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martes, 27 de diciembre de 2011

Un breve apunte sobre democracia

Democracia, etimológicamente, significa "Gobierno del pueblo". No gobierno de la mayoría y sometimiento de las minorías.
Esto me parece un matiz importante, tanto si nos referimos a la democracia externa como a la interna.
Todas las voces han de ser oídas.
Todas las sensibilidades, opiniones, puntos de vista, matices, valorados.
Todas las contradicciones, asumidas.
Y las resultantes de ese campo de fuerzas infinitamente complejo, unas resultantes dinámicas, en continuos avances y retrocesos, aciertos y errores; unas resultantes en retroalimentación incesante con esas mayorías y minorías también cambiantes y fluidas, han de incluir -y superar- a las partes en una dialéctica orgánica, viva, multidimensional.
En aprendizaje y cambio.
En integración-y diferenciación-y-complementación-y-síntesis-y-diferenciación-y-complementación... crecientes.
En proceso asintótico hacia la totalidad.

¿El gen de Dios? Algunos puntos de vista

1

"Durante los últimos tiempos asistimos a una inu­si­ta­da proliferación de publicaciones en torno a la espiritualidad y la religión. Dos tipos de ellas tienen particular interés para esta recensión, a saber: las encargadas de examinar, por un lado, si existe una base racional y científica que dé cuenta de la espiritualidad y, de otro, las que desarrollan la historia y/o efectúan reflexión crítica en torno a la emergencia, consolidación y perpetuación de instituciones encargadas de gestionar la espiritualidad humana.
El libro de Dean Hamer consiste en una aproximación científica a la espiritualidad humana y, ya desde el capítulo introductorio, precisa con claridad que espiritualidad y religiosidad son dos cosas bien distintas, cada una con grados, y que ciertamente, si bien puede admitirse una base biológica, aunque no exclusiva, para la conducta espiritual, la religiosidad es más bien un constructo de naturaleza sociocultural. Hamer trata de responder cuestiones de la siguiente guisa: ¿existe una base material para la espiritualidad? ¿Cómo ha sido posible su aparición y evolución? ¿Tiene alguna ventaja evolutiva ser espiritual? ¿Hay grados de espiritualidad? En el capítulo introduc­torio, Hamer nos resume las cinco aproximaciones que ha seguido para abordar tales cuestiones, posteriormente desarrolladas en los capítulos dos al ocho. Asimismo, anticipa aquello que su libro no pretende o, si se quiere, las limitaciones o acotaciones que, a su juicio, suponen una aproximación científica a la espiritualidad. En primer lugar, no pretende dar una explicación «total» de la espiritualidad; en segundo, su aproximación no permite establecer más que diferencias genéticas entre individuos de la especie y no el patrón general de la misma, y, finalmente, que la obra versa sobre por qué los humanos creen, pero no sobre la verdad de tales creencias.
En el capítulo 2 Hamer nos introduce en la historia y los resultados de los tests psicológicos empleados para medir la espiritualidad a través del denominado concepto de autotrascendencia. Tal concepto puede medirse numéricamente, y evalúa la diferente capacidad relativa de las personas para ir más allá de sí mismos, para percibirse como formando parte de una totalidad. Se trata –dice Hamer– de aproximarnos en forma numérica a la fe occidental o a la iluminación oriental. Y la forma de llevarlo a cabo consistió en pasar a distintos grupos un cuestionario psicológico denominado Inventario sobre Temperamento y Carácter (o ITC), algunas de cuyas cuestiones estaban relacionadas con la evaluación de la autotrascendencia o la capacidad para la espiritualidad. El autor discute sobre la conveniencia de utilizar un cuestionario en lugar de realizar medidas de otro tipo, por ejemplo la frecuencia de la práctica de actividades religiosas. Pero, a falta de una fórmula mejor para evaluar los sentimientos relacionados con la espiritualidad, Hamer, siguiendo la tradición de los cuestionarios psicológicos, que comenta con cierto detalle, trata de evaluar, por grados, los fenotipos espirituales.
En el capítulo 3 Hamer examina en qué medida la espiritualidad es una característica heredable. De forma similar al modo en que se han determinado las bases genéticas de la inteligencia, los estudios comparados entre diferentes tipos de gemelos y entre gemelos y personas sin las grandes similitudes genéticas de individuos estrechamente emparentados, puede arrojar luz sobre las bases genéticas de la espiritualidad, y también sobre el papel relativo de factores ambientales y/o educativos, etc. Los estudios llevados a cabo mostraron que los genes desempeñaban un papel importante en la autotrascendencia, del mismo orden que los factores ambientales.
Llegados a este punto, Hamer y su equipo dieron un paso importante. Ya no se trataba, sólo, de sostener la base genética de la espiritualidad, sino que, como si se tratase de buscar una aguja en un pajar, la identificación, entre muchos posibles, de un gen específico asociado a la espiritualidad: el VMAT2 o gen de Dios. Ciertamente constituye la parte más fascinante de todo el libro, y donde podemos hablar de un caso paradigmático de serendipia. Para llegar a tal hallazgo, Hamer recurrió a dos tipos de estrategias, que resultaron coincidentes. La primera fue la farmacológica. En efecto, Hamer era conocedor del efecto que las monoaminas (como la serotonina o la dopamina) tienen sobre los estados anímicos. Y la segunda consistió en tomar prestada la hipótesis de un psiquiatra genetista, David Cummings, que sostenía que un mismo grupo de genes estarían implicados en variaciones de la conducta, tanto negativas (entre una relación amplia cita, por ejemplo, al alcoholismo, el tartamudeo, los trastornos de déficit de audición) o positivos (como la curiosidad científica). Tras un estudio detenido de los resultados de este autor con la serie de genes que proponía y la presencia de variaciones genéticas en individuos que mostraban diferentes grados de autotrascendencia en el cuestionario ITC, Hamer pudo apreciar que eran precisamente genes rela­cionados con las monoaminas los que podrían estar implicados. El estudio de Cummings, aparte de la naturaleza de la muestra, demasiado pequeña y sesgada, adolecía del problema de que eran muchos, demasiados, los genes a estudiar (59) para los siete grupos o grados de espiritualidad que Hamer había preestablecido. Demasiadas combinaciones para tan poca muestra.
Hamer y sus colaboradores aprovecharon la coincidencia de las dos estrategias mencionadas para, por un lado, trabajar con muestras mayores, menos sesgadas, o con grupos de individuos relacionados genéticamente pero, por otro, como se ha apuntado, se concentraron en aquellos que te­nían alguna relación con las monoaminas. Redujeron la lista a sólo nueve. Es así como llegaron a VMAT2, un gen muy interesante porque codifica para una proteína que tiene por misión empaquetar las diferentes monoaminas en vehículos de secreción entre las neuronas. Si los otros genes examinados servían, por ejemplo, para ser receptores de una dopamina, o transportador de la serotonina, etc., el VMAT2 manejaba todas las monoaminas de forma simultánea. Es así como pudieron comprobar, además, que había dos variantes genéticas, o alelos, de VMAT2, en una posición concreta del citado gen. La variante minoritaria, que representaba alrededor del 28 por 100 de la población de alelos, correspondía al alelo «espiritual». Curiosamente, los portadores en homocigosis (dos copias del alelo espiritual) o heterocigosis (una sola copia de ese alelo y otra del alelo no espiritual) mostraban niveles altos de autotrascendencia. Ni que decir tiene que este resultado fue sometido a serias consideraciones críticas por la comunidad científica pero, tras estudios detallados de todo tipo, entre los que se incluía descartar la relación de ese gen con otras características de la personalidad, parecía que una variante del citado gen disponía a la espiritualidad más que la otra.
Pero, ¿cómo funcionaba? Esta es otra historia que se desarrolla en los capítulos 5 al 7 y que, como Hamer comenta, no hace más que mostrar que el descubrimiento de VMAT2 era el comienzo. Para su adecuada comprensión, Hamer introduce al lector en el campo del funcionamiento del cerebro, y se sirve de tres herramientas importantes. La primera es la teoría de Gerald Edelman sobre la naturaleza de la conciencia. En la evolución del cerebro, al sistema límbico le siguió la aparición del sistema talamocortical, y es tanto la dinámica propia de ambos como su interacción continuada lo que ha permitido, con el tiempo, la aparición de conciencia en nuestra especie. Como comenta Edelman, nuestra conciencia es algo así como un «presente recordado» donde, a diferencia de un leopardo, que cuando devora a su presa ésta no es para él más que un trozo de carne, para no­so­tros, el simple hecho de comernos un filete puede evocarnos muchas más cosas que simplemente verla, olerla o saborearla. Por ejemplo: imaginar la serie de sucesos acontecidos hasta llevar el filete a nuestro plato. La segunda de las herramientas es, de nuevo, la genética. Otros investigadores lograron obtener ratones con dos, una o ninguna copia del alelo VMAT2 de la espiritualidad, y comprobar que estos últimos se de­sarro­llaban mal, permanecían inmóviles e inapetentes, o morían antes de llegar a ser adultos. Investigaron lo que ocurría en sus cerebros y descubrieron la razón: no se trataba de que las monoaminas no se produjeran en cantidades normales, sino que, como consecuencia de la falta de la proteína que las envolvía y transportaba, producto del gen VMAT2, tales monoaminas eran degradadas a una elevada tasa, mucho mayor que la observada en ratones con el gen «normal». VMAT2 era un gen importante, ciertamente. La tercera de las herramientas consiste en la evaluación de los cambios detectables a partir de técnicas como la tomografía computerizada de emisión de protones, en personas con máxima autotrascendencia, por ejemplo en aquellas con temperamento místico.
¿Cómo han evolucionado esos genes? ¿Existe alguna ventaja en ser más o menos espiritual? Al capítulo 8 podríamos calificarlo como el de la aproximación evolutiva y sociobiológica a la espiritualidad. Hamer especula sobre las posibles ventajas que comportaría el hecho de tener genes con disposición a la espiritualidad, que nos proporcionaría estados de satisfacción personal, por cuanto sentirnos uno con el universo, o que la existencia tiene sentido, podría ser condición para su evolución frente a aquellos otros que no contribuyen. También en clave sociobiológica podríamos situar el contenido del capítulo 9 en torno a las diferencias entre espiritualidad y religiosidad. Si, como desarrolla en los capítulos previos, para la primera existe una base genética, desplegada en la ontogenia del cerebro, la segunda es una cuestión cultural, memética: de los genes de la espiritualidad pasamos a los memes de la religión. El capítulo 10 trata de ilustrar cómo han podido evolucionar genes de espiritualidad en interacción con la dinámica cultural de memes religiosos, sirviéndose de ejemplos de comunidades más o menos bien delimitadas o estudiadas como los ju­díos o los hindúes.
Finalmente, el capítulo 11 constituye el posicionamiento filosófico de Hamer en torno al conflicto entre ciencia y religión. Ciertamente podemos hablar, como afirma el autor, de que la ciencia nos dice, ya, que existen genes que nos predisponen a creer en Dios, pero que cosa muy distinta, sobre lo que la ciencia nada puede decir, es hablar de su existencia real. Critica con ello a Richard Dawkins, a quien adjudica el adjetivo de dogmático por argumentar que si la ciencia (en par­ticular la evolución) explica la vida en todas sus manifestaciones, nosotros incluidos, no necesitamos otra explicación. Hamer se saca de la manga el argumento de que el hecho de que A explique B no es suficiente para decir que la única forma de explicar B sea A. Por supuesto, no podemos excluir la posibilidad de que algún cisne negro aparezca en algún momento y niegue la tesis de que «todos los cisnes son blancos». Pero la ciencia no funciona sobre la base de generalizaciones inductivas de este tipo, sino sobre la refutación de hipótesis y/o teorías, y la de Dawkins, como la de los evolucionistas en general, es que somos el producto de fuerzas físicas, materiales, sociales y educativas. Solamente explicaciones alternativas, mejor fundamentadas empíricamente que la que acabo de manifestar, podrían llevarnos a reem­pla­zar la explicación evolucionista. Pero aquella explicación brilla por su ausencia. Probablemente sea debido al apoyo que Hamer ha recibido de la Fundación Templeton (aunque no lo hace explícito), que aboga por estudiar los beneficios derivados de la cooperación entre ciencia y religión. Nos llevaría lejos, primero, ver los motivos sociológicos que asisten a una fundación de tales características y, segundo, que a poco que se escarbe podrá apreciarse que, como constructos sociales, ciencia y religión han litigado y litigan. Hamer, de forma inconsistente, nos dice que en ese litigio la ciencia siempre ha acabado ganando la partida. No creo que el autor, con tales palabras, acabe de apreciar el coste personal que muchos científicos han tenido que pagar a lo largo de la historia por sostener la evidencia científica ante las instituciones encargadas de gestionar nuestra espiritualidad."

