nueva Izquierda), centrada en la justicia social, si los genes prescriben la naturaleza humana, se sigue de esto que también pueden existir diferencias insalvables en las personalidades de cada ser humano. Luego, esto lleva a la justificación del racismo, el sexismo, la opresión de una clase por otras, etc. Wilson al respecto observa que a estas alturas (diciembre de 1999) la variación genética en la personalidad individual y la inteligencia han sido demostradas de modo concluyente.
Las dificultades para la expansión de la sociobiología humana o psicología evolucionista se deben no sólo a las críticas, sino a la creencia en que la cultura es el único artífice de la mente humana. Además, también se debe a la división tradicional en dos grandes ramas del conocimiento: ciencias y humanidades. La solución para Wilson es reconocer que la línea entre las grandes ramas de conocimiento no es una línea, sino una amplia banda que en su mayor parte es un inexplorado dominio que espera la investigación cooperativa de ambas partes.10
Para terminar este capítulo hemos de notar que luego de 25 años Wilson no renunció al proyecto de conciliar las ramas del conocimiento, pero con respecto a la naturaleza humana quiere dejar en claro cual es su posición:
“El significado objetivo de la naturaleza humana se puede alcanzar en la zona de frontera interdisciplinaria (se refiere a la frontera entre neurociencia cognitiva, genética humana, biología evolucionista y sociobiología). Hemos llegado a entender que la naturaleza humana no está prescrita por los genes11. Ni es la cultura universal, (…) Más bien, la naturaleza humana es las reglas epigenéticas, las regularidades heredadas del desarrollo mental. Estas reglas son las inclinaciones genéticas en la forma como nuestros sentidos perciben el mundo, el código simbólico por el cual nuestros cerebros se representan al mundo, las opciones que abrimos para nosotros mismos, y las respuestas que encontramos más fáciles y más gratificantes de hacer. (…) Muchas de estas reglas son evidentemente muy antiguas, datan de nuestros ancestros mamíferos, de millones de años atrás. Otras, como los pasos de la ontogénesis del desarrollo lingüístico infantil, son exclusivamente humanos y probablemente sean solo de cientos de miles de años”. (Wilson 2000 [1975]: vii-viii)

2.1. Dos dilemas
On Human Nature se inicia con el planteamiento de dos dilemas que se vinculan particularmente a la ética y a la religión. El primero parte de la postulación que ninguna especie, incluida la humana, posee un propósito ulterior a los imperativos generados por su historia genética, se considera así que la mente humana está construida de tal manera que encierra interiormente esta restricción y hace sus elecciones según estos imperativos, “…el cerebro existe porque promueve la supervivencia y la multiplicación de los genes que orientan su montaje. La mente humana es un artefacto para la supervivencia y la reproducción, y la razón es solo una de sus varias técnicas” (Wilson 1978: 3).
El primer dilema lo presenta, Wilson, más bien, como una afirmación “…no tenemos un lugar particular adonde ir. La especie carece de objetivo externo a su propia naturaleza biológica”. Se infiere que no habiendo un objetivo más allá de lo que nuestra naturaleza biológica nos impele a hacer, entonces o seguimos viviendo en la ilusión que nos venden las religiones teístas o seculares (como el marxismo) o nos avocamos a un estudio científico de la naturaleza humana. Sin embargo, habría que tener en cuenta que la apuesta por las alternativas trascendentales se ha ido debilitando, lo que entraña un peligro para las mismas sociedades, pues estas alternativas han logrado canalizar las energías hacía determinados objetivos; por tanto, solo queda la opción de buscar una nueva moralidad basada en el conocimiento de la verdadera naturaleza humana y para esto se requiere diseccionar la maquinaria de la mente y estudiar la historia evolutiva humana. Si esto se produjese, entonces se presentaría el segundo dilema que consiste en la elección entre premisas éticas inherentes a la naturaleza biológica humana, debido a que “censores innatos y motivadores existen en el cerebro que profunda e inconscientemente afectan nuestras premisas éticas, desde esas raíces la moralidad evolucionó como un instinto” (Wilson 1978: 5).
En esencia, el segundo dilema consiste en elegir qué censores y motivadores deberán ser obedecidos y cuáles deberán, más bien, ser acortados o sublimados. En el futuro, se tendrá que decidir sobre cómo quisiéramos que siga siendo el ser humano, se elegirá conscientemente entre las alternativas de las guías emocionales heredadas.