(Fuente: Dios y la Biología. Andrés Moya. Catedrático de Biología de la Universitat de València. Revista de Libros de la Fundación Caja Madrid.)



2

¿Influye nuestra genética en los rasgos de nuestra personalidad? Sí, tanto como pueden influir las cartas que nos tocan en un juego de azar... pero lo importante es cómo queremos jugar esas cartas.

Francis S. Collins es Premio Príncipe de Asturias a la Investigación Científica y Técnica en 2001, por su trabajo en la Secuenciación del Genoma Humano, que hizo pública la secuencia del genoma humano libremente y sin restricciones para beneficio de toda la humanidad (el mayor descubrimiento científico de nuestra época, según Kevin Davies). Es miembro de entidades de prestigio innegable como el Institute of Medicine (Instituto de Medicina) y la National Academy of Sciences (Academia Nacional de Ciencias) en EEUU.

Químico por la universidad de Yale y médico por la de Carolina del Norte, identificó el gen de la neoplasia endocrina múltiple. También buscó los genes que producen la sensibilidad a la diabetes. Ha investigado la genética relacionada con fibrosis quística, la neurofibromatosis y la enfermedad de Huntington.

Según Collins, hay un componente "inescapable" de heredabilidad en mucos rasgos del comportamiento humano. Por heredabilidad se refiere a la influencia de los factores genéticos en rasgos de personalidad.

Pero la heredabilidad no es 100% segura. A partir de numerosas investigaciones con gemelos idénticos, se observa que incluso rasgos heredados no se desarrollan inevitablemente. Y no siempre se heredan.

Collins incluso ofrece datos de cuán heredable es una serie de rasgos de personalidad:

-buena habilidad cognitiva: 50%
-extroversión: 54%
-tendencia a neurosis: 48%
-personalidad abierta, expansiva: 57%
-tendencia a agresividad: 38%
-tendencia al tradicionalismo: 54%

Y aunque estas tendencias estén ahí, no siempre se desarrollan: hay libre voluntad (collins está convencido) y también hay factores ambientales.

La genética en la tendencia homosexual

"Un área de interés público especialmente fuerte es la base genética de la homosexualidad. La evidencia en estudios de gemelos demuestra qye hay factores heredables que juegan un papel en la homosexualidad masculina. Sin embargo, la posibilidad de que el gemelo idéntico de un hombre homosexual también sea gay es de sólo un 20% (la posibilidad de que un hombre al azar sea gay es entre un 2 y 4%). Esto indica que la orientación sexual tiene influencia genética pero no viene incrustada en el ADN y como quiera que los genes estén implicados es mediante predisposiciones y no predeterminaciones".

Es decir: influye, pero no determina. La tendencia genética a ser homosexual tiene una fuerza del 20% en los varones... casi la mitad que la tendencia de las personas a ser agresivas por genética.

El gen de Dios

¿Y la tendencia a creer en Dios? La mayoría inmensísima de seres humanos en la historia han creído en la divinidad, la trascendencia... ¿es eso algo genético?

Dean Hamer, un activista contrario a la existencia de Dios, ha anunciado que Dios es un resultado de una base genética (el autor piensa lo mismo de la práctica homosexual: todo nos viene dictado en los genes, diría).

Pero para Collins la idea de Hamer no se sostiene. "Ha conseguido muchos titulares pero está muy exagerada", asegura.

Collins estaría de acuerdo con el autor de una reseña del libro de Hamer sobre el gen de Dios que escribió en Scientific American: "este libro, El gen de Dios, está mal titulado; debería llamarse Un Gen que aparece en menos del 1% de las variaciones que se encuentran en los cuestionarios psicológicos diseñados para medir un factor llamado Auto-trascendencia de Uno Mismo, que puede significar cualquier cosa desde pertenecer al partido Verde hasta creer en la Percepción Extrasensorial, según un estudio No Publicado y No Replicado".

"A todos se nos han dado una serie de cartas", dice Collins, "y estas cartas eventualmente serán reveladas. Cómo las jugamos, depende de nosotros."

Collins es autor del libro “The Language of God”, donde trata de su historia personal y, más en general, de la relación entre ciencia y fe. “Una de las grandes tragedias de nuestro tiempo es la impresión que se ha creado de que ciencia y religión tienen que estar en guerra”, afirma.

Partiendo de su experiencia, Collins afirma que descifrar el genoma humano no creó un conflicto en su mente, sino que le permitió “dar un vistazo a los trabajos de Dios”. El problema, añade, es que con mucha frecuencia en los últimos veinte años las voces que se oyen en el debate público sobre estos temas son solo aquellas que defienden posiciones extremas.

Collins relata que se definía ateo hasta que, en los primeros años de ejercicio de la medicina, comprobó la fuerza que daba la fe a varios de sus pacientes más críticos. Impresionado por esos ejemplos, pidió consejo a un ministro metodista, que le recomendó la lectura de "Mero Cristianismo", de C. S. Lewis (en España editado por Rialp), un libro -afirma- que transformó su vida."

(Fuente: Forum Libertas.com Diario digital)

lunes, 26 de diciembre de 2011

Nada más que un perro

Yo, conduciendo, camino de casa, cargada con la compra de la cena de nochebuena.
Él, caminando despacio, haciendo eses, por el centro de la carretera.
Coches pasando, a un lado y a otro.
Grande, peludo, desgreñado, sucio, con la mirada perdida de los perros abandonados.
Enfermo. Sin instinto de supervivencia.
Yo, sin móvil.
Sencillamente, me daba miedo recogerlo.
Llegué a casa, dejé la compra en un rincón, me metí en Internet y busqué el teléfono de la Protectora de Animales de Valencia.
Me dijeron que tenían en ese momento cuatrocientos perros y doscientos gatos. Que no podían hacer nada.
Me dieron el nombre de dos asociaciones de un pueblo cercano.
Vuelta a Internet. Vuelta a buscar teléfonos. En uno, no me cogían. En otro, una voz de mujer angustiada me explicó que eran "tres marujas con niños pequeños y sin recursos" que tenían a la tira de animales recogidos en una nave sin luz. Que no daban para más.
Llamé al ayuntamiento de mi municipio. Que no podían ocuparse del tema hasta el lunes.
Mientras tanto, la compra se me descongelaba lentamente en su rincón.
Pasé del perro.
No escribo esto para protestar de unas personas e instituciones desbordadas y que hacen lo que pueden. A fin de cuentas, tampoco yo hice nada eficaz.
Escribo esto para dejar constancia del dolor. Humano. Animal. Universal.
Y escribo esto porque el nudo en el pecho no me deja tranquila desde entonces.
Un perro. Sólo un perro abandonado, en medio de un planeta en crisis y un universo indiferente.
Como cualquiera de nosotros.
Como cualquiera.
Un perro, coño.
Un ser que sufre.
Una particula más del sufrimiento del mundo.

(Mientras escribo esta entrada, ha sonado mi móvil. Me llama un empleado municipal para decirme que hoy, lunes, van a buscar al perro.
Ojalá tenga suerte, el chucho.)

Cosas que ocurren

Veintiocho años.
Sesenta y cinco por ciento del cuerpo, quemado.
Seis operaciones.
Probablemente, vivirá.
Está en pleno proceso psicológico de muerte-renacimiento.
Ha dejado de avergonzarle llorar en público.
Le preocupa su aspecto.

Sólo eso

No
es más
que
un poco
de
dolor.

A.S.

Un defecto

Tu
principal
(casi
único)
defecto
es
no
existir
(ya).

A.S.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Noche de paz



Feliz Navidad.
Un abrazo.
Amelia

viernes, 23 de diciembre de 2011

Adeste fideles



Adeste fideles laeti triumphantes
Venite, venite in Bethlehem
Natum videte, Regem angelorum
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

En grege relicto, humiles ad cunas,
Vocati pastores adproperant;
Et nos ovanti gradu festinemus.
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Aeterni Parentis splendorem aeternum,
Velatum sub carne videbimus
Deum Infantem, pannis involutum.
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.

Pro nobis egenum et foeno cubantem,
Piis foveamus amplexibus:
Sic nos amantem quis non redamaret?
Venite adoremus, venite adoremus
Venite adoremus Dominum.


Venid fieles todos, alegres y triunfantes,
Venid, venid a Belen.
Contemplad al nacido, Rey de los ángeles.
Venid y adoremos, venid y adoremos
Venid y adoremos al Señor.

Ved cómo, dejando el rebaño, humildemente hacia la cuna
rápidamente se acercan los pastores al ser llamados.
Y nosotros apresurémonos con paso alegre.
Venid y adoremos, venid y adoremos,
Venid y adoremos al Señor.

El esplendor eterno del Padre Eterno
Lo veremos oculto bajo la carne.
Al Dios Niño envuelto en pañales.
Venid y adoremos, venid y adoremos,
Venid y adoremos al Señor.

Por nosotros pobre y acostado en la paja.
Démosle calor con nuestros cariñosos abrazos.
A quien así nos ama ¿quién no le amará?
Venid y adoremos, venid y adoremos.
Venid y adoremos al Señor.


"«Adeste fideles» (en español «Venid fieles») es un himno usado en la bendición durante la Navidad en Francia, España, Portugal e Inglaterra desde fines del siglo XVIII. Se cantaba en la misión portuguesa en Londres en 1797, por lo que todavía hoy es llamado en muchos países «El himno portugués» (Portuguese Hymn). Vincent Novello, organista de ese lugar, atribuyó la versión musical más popular a John Reading, quien fue organista en la Catedral de Winchester de 1675 a 1781, y posteriormente en la Universidad de Winchester. El himno en sí mismo ha sido atribuido a San Buenaventura, pero no se encuentra entre sus obras. Invita a los fieles a acudir a Belén a adorar al Salvador recién nacido.
Es probable que su autor sea el rey Juan IV de Portugal. «El Rey Músico» nació en 1604, fue un mecenas de la música, las artes y un sofisticado autor; mientras reinó poseía una de las mayores bibliotecas del mundo. La primera parte de su obra musical se publicó en 1649. Hizo construir una escuela de música en Vila Viçosa (Portugal) que «exportaba» músicos a España e Italia y fue allí, en su palacio, que se encontraron dos manuscritos de esta obra. Esos escritos (1640) son anteriores a la versión de 1760 hecha por Francis Wade. Entre sus escritos están la Defesa da Música Moderna (Lisboa, 1649) año en que el rey Juan IV luchó contra el Vaticano para conseguir que se aprobara la música instrumental en las iglesias. Otra famosa composición suya es la Crux fidelis, un trabajo que sique siendo popular en los servicios eclesiásticos."

(Fuente: Wikipedia)

Volvió a casa

La persona gravemente quemada de cuya operación se habló en este blog, ha sido dada de alta y vuelto a casa.
Sobrevivió.
Un hermoso regalo navideño.
Para todos.

Morir: Una decisión propia

EL DEBATE DE LA MUERTE DIGNA (Fuente: El País)

“Vivo en una cárcel que se estrecha”
Pedro, que sufría ELA, ha luchado hasta el final para decidir cuándo y cómo morir
El sábado reunió a su familia para despedirse; el lunes falleció tras una sedación


Cinco días antes de la fecha que eligió para morir, las manos en el regazo de Pedro Martínez no son una señal de entrega o mansedumbre. Hace ya meses que las tiene continuamente así, porque la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que las atenaza las dejó inertes. Pero este hombre que nació en Teruel hace 34 años ha mantenido la lucha en la mirada y en la determinación de controlar el devenir de su enfermedad hasta conseguir una sedación terminal que, para cuando se publican estas líneas, ya ha puesto fin a su vida. En los días previos a la sedación que terminó con su sufrimiento, Pedro Martínez se despide de los suyos y comparte su experiencia con EL PAÍS.

Pedro ha llegado al límite. La ELA es una enfermedad que ataca de fuera adentro: empieza por las extremidades y va acercándose al tórax, hasta que paraliza los músculos necesarios para tragar o respirar. En España la padecen unas 4.000 personas y se diagnostica a unas 900 al año. No tiene una causa conocida y, lo que es peor, tampoco hay tratamiento. Afecta casi siempre a gente joven y la supervivencia media desde el diagnóstico no excede de los tres años. Pedro estaba ya en ese plazo. “Tuve los primeros síntomas hace cuatro años. Dolores, calambres… Pero no me dijeron lo que tenía hasta hace dos. La verdad es que ahí los médicos dejaron mucho que desear”, dice socarrón horas antes de morir. En esos dos años, Pedro ha perdido la movilidad y la funcionalidad de los brazos y las piernas. Para fumar, un amigo le ha construido un soporte a partir de un perchero en el que su novia Lola sujeta el pitillo que otro amigo acaba de liar. Una máscara del personaje de dibujos animados del inspector Gadget da un toque humano al invento. Puesto a la altura de la cabeza, el hombre solo tiene que acercar la boca para dar una calada. Pero, enfrascado en la conversación como está, a Pedro se le olvida fumar y el cigarrillo se apaga, así que Lola tiene que ir a cada rato a encenderlo de nuevo.

Quiero reivindicar que, al menos, se despenalice el suicidio asistido”
Cinco días antes de morir, como todos los días, pasa el día postrado, porque las piernas ya no le sostienen. “Veo la tele, porque no puedo sujetar un libro o un fanzine [que es lo que prefiere] para leer. No puedo ni pasar las hojas. A veces, algún amigo me lee algo, pero me canso”.

Es solo una muestra de la dependencia absoluta que ha vivido Pedro en los últimos tiempos. “Cuando ya no puedes valerte por ti mismo no es una vida digna”, dice convencido. Y eso que él tiene una amplia red de apoyo. Si algo puede decirse, es que no está solo en ningún momento. “Al principio, cuando me dieron el diagnóstico, nos fuimos a vivir seis al campito”. Ahora, Pedro y Lola viven en un pisito de un barrio modesto cerca de la estación del AVE de Sevilla. “Es de un familiar y de renta antigua”, dice Pedro, que explica que él solo cobra 509 euros de una pensión no contributiva. “Pedimos la ayuda de la dependencia hace dos años, pero hasta ahora, nada”. Mientras tanto, Lola se encarga de todo, de darle de comer, del aseo… una amplia red de amigos, huella de una vida intensa, hacen de soporte para una situación que no tiene salida. La casa está muy caliente. “Es que tengo frío siempre”, dice él.

Pedimos la ayuda de la dependencia hace dos años, pero nada”
Cuesta entenderle cuando habla. La paralización ya le afecta a la capacidad de vocalizar, y Lola tiene que hacer a veces de traductora. Es la mejor pedróloga, dice con buen humor. Pero eso no es lo peor. El hombre empieza a tener problemas con la garganta y tragar cada comida es una tortura y una amenaza. “No quiero morir ahogado. Ya me ha pasado varias veces que la comida se me ha ido hacia los pulmones. Además, me cuesta mucho masticar. Tengo que pasarlo todo con mucho líquido, y eso es más peligroso”.

Esta situación es la que le ha llevado a tomar una decisión, a estas horas irreversible: quiere que le seden. No quiere tener más la angustia, el sufrimiento. Y, sobre todo, él, que se define como un “antitodo”, entiende que ya lo que tiene por delante es solo una agonía de un par de meses como mucho, siempre con el riesgo de asfixiarse, de ahogarse. Pero Pedro se ha encontrado con un escollo. Él, que ha sido un poco de todo —un buen estudiante que sacó el título de técnico de laboratorio y que ha trabajado de albañil, de camarero, de lo que surgía, o de nada—, quiere estar seguro de que va a vivir con dignidad hasta el final. “Uno debe tener el control de su propia vida. Yo he apurado la vida. He dormido en casas de campo, en un banco y en el talego. Participé en la okupación del túnel de Casas Viejas [una acción en 2007 que acabó con un desalojo por la policía ]. No se trata de morir con dignidad. Se trata de vivir con dignidad hasta el final, llevando el control de lo que se hace”.

Lola se encarga de todo; de darle de comer a Pedro, de asearlo, y también de encenderle los cigarrillos.

Por eso se desespera cuando ve que los servicios de cuidados paliativos no le ofrecen lo que pide. “Han venido a verme y dicen que no me estoy muriendo, aunque saben que no voy a vivir mucho. Que esto no es una agonía. Me han llegado a decir que deje de comer y beber unos días, y que así, cuando me deteriore, podrán aplicarme la sedación paliativa; los he echado de casa”, cuenta encendido, y Lola tiene que hacer de traductora porque las palabras se atropellan y el hombre se fatiga. “Es lo malo de esta enfermedad. Es como una cárcel cada vez más estrecha. No puedes ni pegar un golpe en la mesa y salir corriendo cuando te desesperas”.

No quiero morir ahogado. Ya me ha pasado varias veces que la comida se me ha ido hacia los pulmones"
Por eso ha decidido contarle a EL PAÍS su caso. Lo hizo el miércoles 14, cuando ya tenía todo decidido. Estaba pendiente de una visita del servicio de paliativos del hospital Virgen Macarena de Sevilla, para repetirles su petición. “No voy a ir más al hospital. No quiero que me sonden ni que me pongan un respirador. ¿Para qué? ¿Para durar tres meses en vez de dos? Lo que quiero es acabar tranquilo y dejar de sufrir. Que cada comida no sea una amenaza”. No le hicieron caso. Pero Pedro se guardaba un as en la manga. “Contacté con Derecho a Morir Dignamente hace mucho. Y ellos me han dado tranquilidad. Si he seguido hasta ahora, ha sido porque sé que ellos me van a ayudar. Si no, habría tomado la decisión de quitarme la vida antes”, afirma. “La ley de muerte digna andaluza no prevé casos como el mío. Está pensada para gente con cáncer. Pero a mí me dicen que no estoy terminal”.

La verdad es que la norma andaluza no puede ir más allá de lo que establece la legislación estatal: en España la eutanasia se considera un homicidio y la ayuda necesaria al suicidio está castigada por el Código Penal, aunque con atenuantes. Tampoco la ley de muerte digna que el Gobierno envió al Congreso antes de la convocatoria de las últimas elecciones cambia esta situación. A imagen de la norma andaluza, en la que se basa, deja claro que debe prevalecer la voluntad del paciente de renunciar a un tratamiento, que eso no debe impedir que los médicos le ofrezcan otras alternativas y, además, defiende a los profesionales que actúen por respeto a la voluntad de los enfermos, aunque la consecuencia sea acortar su vida.

¿Mi epitafio? ‘Muerte al Estado y viva la anarquía’. Dilo así”
Cinco días antes de morir, Pedro lo tiene todo preparado. Y sabe que es su última lucha. “Quiero reivindicar la eutanasia legal, o, por lo menos, que se despenalice el suicidio asistido. Ojalá con mi caso se reabra el debate”, dice. Pero, a falta de que la legislación le ampare, va a ir lo más lejos que puede, exigiendo que acaben con su sufrimiento. “Eso es legal”, insiste.

Dos días antes de morir, el sábado, Pedro organizó una fiesta. 80 personas, entre familiares y amigos. “Como una boda”. “Todos saben mi decisión, y me apoyan. Va a ser muy emotivo”, dice en uno de los pocos momentos en que su firmeza parece que se rompe. “Yo invito. Bueno, pagará el Estado”, bromea refiriéndose a que se va a gastar su última pensión en el convite. El domingo, médicos de la asociación DMD le visitaron. “Hicimos una valoración de su estado de sufrimiento, que él considera ya intolerable. Dado que en su estado no hay alternativa, y contando con el consentimiento del paciente, se procedió a la sedación”, cuenta el médico que le visitó. Falleció el lunes, en su casa, después de despedirse de su novia, sus amigos, su familia y su perro. El martes fue enterrado.

El hombre sabe perfectamente lo que quería. “Cuando todo se acabe, que me incineren y me entierren bajo un nogal. Imagínate un mundo donde en vez de cementerios hubiera bosques. Así, por lo menos, una vez muerto podré servir de abono y ayudar a luchar contra la deforestación”, dice. No sabe qué habrá después —“No tengo ni idea. Ojalá volvamos a la vida para seguir aprendiendo. Cuando nos veamos ahí, y que sea muy tarde, ya lo sabremos”— pero, vaya donde vaya, llevará su lema: “¿Mi epitafio? Lo que ha sido mi vida: ‘Muerte al Estado y viva la anarquía’. Dilo así”, insistió. Y queda dicho.



Una larga lista de antecedentes
Ramón Sampedro (1943-1998). Parapléjico desde 1968, cuando tenía 25 años, el hombre luchó durante 30 años para que los tribunales permitieran que un médico le diera una combinación de fármacos que acabara con su vida. No lo consiguió, y, al final, decidido a acabar con su vida, ingirió una dosis letal de cianuro que alguien le suministró. Luego se supo que había sido su amiga Ramona Maneiro, pero el delito de colaboración necesaria para el suicidio ya había prescrito. Su caso fue reflejado en la película Mar adentro.

Madeleine Z. (1938-2007). La mujer, que sufría una grave enfermedad paralizante, se quitó la vida en su casa de Alicante ingiriendo una combinación de fármacos. Recibió asesoría de la asociación Derecho a Morir Dignamente.

Inmaculada Echevarría (1955-2007). La mujer vivió 10 años postrada en una cama con la ayuda imprescindible de un respirador. Tardó más de medio año en conseguir que los médicos del Servicio Andaluz de Salud que la atendían aceptaran su petición de que la desconectaran de la máquina, algo a lo que, según la Ley de Autonomía del Paciente de 2002, tenía derecho. Al final, fue la propia Junta la que aprobó su demanda, que solo pudo cumplirse cuando cambió de hospital, de uno concertado a uno público. Su caso motivó que Andalucía elaborara una Ley de Muerte Digna, modelo de la que dejó preparada el último Gobierno socialista y que está pendiente de tramitar en el Congreso, donde no se espera que el PP la retome.