2.2. Una nueva ética evolucionista
Consciente del fracaso de vincular ética y evolución, tal como lo había hecho Herberth Spencer en el siglo XIX, Wilson12 y Ruse pretenden plantear la relación ética-evolución sobre una nueva base y para ello parten de dos proposiciones: primero, el comportamiento social de los animales está bajo control de los genes y está de tal manera estructurado que proporciona ventajas reproductivas; segundo, los humanos son animales, genéticamente somos una especie hermana de los chimpancés. Esto lleva al planteamiento de que el sentido moral humano tiene un fundamento biológico. Hay que notar al respecto que el individuo biológico coopera con sus congéneres en interés propio y que también hay una cierta conducta altruista, entendida como auto sacrificio para beneficio de otros, pero si esos otros son parientes, entonces —en el fondo— se está favoreciendo a genes idénticos a los propios, ¿qué senda ha seguido la evolución humana que la ha conducido a un cierto tipo de conducta altruista?
Los seres humanos no han seguido ni la senda económica, rígida y marcadamente altruista de las hormigas ni tampoco la hipotética senda egoísta de los súper cerebros que siempre evalúan la mejor alternativa favorable a sus propios intereses. El rumbo seguido es el que ha renunciado a la omnipotencia por la utilidad, como aquellas máquinas de ajedrez que han logrado vencer a los grandes maestros mediante ciertas estrategias que han probado ser exitosas. La mente humana no es una tabula rasa sino está moldeada de acuerdo a disposiciones innatas: las reglas epigenéticas. De éstas las mejor estudiadas son las referidas al temor y a la evitación del incesto, y aunque el caso del altruismo esté menos documentado, proponen Wilson y Ruse que se trataría de un comportamiento de adaptación, en especial si se vincula a la familia y a los aliados: necesitamos ser altruistas13.
“…La pregunta clave es entonces: ¿cómo se expresan estas reglas en nuestra conciencia intencional? Necesitamos algo para espolearnos contra nuestras disposiciones egoístas usuales. La naturaleza, por tanto, nos ha hecho (vía las reglas) creer en un desinteresado código moral, de acuerdo con el cual debemos ayudar a nuestros congéneres. En resumen, para hacernos altruistas en el sentido biológico de adaptación, nuestra biología
nos hace altruistas en el más convencional sentido que se entiende de actuar basado en profundas creencias sobre lo correcto e incorrecto.” (Ruse 1978: 315)
La crítica al antiguo darvinismo social es que solo contemplaba un aspecto del proceso de selección natural: la vida como lucha sin fin, pero ignoraba otro aspecto del mismo proceso: el altruismo y la reciprocidad en grupos altamente socializados. La especie humana ha desarrollado genuinos sentimientos de obligación, inconscientemente realizamos nuestros fines biológicos, actuamos mejor porque creemos que es correcto. “En este sentido, la evolución es consistente con los puntos de vista convencionales de la ética” (Ruse 1978: 316).
Desde el punto de vista evolucionista contemporáneo, ninguna justificación del tipo tradicional es posible. Nuestra creencia en la moralidad se refiere a una adaptación que nos permite ir más allá de nuestros fines reproductivos. La ética es una ilusión blindada por nuestros genes para lograr que cooperemos. “Es sin fundamento externo. La ética es producida por la evolución pero no justificada por esta, porque,…, sirve a un poderoso propósito sin existir en sustancia.” (Ibíd.) Pero se trata de una ilusión compartida, por esto es que funciona, estamos vinculados al “juego ético” pues nuestras mentes operan según las reglas epigenéticas que discriminan las exigencias morales de las que no lo son.
Los códigos morales funcionan porque favorecen al grupo sobreviviente, a la armonía interna y, reprimen nuestros impulsos egoístas, permitiendo la multiplicación de nuestros genes. “Además, la manera que nuestra biología hace valer sus fines es haciéndonos pensar que hay un gran código objetivo, al cual estamos todos sujetos. Si pensamos que la ética no es más que una cuestión de deseos personales, tenderíamos a ignorarla. Porque pensamos que la ética está fundada objetivamente, estamos inclinados a obedecer las reglas morales…”. (Ibíd.)