(El País)

No sin mi móvil

Me dejao el móvil en casa esta mañana.
Y estoy... como si me faltara un órgano, oye.
Y es que estamos adicionaos a los aparatos.
Es la leshe, tú. Ni que fuera una prótesis pal corazón o cosa vital.
Antinaturales que andamos.
Y lo que te rondaré, que dicen en mi tierra.

Sobre el nuevo ministro de economía

"...Bueno, decir que Luis de Guindos "trabajó" en Lehman Brothers es un cierto eufemismo (...): De Guindos fue miembro del Consejo Asesor para Europa de Lehman Brothers desde 2004, y fue nombrado jefe supremo de la fima para España y Portugal en 2006, cargo que ocupaba cuando quebró el banco inversor en 2008. Se manejó una cifra de pasivo de 430.000 millones de euros, 1.148 de ellos de clientes españoles. Lehman, ¿recuerdan?, estaba lleno de esos activos tóxicos (subprimes y demás) que acabaron con las finanzas mundiales y que ahora pagamos usted y yo. A De Guindos parece que Rajoy le ha encargado que compruebe que sí, que pagamos. Se aplicará en el cometido."

(José María Izquierdo. El País, 22-12-2011)

Mi comentario: Es un nombramiento que queda... antiestético.
A la ética, ya, ni mentarla.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Navidad

Oh, milagro. El Hijo de Dios ha existido eternamente,
pero sólo hoy su Madre le ha dado a luz.

Si, de verdad, puedes nacer de Dios
y, a su vez, parir a Dios, entonces sales y entras.

(Angelus Silesius)

Feliz Navidad.
Amelia

Que los recapitalice su madre II

Pues no ha sido su madre. Hemos sido, como siempre, nosotros.
Va el Banco Central Europeo y le presta a los bancos medio billón, con B, de euros al 1% de interés. Medio billón de euros salidos, sí, sí, lo habéis adivinado, del sufrido y esquilmado bolsillo de los contribuyentes europeos.
¿Y qué harán los bancos con ese dineral barato y abundante? ¿Hacer fluir el crédito? ¿Ayudar a la reactivación económica? ¿Contribuir a la creación de empresas y, por tanto, a la contratación de personal en paro? ¿Facilitarle la vida a las familias? No, señor. Qué tonterías son esas. Lo que piensan hacer los masters del Universo bancario con nuestro pecunio prestado al 1%, es comprar deuda pública de países como España, al 5%, punto arriba o punto abajo, sacar una pasta gansa sin mover un dedo, y sanear sus cuentas. Negocio redondo, oiga. Para ellos, se entiende. Y al mancomún, que lo zurzan. Como siempre, también.
Ay, qué resalaos.
No te jode.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Un análisis patatero (entre muchos posibles) de algunos aspectos de la crisis

Se pueden hacer muchos análisis acerca de la situación actual, pero entre ellos, uno muy simple y patatero explica bastante bien, al menos, algunos de sus aspectos: Un sencillo problema de oferta y demanda. O la ley de bronce de los salarios, de la que ya trató una breve entrada en este blog. A mucha oferta de mano de obra, y poca demanda de la misma, bajada de precio de esa mano de obra. En otras palabras, paro y salarios de miseria.

Esto, si dejamos, como les gusta a los teóricos del capitalitalismo puro y duro, al estilo salvaje, que opere sin restricciones el mercado. Si metemos inteligencia, hay otras formas de abordar el problema. Por ejemplo, un reparto del trabajo. Pero de eso nadie habla, y menos que nadie, una izquierda (por llamarla de alguna manera) que no ha dudado en alargar la edad de jubilación en una sociedad con cinco millones de parados, y donde el cincuenta por ciento de los jóvenes que buscan empleo no lo encuentran.

Si hay un veinte por ciento de paro, reduzcamos la jornada laboral (y los salarios, sí, y los salarios) un veinte por ciento, contratemos a ese veinte por ciento de demandantes de empleo, y se acabó el problema.

Lo que no es de recibo es, efectivamente, bajar los salarios un veinte por ciento o más, recortar los derechos laborales, alargar las jornadas de trabajo y, tras abaratar los despidos, seguir tirando gente a la calle y aumentando el paro, además de recortar las prestaciones de protección social. Vamos, el sueño de un capitalista decimonónico, que es, además, exactamente, lo que se está haciendo. Mientras los sindicatos se baten en retirada, y los ciudadanos, aterrorizados y en shock, tratan de sobrevivir cada uno por su cuenta, al grito (no demasiado alto, no sea que se fijen en uno) de "sálvese el que pueda".

Porque el verdadero problema es el miedo. El miedo a que le toque a uno el paro, la miseria, la imposibilidad de pagar la hipoteca, el deshaucio, la marginación social y económica. El miedo a que uno y su familia terminen en la calle. El miedo a la absoluta dureza e insensibilidad de una sociedad y unas instituciones que han abdicado de su responsabilidad de servicio público para convertirse en servidores privados de un mercado sin alma.

Y las cosas empeorarán. Empeorarán antes de mejorar, porque hace falta estar muy mal para superar el miedo y decidirse al cambio, y esto sólo cambiará cuando cambiemos nosotros.

Cuando cambiemos nosotros, y tomemos en nuestras manos nuestro destino individual y colectivo.

Ojalá, cuando eso suceda, lo hagamos con cordura, inteligencia y corazón.

Si logramos que no nos azoten...


JOSÉ MARÍA IZQUIERDO 21/12/2011 (Fuente: El País. Opinión)

Han ganado. Aquí, allá y acullá. Ya nos han vencido, sometido, conquistado. José K. cree que los nuevos amos del universo están convencidos de que lo moderno es volver al siglo XIX y lo antiguo, los avances del siglo XX.


Confía José K., quizá de forma irresponsablemente ingenua, en que al menos no lleguen a los castigos físicos. Nos recortarán, nos achucharán, nos encogerán, harán papiroflexia -mire qué bonita la pajarita que nos ha salido- con los papeles donde teníamos grabados nuestros derechos, nos cerrarán refugios y si dejan alguno, quizá algún hospital, nos cobrarán la entrada, primero, y cada latido advertido por el estetoscopio sonará con el clic de las cajas registradoras. Pero José K. espera, vaya usted a saber por qué, que no nos apaleen. Algo es algo, se dice mientras ve en el espejo del cuarto de baño esa cara agrietada por los años, sí, pero también por repetir una y otra vez la misma frase: ¿aún quieren más? ¿Aún quieren más? ¿Aún quieren más?
Cuánto mejor salarios ridículos, de 400 euros; hay que olvidarse de los convenios colectivos.
Mira nuestro hombre, un tanto encorvado, involuntaria muestra de sumisión, a los nuevos amos del mundo, tan triunfadores, tan pavos reales, con esa sonrisa de tampoco es para tanto. Y sí, efectivamente, tampoco es para tanto porque esos que vemos mandan muy poco, que más bien obedecen. ¿Y quiénes son, entonces, se pregunta José K., los que de verdad han conseguido que una señora alemana y un señor francés se repartan un pastel cada vez menos apetitoso y encima nos hagan creer que estamos construyendo una nueva Europa -quiénes, ¿nosotros?-, mientras sus banqueros aguardan a que lleguen los despojos de tanto sucio pig en sus modernos despachos con diseños de la Bauhaus o de Philippe Starck? ¿Quiénes son entonces los que han quitado a un primer ministro -repugnante, bien es cierto- para poner a un obediente empleado de banca? No se sabe, pero lo único que les caracteriza es que siempre, siempre, en cualquier circunstancia, quieren más. Y eso que ya lo tienen todo.

Así que José K. insiste: puede, incluso, que nos traten bien, piensa, hasta que nos den palmaditas en los mofletes, más bien resecas mejillas según pase el tiempo. Y es que ni tan siquiera necesitan azotarnos o amarrarnos con grilletes. Ya nos han vencido, derrotado, sometido, conquistado. No solo aquí, en este limitado terruño, no. Es sismo de dimensiones apocalípticas por cuanto sacude a todos y cada uno de los continentes. Incluso José K. tiende a pensar que de existir otras galaxias, también en ellas habrían vencido los mismos. Cierto que solo lo han hecho por nuestro bien, que hay que ver cómo hemos gastado tantos años, como unos irresponsables. Por eso vienen ellos -¿quiénes?- a poner orden en este patio de monipodio donde hasta los obreros tenían casa propia -ya ven- y se habían hecho crecer los derechos sociales de las minorías y los más desprotegidos. A tales desmanes, equivocadamente, sin duda alguna, se les había considerado avances de la humanidad. José K., asustado por la velocidad que le arrasa los pensamientos, empieza a verlos como cosas del pasado.

Y es que ahora ya no necesitan disimular. ¿Para qué? Si ya quitan y ponen primeros ministros y responsables de economía, en un mecanismo de puerta giratoria siempre en movimiento o de alegres, para ellos, tiovivos, hoy en Goldman Sachs o en Lehman Brothers, mañana ministros o gobernadores de bancos centrales para sin solución de continuidad, una vez cumplidos los encargos, retomar sus bien remunerados empleos. José K., con un punto de chulería, producto del enfado, advierte que tiene sus nombres y hasta sus fotos. Aquí están anotados, dice, este, ese otro y aquel de más allá. Y si eso practican esos chafalmejas a escala planetaria, qué no podrán probar en nuestra pequeña granja, minúsculo reducto este en una esquina del muy Viejo Continente.

Están a punto de lograr, por ejemplo, según ve nuestro hombre, que se haga cierto un sucedido nunca visto a lo largo de la historia: que lleguemos a creer moderno lo que ocurría dos siglos antes y antiguo lo que pasó en el siguiente. Un contradiós. Pero José K. lo ve aquí y allá el siglo XXI. Nos llevan al XIX y abominan del XX. Cuánto mejor aquellos años en que no había regulaciones de sueldos, edades, horarios o contratos. ¿No es excitante comprobar cómo crecía el capitalismo gracias a que aquellos miles de obreros de Manchester se dedicaban a lo suyo, a caerse muertos trabajando, y no a perder el tiempo en vacaciones y horas para el sándwich de pepinillo, que en nada benefician a la producción? Mucho más moderno, dónde va a parar, la vuelta al XIX. Y si me apuran al XVIII, al XVII o al XVI, y no les calienten, ruega José K., que estos nos llevan al antiguo Egipto.

Convertidos pues contratos, derechos, e incluso los sindicatos, esos entes demoniacos, en antiguallas inservibles del siglo XX que solo retardan el progreso y el futuro, pensemos en su abolición. Cuánto mejor salarios ridículos -400 euros y ya estás dando palmas con las orejas-; olvidarse de convenios colectivos y empieza a picar ahora que ya te diré. Si se me antoja. ¿Dicen que ya ocurre en Alemania, donde empleos a menos de esos 400 euros maquillan de forma vergonzante las cifras de un desempleo muy superior al confesado por el Gobierno de Merkel, mientras los otrora poderosos sindicatos alemanes miran hacia otro lado o quizá ya ni miren porque se han quedado ciegos, mudos y sordos? Pues eso me reafirma en lo que digo, insiste irritado José K., que ellos, esos seres innombrables, nos han desbaratado, pisoteado, laminado, aquí, allá y acullá.

No quiere nuestro hombre, ya la vena de la frente como una cuerda, perder el tiempo en duques hábiles de manos en distintas disciplinas, ruinosas necrópolis levantadas un día en honor de ridículos caudillos chocarreros, y ni tan siquiera le apetece mencionar lo larga que le quedaba la sisa o corto el tiro en sus galas al presidente pinturero. Prefiere pensar en cómo hemos de levantarnos, unirnos en el lado transparente de la Fuerza, y protegidos por armaduras -yelmo, gorguera, escarcelas-, chalecos antibalas -con kevlar, por supuesto- o trajes NBQ, sin olvidarnos de la imprescindible espada de láser, enfrentarnos, más pronto que tarde, a ese lado oscuro de la Fuerza que ahora todo lo domina y todo lo ensucia.

¿Y sabemos quién va a dirigir entonces esta batalla, desde la pura jugada de parchís, dada la desproporción de fuerzas, hasta llegar a la guerra de las galaxias? ¿Quizá el recio agricultor más de izquierdas que nadie será el que nos haga surcar los caminos necesarios para repensarnos la izquierda, española, europea y mundial, necesitada de finas herramientas para desarmar al maligno en este siglo XXI? ¿O será la líder pizpireta, sonrisa amable y compañera de figurillas atirantadas e incluso de raros ejemplares astures con tendencia a la caza del oso? ¿Entonces? ¿Tendremos que dejar nuestras vidas una vez más, tiembla José K., en manos de quienes tanto y tan sonoramente han perdido frente a ese enemigo que ni ahora, después de tan glorioso triunfo, sabe si sube o baja?

Es posible, es posible, medita pesaroso José K. ¿Y aguardamos el advenimiento de otro querube o volvemos a depositar vida y hacienda en el veterano sarmentoso y tatuado de cicatrices? Cree nuestro hombre que aún queda tiempo para resolver esa pregunta que le quema la lengua nada más plantearla. Ahora, ruega, déjennos un tiempo para llorar a nuestros muertos y rehacer los adentros. Es cosa de poco, lo prometemos. Para calmar el dolor, que un fantasma recorre el universo y la reconquista va a ser inclemente y cuajada de peligros.

"Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais... atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser.

Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.

Es hora de morir".

(Roy Batty, Blade Runner, Ridley Scott, 1982).

"Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais... a multitudes despojadas de sus derechos más acá de Orión, y revolverse contra las injusticias y cantar al progreso en esa tierra que habitan los humanos, más allá de la puerta Tannhäuser".

(Añadido de José K., diciembre 2011).

(José María Izquierdo. Fuente: El País)

Lo que Dios no es

Lo que es Dios no se sabe. No es luz, ni espíritu,
ni éxtasis, ni Uno, ni lo que se llama divinidad,
ni sabiduría, ni intelecto, ni amor, voluntad. bondad,
ni tampoco cosa, ni no-cosa, no es ser, o afecto.
Es lo que yo y tú y toda criatura
no experimentaremos hasta que seamos lo que Él es.

(Angelus Silesius)

A empujones

Me están llevando, a empujones, a otra etapa de la vida.
Joder, que ya voy. Un poco de calma...

Peso

Cómo pesa la responsabilidad.
Tomar decisiones sobre la vida de otros.
Imponer decisiones a quienes no pueden decidir por sí mismos.
Y vivir sabiendo que eres tú quien responde.
Ante ti misma.
Mi mundo, últimamente, pesa mucho más.

martes, 20 de diciembre de 2011

Y punto.

De nuevo, una sencilla frase, conocida hasta la saciedad, pero que hoy, al recibirla, también por mail, me ha sabido como a oída por primera vez, quizás por el asunto del kairos:

"Flores a lo que viene.
Flores a lo que se va."


Que resulta ser, más o menos, como ese viejo mantram mío:

"Lo que hay, es lo que toca".

Y punto.

¿Qué, si no?

Un texto rúnico

Recibo por mail, enviado por un amigo, este hermoso texto, que me ha conmovido y deseo compartir:

"Lo cierto es que la vida es dura y peligrosa,
que aquel que persigue su propia felicidad no la alcanza,
que el débil ha de sufrir;
que quien solicita amor se verá decepcionado;
que el glotón no quedará saciado;
que quien busca la paz,
encuentra la guerra;
que la verdad es solo para los valerosos;
que la dicha es sólo para aquel que no teme la soledad;
que la vida es sólo para aquel que no teme la muerte ! "

(Escrito boustrophedon en piedra cerca de Asferg, Suecia).

lunes, 19 de diciembre de 2011

Una santidad que no deja nada fuera

Jim Marion: Pura sencillez e integridad. Una integridad humilde.
La humanización de la mística.
La normalización de la santidad.
La clase de santidad que abarca, que hace suya la totalidad.
Que no deja nada fuera.

En el fondo

Y,
en el fondo,
silencio.

A.S.

Seco

Todo se va quedando
seco.

A.S.

Como en todos vosotros

No es que haya nada "malo" en esa "yo" total.
Hay sólo... intensidad.
Y simple naturaleza.
Como en cualquier animal.
Y humanidad.
Y ser.
Como en todos vosotros
(Más o menos.
Creo...).

Sólo Dios

Tal vez, sólo Dios pueda aceptarla.
O yo misma, cada vez más.
Pero en la soledad de mi interior.
Donde nadie más me ve.

No es verdad

No es verdad, al menos, del todo.
Lo que me da (aún más) miedo es que los demás no quieran aceptar a la criatura total que naturalmente soy.

¿Qué pasaría?

¿Qué pasaría, qué pasaría en realidad, si me dejara ser, entera y libremente, tal y como emerjo de mí misma, en cada momento?
El otro día, le decía a J: "Si me dejara ir tal cual, te asustarías".
Pura proyección.
Soy yo la que me doy miedo.

"En soledad vivía..."

"En soledad vivía
y en soledad ha puesto ya su nido."
(Juan de la Cruz)

Exactamente así.
Y sabe a desierto.
A arena seca.
Sola.

17 de diciembre de 1991

Un diecisiete
de diciembre,

igual
que hoy,

pero hace
veinte
años,

yo te estaba
pariendo.

Yo te estaba
pariendo
sin remedio.

Hendida
por dolores
sin remedio.

Tú me estabas
abriendo
sin remedio.

Abriendo
entera,
al paso
de tu cuerpo,

al paso
de tu vida,

niño solar,

pidiendo paso
y vida,

emergiendo
en tu triunfo,

el pene
enhiesto,

derramando

un arco de oro
líquido,

aún enlazado
a mí

por un cordón
de plata

palpitante.

A.S.

Todos los días

Todos
los días
se pierde
-otra vez-
la inocencia

(Todos
los días
duele).

A.S.

Pero...

Pero
he parido
hijos
y amado
hombres.

Y
moriré.

A.S.

Un puñado de recuerdos

Hay
un puñado
de recuerdos
que tienen
peso.

Lo demás,
casi
no me ha pasado
nunca.

A.S.

Sin consistencia

Atravieso
con esta
mano
la veladura
frágil
de mi vida.

No encuentro
consistencia.

Casi
no encuentro
consistencia

(excepto
donde duele).

A.S.

A una de tantas vidas


perteneces
a una de tantas
vidas
que
no son
ésta.

A.S.

Esas Amelias infinitas que nunca fui

Invierno.
Sentada
junto al fuego,
en el diciembre
de mis
cincuenta y siete,
he dado en que
me duelan,
esta tarde,
todas esas Amelias infinitas
que nunca fui,
todas esas Amelias
que quedaron
atrás
para que pueda
vivir
ésta que
(pareciera que)
soy.

Tantas Amelias
en condena,
tantas vidas pujantes
abortadas,
relegadas
-en aras de esta vida
que parece que vivo-
al exilio del ser.

Me duelen,
hoy,
los dones no
desarrollados,
los amantes
jamás
acariciados,
los hijos
nunca
concebidos,
los sueños no
soñados,
las lágrimas
que ya
se quedarán
sin derramar.

Todas esas Amelias
que me gritan por dentro,
reclamando
su paga y su
derecho,
que me siguen estando
en esta sola
Amelia,
que esta tarde,
sentada junto al fuego,
en el invierno
de sus
cincuenta
y siete,
se pregunta
si la Amelia que cumple
este
destino
no habitará, tal vez,
en otros tiempos y lugares,
el interior de otras Amelias,

si esta Amelia,
que
(parece que)
soy,
acaso no
recorre
otros exilios,
y clama
por su vida,
allí y entonces
no
vivida,
su vida
postergada
para dar paso a otras
Amelias
de las tantas,
infinitas
posibles.

A.S,.

viernes, 16 de diciembre de 2011

No sé qué

Qué lejos me siento, incluso de lo que amo.
De todo.
Algo en mí está cambiando.
Y me da miedo.
No me hago ilusiones sobre nada ni sobre nadie.
Hay una nueva dureza.
Y una nueva ternura... sin contemplaciones.
Y no encuentro, por más que la busco, la inocencia.
La inocencia.
Espero.
Espero no sé qué.

Sin energía

Puede que Dios nos rinda por cansancio.
Pero hay veces en que ya no queda energía ni para agitar la bandera blanca.
Joder.

Desde que tengo memoria

"Y todos cuantos vagan
de ti me van mil gracias refiriendo,
y todos más me llagan,
y déjame muriendo
un no sé qué que quedan balbuciendo."
(Juan de la Cruz)


No sé qué o cómo o qué diablos sea Dios.
César Bacale ha defendido en varias entradas de su blog la tesis de que sólo se ama lo que se conoce.
Disiento. El amor de mi vida es para mí un perfecto desconocido, lo perfectamente desconocido, y sin embargo he dedicado décadas a seguir su rastro a través de todo y de todos y de todas las cosas, y más allá de todo y de todos y de todas las cosas.
Y estoy aún donde nunca he dejado de estar: en ninguna parte.
No sólo sin respuestas, sino ya casi sin preguntas.
Y lo sigo amando (y odiando) sobre todo y todos y todas las cosas, y en todo y todos y todas las cosas.
Como siempre.
Como siempre desde que tengo memoria.

Totalidad

Nada que decir. Permanece, sin embargo, el impulso de comunicarme. De salir de mí misma, de mi ínsula interior, y lanzar "hacia afuera", signifique eso lo que signifique, estos mensajes embotellados en forma de entradas. Que siempre vienen a decir lo mismo, a relatar la misma necesidad: Totalidad, totalidad, totalidad...

Un concentrado de infancia

Fotos antiguas. Papeles olvidados. Cosas que pertenecieron a mis abuelos, a mis padres, a mí misma, de niña.
Una inmersión a quemarropa en un concentrado de infancia puro, sin diluir.
Contenidos del pasado que emergen sin avisar del fondo de la conciencia, de allí donde nunca dejaron de estar, y se imponen al presente con toda su fuerza intacta.
Olores, sentimientos, texturas.
Un viaje iniciático dulce, doloroso, intenso.
Tierno y duro, como la materia interior de la que estamos hechos.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Me puede la ternura

Me puede la ternura.
Se sobreimpone al cansancio, a la impaciencia, al juicio, a todo tipo de decisiones supuestamente racionales y lógicas.
Me acaba pudiendo la ternura.
Gracias a Dios.

martes, 13 de diciembre de 2011

Regreso

En este viaje ha pasado de todo.
Y, al volver, sigue pasando de todo.
Como si la mano de Dios hubiera cogido una minipimer gigante y me la hubiera puesto en marcha en el alma.
Cosas.

Camino de Málaga (6-12-2011)

Sol en la nieve.
Blanca y azul, la sierra
sobre Granada.

Granada al fondo.
Andalucía abajo,
sigue el camino.

Málaga y mar.
Fenicios comerciantes
y marineros.