Lo expuesto aporta, según Wilson y Ruse, una nueva fundamentación a la ética, ajena a la guía divina o a imperativos morales puros. Se podría, sin embargo, objetar que aunque la ética pudiese ser explicada de manera materialista, aún no se eliminaría la posibilidad de los imperativos morales, así como se puede plantear verdades matemáticas aparte de lo natural, la réplica a esta objeción es que los casos de principios matemáticos, objetos materiales y ética no son paralelos. Si los primates no hubiesen evolucionado en las sabanas, sencillamente nuestras reglas epigenéticas serían diferentes, se exaltarían otro tipo de actos.
“La ética no tiene la fundación objetiva que nuestra biología nos lleva a pensar que tiene. Pero esta no es una conclusión negativa. Los seres humanos enfrentan increíbles problemas sociales, sobretodo porque su biología no puede arreglárselas con los efectos de su tecnología. Un más profundo entendimiento de esta biología es seguramente un primer paso hacia la solución de algunas de estas apremiantes preocupaciones. Ver la moralidad tal como es, un legado de la evolución más que un reflejo de verdades eternas inspiradas por la divinidad, es parte de este entendimiento” (Ruse 1998: 317).

2.3. Crítica al trascendentalismo
En Consilience, Wilson plantea una posición propia en ética y religión a la que denomina “empirismo”, en el sentido que parte de los hechos (reales o supuestos), y la opone a lo que denomina “trascendentalismo”, término inapropiado por la extensión que se le asigna y que incluye a cualquier fundamentación no naturalista; las posturas calificadas de trascendentalistas pueden ser teístas o seculares. Como ejemplos de estas últimas presenta Wilson las éticas de I. Kant. G.E. Moore y J. Rawls. Kant es trascendentalista (1) por plantear un poder de autodeterminación independiente de cualquier coerción de los impulsos sensibles, (2) por pretender sujetar nuestras mentes en la realización de los actos morales al imperativo categórico y, sobre todo, (3) por sostener que el “deber ser” no tiene lugar en la naturaleza y que, por tanto, la elección moral es asunto de la libre voluntad, de esta manera las criaturas racionales trascienden el reino de la naturaleza y entran al reino de la libertad. En el caso de Moore, la crítica se centra en la oposición que este muestra en Principia Ethica al naturalismo, esto es, la imposibilidad de poder fundamentar la ética en ciencias como la psicología o las ciencias sociales. Dicho sea de paso Moore fue un opositor declarado de la ética evolucionista (esto no lo menciona Wilson); pero, en especial, lo más criticable que encuentra en P.E. es la presentación de la falacia naturalista, sobre este punto volveremos más adelante. A Rawls lo cuestiona por plantear una premisa: la justicia definida como imparcialidad, la misma que es aceptada como un bien intrínseco y un imperativo, pero que no evidencia que la definición que se brinda sea consistente con la naturaleza humana.
Ciertamente, Wilson se desplaza por el campo de la filosofía con la delicadeza de un elefante paseando dentro de una vidriería. Si presentamos sus opiniones al respecto es para que se tenga una imagen más amplia de su posición. Lo valioso en los trabajos de Wilson no está en sus críticas a los filósofos, sino en su intento por fundamentar la ética sobre bases naturales o materiales.
Pero, volvamos al asunto de la falacia naturalista, la falacia en la que se incurre cuando se pretende pasar de “lo que es” a “lo que debe ser”, presentada de esta manera fue resultado de una observación de Hume14. Moore utiliza el término, pero para hacer notar que se incurre en esta falacia cuando se pretende definir lo bueno15, pues considera que bueno es indefinible, v.g, cuando se sostiene que lo bueno es lo placentero. Todo lo que se puede decir de bueno para Moore es una tautología: bueno es buenop; sin embargo, que bueno sea indefinible no significa que sea incognoscible, se lo conoce intuitivamente, así como conocemos amarillo, aunque no podamos definirlo. Para Wilson recurrir a este razonamiento ético es incurrir en un procedimiento falaz, dicho en otras palabras, es correcto pasar de “lo que es” a “lo que debe ser”.
“…El punto de vista empirista concede que los códigos morales están diseñados para conformar ciertas conductas de la naturaleza humana y para suprimir otras. Deber ser no es la traducción de la naturaleza humana sino de la voluntad pública, la cual puede hacerse cada vez más sabia y estable a través del entendimiento y las necesidades de la naturaleza humana. Reconoce que la fuerza del compromiso puede menguar como resultado de nuevos conocimientos y experiencias…
Si el punto de vista empirista del mundo es correcto, deber ser es solo taquigrafía de un tipo de afirmación fáctica, una palabra que denota lo que la sociedad primero elige (o en lo que estaba preocupada) hacer, y luego codifica. La falacia naturalista se reduce por tanto al dilema naturalista. La solución del dilema no es difícil. Esta es que deber ser es el producto de un proceso material. La solución señala el camino hacia una comprensión objetiva del origen de la ética” (Wilson 1998:251).