Apuntes tomados en el coche:

La autovía discurre entre monte y olivares. Una niebla poco densa, saturada de sol, se desliza y se instala entre las lineas de olivos. De vez en cuando, los pueblos blancos de la Alta Andalucía.

Al pasar por Loja, recuerdo los larguísimos viajes Málaga-Granada de mi niñez. Aquí se paraba para el café de media mañana, acompañado de unos roscos blancos, con una cubierta crujiente, de azúcar y merengue, típicos del lugar.

Guadalmedina, río de la ciudad en árabe.
El río seco de Málaga, al que yo he visto, sin embargo, cuando era chica, ponerse bravo en época de lluvias y comerle el terreno, calle a calle, a la población al completo.
El balcón de mi casa daba al río. Desde allí arriba, la ciudad inundada semejaba una Venecia andaluza y cutrosilla de finales de los cincuenta. Pero yo, entonces, no pensaba en eso. Sólo miraba muebles, maderas y algún perro muerto pasar flotando calle abajo.

Los niños de mi generación pasábamos mucho tiempo en los balcones. Cosas de la era pretelevisiva.
Desde el de mi abuela se podía ver perfectamente cómo desfilaban los entierros. Ni punto de comparación con los de ahora. Por aquel entonces, el asunto de la muerte se llevaba como es debido, con el difunto en carroza negra tirada por cuatro caballos con penacho, y detrás, a pie, la comitiva fúnebre.
Con una frecuencia escalofriante, la carroza, los caballos y los penachos eran blancos: Llevaban a enterrar a un niño. Yo, sin embargo, a mis cuatro o cinco años, no me daba por aludida. A esa edad, se sabe poco de la muerte.

Málaga: La condición de origen de una ciudad, fundada por fenicios, "astutos varones del mar" (Odisea), que montaron un chiringuito en la playa para allegar pescado y vender quincalla de todo a cien a quien se terciara. Y que sigue, tres o cuatro mil años arriba o abajo, viviendo, más o menos, de lo mismo: Guiris a los que esquilmar, pescaíto frito, y poco más. La historia tiene mucha menos prisa que nosotros.

(Por cierto, y para los que caigan en la tentación de tener en poco a esa cultura comercial y marinera, recordarles que esos fenicios tan escasamente "espirituales", esos que andaban fundando ciudades y unificando Mediterráneos dos mil años antes de Cristo, fueron, sin ir más lejos, los inventores del alfabeto fonético, ese que luego copiaron los griegos, y que resulta ser el padre de éste en el que escribo ahora. Entre otras cosas.Muchas. Vive Astarté. Y Baal. Añado.)

martes, 6 de diciembre de 2011

Repetición

A los cincuenta y siete
(casi)
todo
se ha
repetido
muchas
veces.

A.S.

(Últimamente rezo muy a menudo.
Yo sola no sé salir del laberinto.)

"Dondequiera que voy Grecia me hiere" (G. Seferis)

"Dondequiera que voy
Grecia me hiere.

En Pilion, entre los castaños, la túnica del Centauro
deslizábase entre el ramaje para envolver mi cuerpo,
mientras subía a la rampa y el mar me seguía
trepando él también como el mercurio de un termómetro,
hasta que encontramos las aguas de la montaña.
En Santorini, rozando las islas que se hundieron,
escuchando sonar una flauta entre las piedras pómez,
una flecha súbitamente lanzada
desde los confines de una juventud desaparecida
se clavó en mi mano.
En Micenas he levantado las grandes piedras y los tesoros de los Atridas.
Dormí al lado de ellos en el hotel de "La Bella Helena de Menelao"
y sólo desaparecieron al alba, cuando cantó Casandra,
con un gallo suspendido de su negra garganta.
En Spetsas, en Poros y en Miconos,
las barcarolas me laceraron.
¿Qué quieren aquellos que creen encontrarse
en Atenas o en el Pireo?
Uno que viene de Salamina le pregunta a otro: "No viene usted de la plaza Omonia?"
"- No - responde éste satisfecho - , yo vengo de la plaza Syndagma,
me encontré con Yannis y me pagó un helado".

Entretanto, Grecia viaja.
Nosotros lo ignoramos, ignoramos también que todos somos marineros sin empleo,
así como ignoramos cuán amargo es el puerto cuando los navíos han zarpado.
Y nos mofamos de aquellos que lo sienten.

¡Graciosa gente! Creen que están en el Ática y no están en ninguna parte.
Compran confites para casarse,
llevan en las manos "lociones capilares" y se hacen fotografiar,
como el hombre que hoy he visto
sentado frente a un telón de fondo con flores y palomas
que dejaba que la mano del viejo fotógrafo
le alisara las arrugas que marcaron en su rostro todos los pájaros del cielo.

Entretanto, Grecia viaja siempre,
y si vemos "el mar Egeo florecido de cadáveres"
son los que quisieron, nadando,
alcanzar el enorme navío;
los de los que estaban hartos de esperar los navíos que ya no zarpan,
el Elsi, el Samotracia, el Ambracicos.

Ahora que el Pireo se oscurece, los barcos pitan,
pitan sin cesar, pero ningún cabestrante se mueve,
ninguna cadena mojada ha cabrilleado con el último resplandor del sol que declina;
el capitán, emperifollado de oro y plata, permanece clavado en su puesto.

Dondequiera que voy
Grecia me hiere.
Cortinas de montañas, archipiélagos, granitos desnudos.
El navío que avanza se llama Ag-onía 937."

(A bordo del "Aulis", aguardando el instante de levantar las velas)

Verano de 1936

Giorgos Seferis (Esmirna, 1900, Turquía / Atenas, 1971, Grecia)
De: "El zorzal y otros poemas"

Un mar introvertido (Serrat: Mediterráneo)



Quizá porque mi niñez
sigue jugando en tu playa,
y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor,
llevo tu luz y tu olor
por donde quiera que vaya,
y amontonado en tu arena
guardo amor, juegos y penas.

Yo, que en la piel tengo el sabor
amargo del llanto eterno
que han vertido en ti cien pueblos,
de Algeciras a Estambul,
para que pintes de azul
sus largas noches de invierno.

A fuerza de desventuras,
tu alma es profunda y oscura.

A tus atardeceres rojos
se acostumbraron mis ojos
como el recodo al camino.
Soy cantor, soy embustero,
me gusta el juego y el vino,
tengo alma de marinero.

¿Qué le voy a hacer, si yo
nací en el Mediterráneo?

Y te acercas, y te vas,
después de besar mi aldea.
Jugando con la marea
te vas, pensando en volver,
eres como una mujer
perfumadita de brea
que se añora y que se quiere,
que se conoce y se teme.

Ay, si un día para mi mal
viene a buscarme la parca.
Empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas.
Y a mí enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo.

En la ladera de un monte,
más alto que el horizonte,
quiero tener buena vista.
Mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista.

Cerca del mar, porque yo
nací en el Mediterráneo.

(Serrat)

Una mujer que llora ante su pueblo

Las lágrimas de la credibilidad

El llanto de la ministra Elsa Fornero al anunciar los recortes hizo a los italianos conscientes de la situación y también abrió un nuevo tiempo en la política
Pablo Ordaz Roma 5 DIC 2011 - 12:13 CET285

La ministra de Trabajo italiana, Elsa Fornero, no puede contener el llanto durante el anuncio de las medidas de ajuste. Fornero, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, explicaba los recortes planteados cuando se echó a llorar al pronunciar la palabra "sacrificio". A continuación, Monti tomó la palabra y dijo: "Conmuévete, pero corrígeme".

La ministra no quiso llorar, pero lloró. Y sus lágrimas no buscadas, su gesto sincero de dolor, trazaron una frontera entre un antes y un después. Antes de las lágrimas de la ministra Elsa Fornero tal vez los italianos –como los españoles, como los franceses— no eran del todo conscientes de que, para salir de la crisis, será necesario hacer sacrificios. Ya sí lo saben. Se lo ha dicho, a corazón abierto, la profesora Fornero, catedrática de Economía Política de la Universidad de Piamonte, fundadora del CERP (un prestigioso centro de investigación europeo en políticas de pensiones y seguridad social), una mujer que a sus 63 años no había sentido nunca la tentación de la política hasta que su país –al borde del precipicio—se lo pidió.

Por tanto, no son las lágrimas de una guapa higienista dental a quien Silvio Berlusconi encumbró a la cúpula de la política a cambio de mejor no saber qué. Es el dolor de alguien que, desde el conocimiento, ha vislumbrado lo oscuro del túnel y a esa hora de la noche del domingo –después de muchas horas de trabajo— tal vez puso rostro a uno de esos pensionistas que tan bien conoce y que, a partir de ahora y por culpa de la maldita crisis, se les vuelve a complicar la vida.

Las lágrimas de la ministra de Trabajo, a tenor de lo leído en la prensa italiana, marcan también otra frontera. La de la credibilidad. No la de la credibilidad hacia Europa y los banqueros que fue la que utilizó el presidente Giorgio Napolitano para descabalgar a Silvio Berlusconi del poder y colocar en su lugar al tecnócrata Mario Monti. No. La de la credibilidad de los ciudadanos hacia la política, tan desprestigiada en Italia –como en España, como en Francia— por quienes la han convertido en un modo de vida y no de servicio. “También los técnicos tienen un alma”, es la primera frase del análisis de Filippo Ceccarelli en la portada de La Repubblica. Ahí está el descubrimiento.

Y ahí la otra frontera: además de capear el temporal de la crisis, el Gobierno de Monti tiene la oportunidad de inocular en los políticos la necesidad de establecer una relación más sincera con los ciudadanos, y en los ciudadanos la posibilidad de volver a creer en la política. Por el momento, solo Pier Luigi Bersani, el líder del izquierdista Partido Democrático, parece haberse dado cuenta de que se puede construir otra Italia de estos escombros. De que la tierra de la política, tanto tiempo esquilmada por quienes solo la utilizaron a su antojo, puede volver a ser fértil y útil. Las lágrimas de la ministra Fornero –lejos de avergonzarla a ella y a su Gobierno— vienen a regar el futuro.

(Fuente: El País)


Y ahora, mi comentario: No conozco a la ministra Fornero, y en este momento me da lo mismo si estoy o no de acuerdo con las medidas que ella cree que hay que tomar para salir de esta crisis y construir una vida decente para su gente.
Lo que siento es que sus lágrimas la honran, y nos honran a todos.
Que si hubiera más políticos que se sintieran sarvidores públicos, más políticos capaces de llorar por el sufrimiento de su pueblo, valdría la pena escuchar a esos políticos, y tal vez, junto a ellos, trabajar para el futuro. El nuestro y el del mundo.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Para hacerme justicia

Pero también
hay vidas
que se cruzaron con la mía
y
crecieron.

A.S.

Confesión (una entre las posibles)

Yo, Amelia,
confieso
haber traicionado
la verdad de mi alma.

Haberla traicionado
una y mil veces.

Haberla traicionado
casi siempre,
en todos sus aspectos,
en todos sus matices,
en todas sus facetas.

Confieso haber vendido mi verdad
a cambio de dinero,
amor bastardeado,
seguridad, prestigio,
inmunidad
al miedo
y al vacío.

Confieso haber pecado
contra mi intensidad,
aceptando ocultarla,
por un puñado
de migajas.

He profanado mi palabra
diciendocuando era no
y no cuando era .

He faltado el respeto
a mi corazón
y a mi cuerpo,
por amor
o por falta de amor.

He prostituido
mi integridad
en el intento de ser "buena",
de seguir el camino de otros,
de no aceptar la soledad.

He comerciado
con mis dones
de todas las maneras.

Tal vez sea algo inevitable.
Tal vez lo siga haciendo.
Pero que yo lo sepa.

Que yo lo sepa,
y no lo esconda
de mí misma.

A.S.

Esto va en serio

Esto
va en serio.

Va
en serio,
esto
de vivir.

Aquí
se muere
gente
todos
los días.

Así
que es
ahora mismo.

Lo que sea
que sea,
es
ahora mismo.

A.S.

Tiempo para prestar

Hay caminos
por recorrer.
Tengo
casi toda
mi oscurdad repartida,
mi luz, en otras manos,
mi humanidad,
apenas recogida
del suelo.

No me queda
más tiempo
para
prestar.

A.S.

La cueva de la verdad

Encontrar
la cueva
de la
verdad.

Asir
la verdad
con las dos manos.

Abrirme
a la verdad.

Morir
en ella.

A.S.

Credo

Creo
en mi centro.
Creo
en lo que me duele,
en lo que toca
hacer,
en lo que sale
de mi tierra,
en lo que busca
el fuego de mi sol,
en mi tiniebla,
en el sentido de mi muerte,
de mis mil muertes,
en el peso
infinito
de mi alma.

A.S.

La voz que dice la verdad

Quiero mi voz.
La voz que expresa lo que soy.
La que da voz a lo que importa.

La voz que dice
la verdad.

A.S.

Fuego

Fuego
para quemar
la escoria.

Si duele,
también.

A.S.

Beber largamente

Busco
la tierra.
El fango
primitivo.
La profundidad
desde donde
aspirar luz,
y beber
largamente.

A.S.

Una voz mentirosa

Noto
que se me va poniendo
la voz
cada vez más
ligera,
más
rebuscadamente estética.
Mas
estúpida,
en suma.
Más
deshonestamente
mentirosa.

A.S.

Game over

No deja
de tener
sus ventajas
esto de re-morirse cada poco
tiempo.
Ligeramente incómodas
las reiteradas agonías,
el antiestético
estado de premuerte,
el empecinamento
en seguir respirando
el mismo aire gastado
de un mundo
que va perdiendo forma por instantes.
Pero,
cruzada la frontera,
y pese a ciertos
ataques recurrentes de nostalgia,
del todo inadecuada,
el bardo acaba
por tragárselo todo,
dejándonos
en las mejores condiciones
para recomenzar
el juego,
como si no
pasara
nada.

A.S.

Temas mayores

No hay más que tres o cuatro temas en el mundo. Tal vez, media docena.
Que importen, digo. Que verdaderamente importen.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Un método peligroso

Conocía cada detalle, cada suceso, casi cada palabra, pero, no obstante, los cien minutos de la película se me pasaron sin darme cuenta.
La historia se centra en la relación de un Jung aún joven, casi recién casado y con su esposa embarazada, con Sabine Spilrein, (una de las tres mujeres más importantes de su vida, junto a Emma Jung y Tony Wolf), paciente-ánima (inevitablemente escorpio) que lo marcó profundamente; y con la figura paternal, amada y odiada, de Sigmund Freud.
La fugaz aparición de un interesante Otto Gross deja adivinar también un mundo de influencias que con toda seguridad incidieron de raíz en la constitución del Jung que conocemos.
Al personaje de ese Jung aún a la búsqueda de sí mismo (la película lo deja en el momento previo a la profunda crisis que supuso su confrontación con el inconsciente) le falta, desde mi punto de vista, el toque mefistofélico que el Jung histórico posiblemente traía ya de fábrica. Deja, sin embargo, un resquicio para intuir, para asomarse al interior de un hombre entre varios mundos y ningún mundo, en el que muchos de nosotros podemos reconocernos.
La película no profundiza en el psicoanálisis, ni en la psicología analítica. Se limita a centrarse en los personajes. Que, en este caso al menos, como en muchos otros, se presentan como aún más interesantes que sus producciones.

Este es, no obstante, el punto de vista de una apasionada. La persona que me acompañaba, que no es del gremio, aunque sí posee un cierto conocimiento del tema, se limitó a comentar que el director había cogido un par de libros y hecho que los actores, vestidos de época, los interpretaran.

Sea como fuere, yo recomiendo que no os la perdáis.

Ninguna es yo

Todas estas voces
me pertenecen.

Ninguna
es
yo.

A.S.

Puertas

Cada puerta
entre
las infinitas puertas
inicia
una precisa trayectoria,
sólo una
entre las infinitas trayectorias,
que alcanza forma,
consistencia,
concrección,
que se alimenta de nuestra sustancia,
que acaba por constituirnos
en algo tan parcial,
en el aborto
de todo lo demás
que en un momento
ya perdido
también era
posible.

A.S.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Amen II

"Un libro debería ser como un hacha ante el mar congelado que tenemos dentro."
(Kafka)

Amen

"Escribiré hasta que empiece a escribir sobre mi yo verdadero."
(Sylvia Plath)

Contención

Hay
paisajes
que no he
de recorrer
ahora.

Paisajes
de una belleza
enferma,
que se ha dejado desquiciar

en el intento
de vulnerar
el centro

A.S.

Raíces vueltas sobre sí mismas

Se han marchitado
todas la vides
que te crecían
por el cuerpo,
te has quedado
sin fruto, pámpano, racimo,
te has casi muerto,
ya sembrado
en una tierra sin más rastro
que el mineral, vacía
hasta de la promesa.

No te quedan
más que raíces
vueltas
sobre sí mismas.

A.S.

El hambre de los bosques

Animales
como árboles,
raíces
como cepos de sombra,
no has podido librarte
del hambre
de los bosques, hay
silencios
más venenosos
que labios,
pantanos
mortalmente sedientos.

Hoy
estás sin poder,
puedes
creerme.

A.S.

Un libro de piedra

Pienso, a menudo,
en mudarme de barrio.
En coger
una maleta imaginaria
y meter, cuidadosamente doblados,
unos cuantos poemas, algunas reflexiones,
los recuerdos
de estos años virtuales
(los que quepan),
y,
sin despedidas ni alharacas,
enrolarme
en una eterea caravana
con rumbo a la frontera.
Comoquiera
que aún queda mucho territorio,
tal vez no sea difícil
re-crearme,
en nombre y en estilo,
en alguna apartada Barataria
de corte ciberinsular.
Me doy cuenta, no obstante,
de lo ilusorio de un renacimiento,
por más virtual que se pretenda,
cuando es de todos conocido
que lo vivido acecha
en los rincones del paisaje interno,
que lo ya escrito
escrito ha de quedar,
y que estas letras
que surgen de la nada del teclado,
para apenas posarse
en un espacio tan ficticio,
quedan, en realidad, grabadas
en una lápida de ciber-roca,
en un libro de piedra
que habrá de acompañarme
a donde
vaya.

A.S.

Historias como serpentinas

Surgen historias
del centro,
como serpentinas
en una noche de año nuevo,
como tiras baratas
de papel,
en una fiesta
repleta
de lentejuelas
y
máscaras
de saldo.

A.S.

Un pájaro de fuego

Hay gente
que no merece su dolor,
que no merece
el regalo
de un dolor
verdadero,
de un pájaro de fuego
anidado
en pleno corazón,
gente
sencillamente
inadecuada
para albergar
ese tesoro
ambiguo.

A.S.

Historias cazadoras

Hay,
se diría,
infinidad de historias sueltas.
Infinidad de historias cazadoras,
hambrientas de sus personajes,
que acechan, escondidas,
detrás de las esquinas,
debajo de los setos
o en la boca del metro.
Una gravísima invasión de historias,
la mayoría tristes,
a la busca y captura
de gente descuidada.
Es necesario, pues,
andar con mucho tiento
para no verte atrapado, de repente,
en una historia de terror,
o de desgracia,
o simplemente
de final infeliz,
en una historia inesperada
que cayó sobre ti
cuando ibas distraído,
pensando en tus asuntos.
Sería conveniente
prevenir a los niños,
incluir en el programa escolar
algunas clases prácticas
sobre cómo evitar tales peligros.
Parece imprescindible, como mínimo,
una campaña diseñada ad hoc,
para alertar
a la ciudadanía.
Se ha sabido de gente
completamente devorada,
perdida sin remedio
en los caminos interiores
de una historia cualquiera.
De una historia
de la que nunca más
hubo noticia.

A.S.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Como cualquier otro

A esta
ciudad
le pasa
algo
en las
ventanas,
es
un comiezo
como otro
cualquiera
para
un poema
como
otro
cualquiera
en un día
como cualquier otro.
Pero es verdad
que a esta ciudad
le pasa algo
en las ventanas.
Es tan verdad
como casi
otra cosa
cualquiera,
como decir
te quiero,
o tienes
una mancha de tinta
en la camisa.
Hoy en día
casi todas
las verdades son planas,
casi todas
tratan de cosas planas,
que adolecen
del interés más mínimo.
Pero sigue siendo
una verdad modesta
que a esta ciudad
le pasa algo
en las ventanas,
algo
demasiado triste
y antiguo
como para
insistir
sobre ello
en un poema
que no deja de ser
un poema
como
cualquier
otro.

A.S.

Cosas del país de la niebla

He tardado
tanto
en llegar
hasta aquí,
que ya me da
casi lo mismo
irme
que quedarme,
y,
sin más alboroto,
sentarme
a mirar
lo que proceda,
a orillas
de este extraño río
que sólo fluye en grises,
un río
que ha perdido
el don
de los colores
y decidido,
en consecuencia,
no avergonzarse
de ser tan gris
en toda su extensión.
Podría
intentar
algo
más heroico,
más decididamente
enérgico,
en la linea
de chica-para-todo
o mujer-en-pleno-uso-de-su-madurez,
pero lo cierto
es que me da pereza
incluso teclear
alternativas
tan extraordinarias.
Debo haber sido
un poco abandonada,
porque el camino
por donde he llegado
se ha desdibujado
por entero
en la maleza que lo definía,
y el que supuestamente
debería seguir
en adelante,
ni se ha empezado, aún,
a perfilar.
Cosas
del país de la niebla,
de los años
diluidos
en niebla,
esa niebla
que circunda el paisaje
y lo limita
en absoluta
griseidad.

A.S.

Nicanor Parra, antipoeta

YO JEHOVÁ DECRETO

Yo Jehová decreto
que se termine todo de una vez
hago la cruz al sistema solar

hay que volver al útero materno
doy por finiquitada la cosa

que no se escape nadie
que se termine todo de golpe
para qué vamos a andar con rodeos

está muy bien la Guerra de Viet-Nam
está muy bien la Operación a la próstata
Yo Jehová decreto la vejez

ustedes me dan risa
ustedes me ponen los nervios de punta
sólo un cretino de nacimiento
se arrodilla a venerar una estatua

francamente no sé qué decirles
estamos al borde de la Tercera Guerra Mundial
y nadie parece darse cuenta de nada

si destruyen el mundo
¿creen que yo voy a volver a crearlo?


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TRES POESIAS


1

Ya no me queda nada por decir
Todo lo que tenía que decir
Ha sido dicho no sé cuántas veces.

2

He preguntado no sé cuántas veces
pero nadie contesta mis preguntas.
Es absolutamente necesario
Que el abismo responda de una vez
Porque ya va quedando poco tiempo.

3

Sólo una cosa es clara:
Que la carne se llena de gusanos.