III. Consideraciones finales
• El planteamiento sociobiológico de E.O. Wilson importa a la filosofía porque cuestiona su utilidad, hace notar que la filosofía, frecuentemente, tiene una lógica propia que es ajena a lo que constituye la base natural o material de los fenómenos.
• La explicación sociobiológica del comportamiento humano cae en el reduccionismo, es decir, intenta interpretar los fenómenos complejos del comportamiento sobre la base de la historia evolutiva de la especie y reglas epigenéticas.
• La explicación sociobiológica del comportamiento humano es determinista, Wilson usa una expresión en On Human Nature que ilustra bien este aspecto: “Los genes sujetan a la cultura de una correa”. Es decir, nuestros genes, nuestro sistema nervioso y las reglas epigenéticas que lo dirigen están orientados a la supervivencia y a la reproducción de nuestros genes, entonces toda forma de cultura estaría diseñada hacia aquello que tiende al desarrollo de la vida y a una mejor adaptación al medio. Sin embargo, es fácil encontrar varios contraejemplos que más bien muestran lo contrario, es decir, hay conductas perjudiciales al grupo que las practica e incluso hay conductas claramente destructivas. Wilson, además, es determinista en otro sentido: apuesta porque en el futuro se diseñe una forma de comportamiento deseable del hombre.
• La sociobiología debido a su reduccionismo descuida las diferencias del desarrollo material según niveles. En el desarrollo que exhibe el mundo natural no es adecuado buscar explicar todo desde un nivel o desde algunos niveles básicos (física, química, biología, etc.), esto más bien empobrece la explicación; una silla (para usar un ejemplo de B. Russell) es un conjunto de átomos, pero esto le dice muy poco a un carpintero o a un decorador; del mismo modo ver el complejo comportamiento humano desde la historia evolutiva de la humanidad y reglas epigenéticas puede servir en el mejor de los casos para comprender un nivel muy básico de ciertas respuestas primarias, y en el peor ver al hombre como un primate más, ajeno a un desarrollo histórico y técnico que precisamente ha modificado su condición natural.
• Al asumir que es lícito pasar de “lo que es” a “lo que debe ser” se asume que la ética correcta o científica es aquella que conoce la naturaleza humana; además del problema lógico que esto representa, sobre la naturaleza humana se pueden presentar diferentes interpretaciones: genética, sociológica, histórica, económica, etc. Privilegiar una interpretación que se base en una ciencia o en grupo
determinado para toda circunstancia consideramos que es un error metodológico.

Notas
1 Wilson 2000 [1975]: 562.
2 “El Grupo de Estudios Sociobiológicos del colectivo Ciencia para el Pueblo arguye que la nueva “ciencia” no tiene calidad de tal y que no es más que un puro reflejo de una forma particular de concebir las instituciones humanas”. (The Ann Arbor Science for the People (1982) [1977]: 247)
3 La traducción de estas líneas (Wilson, D.S. and Wilson, E.O. 2007:328-329) es nuestra así como las siguientes traducciones que se hacen de obras publicadas en inglés. La psicología evolucionista está muy ligada a la sociobiología, el término, en este caso, se hizo de uso corriente a partir de The Adapted Mind: Evolutionary Psychology and the generation of Culture (1992), obra editada por Jerome H. Barkow, Leda Cosmides y John Tooby.
4 El porqué de la importancia de la genética de poblaciones lo explica de esta manera Michael Ruse: “…esencialmente, la genética de poblaciones da lugar a un núcleo unificado entre las distintas sub-áreas (sic) de la biología evolucionista. Por tanto, en cierto modo, cabría concebir convenientemente a la teoría evolucionista en forma semejante a la de un abanico cuyo ápice sería la genética de poblaciones”. ( Ruse, 1983 [1980]: 41)
5 Lo anecdótico en la relación Wilson-Lewontin es que fue justamente Wilson quien trajo a Harvard al camarada Dick (Vid. Segestråle 2000: 43 y ss.), como especialista en genética poblacional, uno no puede dejar de pensar —no sin cierta sorna— que si Wilson hubiese aplicado su teoría del altruismo a Lewontin se hubiese ahorrado muchos dolores de cabeza.
6 El término que utilizó Hamilton fue el de inclusive fitness (adecuación inclusiva).
7 Vid. Dugatkin 2007 [2006]: 176.
8 Hay en el pensamiento de Wilson un planteamiento inicial que se refiere a los libros que citamos, un periodo de buscar una mejor fundamentación —que se observa en los años ochenta y noventa— y un período de reconsideración que se empiezan a presentar a partir del 2005 con el artículo escrito de manera conjunta con Bert Hölldobler: “The rise of the ants: A phylogenetic and ecological explanation” ( PNAS, vol.102, no.21, May 24, 2005). Incluso Wilson ha pasado a reconsiderar el fundamento de su primer planteamiento: la selección parental, inclinándose ahora, más bien, por la selección grupal. �� � � � � � � �� �� � Vid. el artículo escrito con David Sloan Wilson: “Rethinking the Theoretical Foundation of Sociobiology” en The Quarterly Review of Biology, Vol. 82. No. 4, December 2007 y el artículo: “One Giant Leap: How Insects Achieved Altruism and Colonial Life” en BioScience. Vol. 58 No.1, January 2008.
9 Vid. “Sociobiology at Century’s End” en Wilson 2000 [1975]: (v)-vi.
10 Estas críticas las presenta Wilson en “Sociobiology at Century’s End” y de una manera más detallada en Lumsden Ch.J y Wilson E.O.1985 [1983], Cap.II , en este trabajo Wilson anota que el primer grupo de críticas (La primera controversia sociobiológica) fue realizado por el Grupo de Estudios Sociobiológicos de la Ciencia para el Pueblo, grupo en el que figuraban cuatro colegas de Harvard; la crítica se centró en las implicancias políticas que conllevaba la sociobiología, considerada como un nuevo intento de establecer una base biológica conducente al darwinismo social. Sin embargo, observa Wilson que el argumento fallaba porque suponía que “el descubrimiento científico debe juzgarse por sus posibles consecuencias políticas, y no por la norma de si es verdadero o falso.” (p.65). El segundo grupo de críticas (La segunda controversia de la sociobiología) expuestas por sociólogos y filósofos fue más serio y, por ejemplo, arguyeron que “lo que hay de exclusivo, ricamente estructurado y más interesante en la existencia
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humana es producto de la mente consciente, siempre más allá del alcance de la investigación biológica. Las ciencias naturales nunca podrán formar una sola con las ciencias sociales y las humanidades, porque su materia y su intención son fundamentalmente distintas”. (p.70)
11 Esta posición ya es expuesta en Consilience, vid. Wilson 1998: 164 y ss.
12 Nos servimos para esta parte del artículo “The Evolution of Ethics”, publicado por primera vez en New Scientist, Vol 17, Oct. 1985, pp. 50-52. Este artículo lo escribieron Wilson y el filósofo Michael Ruse; en nuestra opinión, entre los trabajos donde Wilson trata de asuntos filosóficos es el mejor fundamentado. Otro detalle a tener en cuenta en este artículo es que es posterior a Genes, Mind and Culture y Promethean Fire, de aquí la relevancia que se le asigna a las reglas epigenéticas. Vid. Ruse 1998: 313-317.
13 El tema del altruismo es tan importante en el planteamiento sociobiológico que aquí preferimos tratarlo tangencialmente, esperamos poder dedicar otro artículo solo a este tema.
14 Vid. Hume, Tratado de la naturaleza humana, III, Parte primera, Sección I: 469 (en la edición consultada por nosotros pp. 689-690).
15 Cf. Moore [1903] 1959: 9.
16 Vid. Aldama 2000: 4-6.

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Javier Aldam a Pinedo
Letras 78 (113), 2007
WILSON, Edward Osborne (2000) [1975]: Sociobiology. The new synthesis. Massachusetts: The Belknap Press of Harvard University Press Cambridge.
––––. (1978): On Human Nature. Massachusetts: Harvard University Press Cambridge.
––––. (1998): Consilience. The Unity of Knowledge. New York: Alfred A. Knopf.
WILSON, David Sloan and WILSON E.O.: “Rethinking The Theoretical Foundation of Sociobiology”. The Quarterly Review of Biology. Volume 82. N.° 4. pp. 327-346. December 2007.