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LA
POESÍA
MORIRÁ
SI NO
SE LA
OFENDE

hay
que poseerla
y humillarla en público

después se verá
lo que se hace

-------------------


EL HOMBRE IMAGINARIO

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria
rodeada de árboles imaginarios
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios
penden antiguos cuadros imaginarios
irreparables grietas imaginarias
que representan hechos imaginarios
ocurridos en mundos imaginarios
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes imaginarias
sube las escaleras imaginarias
y se asoma al balcón imaginario
a mirar el paisaje imaginario
que consiste en un valle imaginario
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria
sueña con la mujer imaginaria
que le brindó su amor imaginario
vuelve a sentir ese mismo dolor
ese mismo placer imaginario
y vuelve a palpitar
el corazón del hombre imaginario

(Nicanor Parra)

El avance de la mujer se frena

(Fuente: El País)

Un informe del CES constata la persistencia de desigualdades en el acceso al empleo y el salario - El reparto de tareas en el hogar continúa como en 2002
MARÍA R. SAHUQUILLO - Madrid - 02/12/2011

"La mujer va rompiendo las barreras que la alejan de la igualdad con el hombre. Su presencia en el mercado laboral ya es mayoritaria. Su representación en los puestos directivos de la administración no tiene el carácter residual de antaño; y el porcentaje de mujeres jóvenes con estudios superiores rebasa al de hombres jóvenes (45,9% frente a 35,7%). Sin embargo, estos avances no han logrado derribar otras graves diferencias. La igualdad se ha estancado en algunas áreas fundamentales: las mujeres cobran menos que los hombres (también en el paro y las pensiones) y tardan más en conseguir su primer empleo. Además, las cosas en el hogar no han cambiado. Son ellas quienes más se ocupan del cuidado de la casa y la familia y quienes deciden optar por la jornada laboral reducida. Así se desprende de un informe del Consejo Económico y Social (CES) hecho público ayer, que tampoco traza un futuro halagüeño. La crisis, asegura, está teniendo un efecto negativo en las políticas de igualdad y las exigencias de austeridad presupuestaria plantean "serios interrogantes" sobre el futuro de estas medidas. Estas son algunas de las asignaturas pendientes:

- Conciliación. Siete años después de su anterior informe, este órgano consultivo del Gobierno -en el que están representados empresarios, sindicatos y organizaciones ciudadanas- muestra que la conciliación sigue siendo una cuestión puramente femenina. Un ejemplo de ello es el tiempo que destinan hombres y mujeres al cuidado del hogar y la familia. En 2002, ellas dedicaban, de media, 4,5 horas al día al hogar y los hombres 2,06 horas. En 2010, pese a su impulso en el mercado laboral, la mujer dedicaba 4,25 horas frente a las 2,28 horas del hombre, según datos del INE recogidos por el CES. "Las mujeres contribuyen en mayor medida al sostén económico de los hogares, pero los hombres no terminan de asumir su responsabilidad en el ámbito privado, lo que supone una carga de responsabilidades superior en muchas mujeres y una evidente desigualdad de género en términos de calidad de vida", alerta el CES. El desarrollo de políticas de conciliación propuestas no ha tenido, afirman, el resultado esperado.

- Hogares. El modelo de familia clásico pierde peso. Los hogares unipersonales y monoparentales han aumentado. Al calor de esos cambios, los hogares que tienen como cabeza de familia a una mujer son ya dos de cada cinco. En 2004 eran solo un tercio. Una cifra en la que tiene mucho que ver también la mayor esperanza de vida de las mujeres (84,9 años frente a los 78,9 de ellos). Laura Nuño, directora de la Cátedra de Género de la Universidad Rey Juan Carlos, dice que realmente habría que llamar a estas familias "monomarentales", porque están fundamentalmente formadas por mujeres. Así mismo, explica que la crisis tiene un papel importante en este auge de hogares sustentados por mujeres. "Cuando el varón proveedor no trae un salario, es ella la que se echa a la calle a buscar lo que sea", dice.

- Cuidados. A pesar del irreversible proceso de incorporación femenina al mercado laboral, en torno al 48% de las mujeres no trabajan o no buscan empleo por estar al cuidado de niños, adultos dependientes, o por dedicarse a otras obligaciones familiares. Entre los hombres, ese porcentaje es del 3,8%. Además, los permisos y excedencias por cuidado de hijos han sido solicitados, refleja el CES, en la práctica totalidad por mujeres. "Las mujeres siguen ocupándose de lo de dentro y de lo de fuera", observa Almudena Fontecha, secretaria de Igualdad de UGT. "Ha habido muchos cambios, la mujer participa ya en la vida activa, pero esa incorporación no se ha producido en términos de igualdad. El mercado de trabajo sigue funcionando como si las mujeres no estuvieran, y no se fomenta la corresponsabilidad. Para la mujer es una carrera de obstáculos", dice. Dificultades mayores con la crisis. "¿Cuál es una de las primeras medidas en caer? El permiso de paternidad", critica Nuño. Porque en ausencia de servicios públicos, es la malla de solidaridad familiar quien se ocupa de los cuidados. Y esa malla son las mujeres.

- Estudios y primer trabajo. Pese a que las mujeres tienden a alcanzar niveles educativos y rendimientos académicos superiores a los de los varones, esta ventaja no se refleja en una mejor inserción laboral. Tampoco en mejores trayectorias laborales. Los hombres encuentran su primer trabajo una media de cuatro meses antes que las mujeres en casi todas las titulaciones, con la excepción del área de Derecho, donde son ellas quienes logran su primer trabajo 2,3 meses antes que sus compañeros. Y es que la inserción laboral concurre con la edad de procreación, algo que para Nuño contribuye a esta realidad desequilibrada. "Aunque ellas están posponiendo la maternidad [la edad media para el primer hijo está en los 30 años], para un empresario es menos complicado contratar a un hombre. Si ellos se casan y tienen hijos se tiende a pensar que están más atados y asentados; en una mujer siempre existe el fantasma de lo que ocurrirá en un futuro y de las cargas familiares", señala.

- Empleo. El trabajo es una de las grandes barreras derribadas. Hoy en día, las jóvenes han crecido en un entorno en el que lo natural es trabajar. Y la incorporación de la mujer al mercado laboral es ya irreversible (la tasa de actividad es ya de 52,3%). Sin embargo, la desigualdad, prevalece en un campo fundamental: el sueldo. Las mujeres cobran un 16,3% menos que los hombres, una diferencia que se acentúa hasta alcanzar el 26,3% cuando se considera el promedio anual (datos de 2006). Un hecho "indiscutible y prevalente", dice el Consejo Económico y Social. Y que supone un reto pendiente en toda la UE. Este organismo expone que es complicado desentramar las causas de esta brecha: las diferentes jornadas, la ocupación, la rama de actividad económica, el nivel educativo, la antigüedad, el tipo de contrato... "Incluso a iguales condiciones cobran más ellos", dice Nuño. Y apunta otro factor: "Ellos suelen tener disponibilidad absoluta y en las mujeres esa disponibilidad está condicionada por sus cargas familiares. Aunque estas no existan están ahí para el empresario".

- Carrera. En los hogares, en el caso de tener que optar por renunciar a los ingresos de alguno de sus miembros, se prima la continuidad de los hombres en el empleo, analiza el CES. El patrón tradicional y básico de la sociedad patriarcal apenas ha variado en este punto, que supone un lastre para la carrera de las mujeres. Y el ejemplo es que hay más hombres casados en puestos directivos que mujeres casadas (54,3% frente a 45,8%). Este órgano consultivo pone otro ejemplo extraído de una encuesta del CIS: casi un tercio de las parejas de los directivos se dedica a las tareas del hogar, mientras que ninguno de los cónyuges de las directivas está en esta situación.

- Paro. La inequidad en la tasa de paro se ha reducido, sobre todo desde que empezó la crisis económica. Sin embargo, ese cambio no responde a una mejora de la situación del empleo de las mujeres, sino a un empeoramiento de la situación de los hombres, alerta el CES. Además, las mujeres que se han quedado en paro cobran una prestación por desempleo inferior a la de los hombres -unos 4,5 euros menos al día-.

- Pensiones. Una pensionista percibe al mes una media de 597,21 euros, mientras que la pensión media de un varón es de 971,92 (datos de 2010). La segregación laboral por razón de género implica, en el caso de las mujeres, menores salarios y, por tanto, menos base de cotización y pensiones de jubilación más bajas. Y es que, explica la secretaria de la Igualdad de UGT, la posición en el mercado de trabajo condiciona la posición de la futura pensionista. Así, si se parte de una situación desequilibrada, difícilmente podrá corregirse. "Hemos generado las pensiones en términos de desigualdad", dice. Los periodos dedicados al cuidado de los hijos o dependientes (excedencias, reducciones de jornada) no computan. Algo que el Consejo Económico y Social propone corregir. También propone incentivar fiscalmente las pensiones para las amas de casa. "La seguridad social debería tener en cuenta estas situaciones y se deberían adoptar medidas compensatorias para corregir ese déficit. No podemos esperar a que la sociedad cambie; lo está haciendo a costa de las mujeres", concluye Fontecha."

(El País, 2-12-2011)

Incluso la expresión

No sabría
decirte
lo poco
que me importa
eso
de la expresión
artística.

Incluso la expresión,
a secas,
está
dejando
de
resultarme
de importancia,
relativamente
considerado
todo.

A.S.

Un territorio imaginado

Como
hace tanto
que no
existes,
he estado
teniendo
problemas
para reconstruirte
y fingir
que no
ha pasado nada.
Problemas
de memoria,
sobre todo.
En ocasiones,
se volvía nebulosa
una zona completa
del paisaje,
se olvidaban
una ciudad o dos
donde
debimos estar
alguna vez
(¿o no?).
Es
lo que ocurre
con los recuerdos
unipersonales,
esos
que demandan
inmensas
dosis de photoshop
para rellenar huecos,
en realidad,
para inventar,
casi completo,
un mapa
que se parezca
a un territorio
imaginado.

A.S.

Migración masiva

No va
a resultar fácil
acostumbrarse
a un clima diferente.
Es
lo habitual
cuando
se cierra
una casa
interior.
Trastos
que,
sin que nos diéramos cuenta,
hace mucho
que adquirieros estatus
de inservibles,
se amontonan
por los pasillos del alma,
empeñados
en recordarnos
quiénes
somos.
Trastos
empecinados
en seguir
con nosotros,
en impedir
una migración
masiva
hacia
ninguna
otra
parte.

A.S.

Un material barato

Los nuevos mundos
se construyen
a base
de silencio.

Paredes,
casas,
ciudades,
países
de silencio.

Resulta
un material
barato,
universal

en el final
y el principio
de los
imperios
interiores.

A.S.

El exacto lugar

Resulta
complicado
practicar
un camino de retorno
a través
de tanta carne, sangre, nervio,
avanzar
(¿o retroceder?)
apartando
con suavidad
venas como lianas,
perforar
a dinamita
túneles
que atraviesan los huesos,
librar
batallas
épicas
con músculos,
cartílagos,
tejidos
empeñados en proteger,
abrirse paso a hachazos
hasta el exacto lugar
del corazón,
para reconocer
lo que está
cansado,
sin más

A.S.

Sacando cubos

A fuerza
de sacar cubos
de corazón,
se va limpiando
la herida.

A.S.

Las tristeza en punto

No pasa
más
que un poco de
tristeza,
las tristeza
en punto,
la hora
de tomar la tristeza,
sola
o
con
leche.

A.S.

Sin ganas de quedarme

Cada alma,
en su almario,
y cada
pequeño corazón,
en su invierno.

Hacía mucho
que no venia
por aquí.
Tal vez, incluso,
no haya estado nunca,
ni tenga ganas
de quedarme.

A.S.

Paisaje adentro

Paisaje adentro,
en la neblina gris
de lo desconocido,
me voy perdiendo
de vista

(con
ocasionales miradas
a hurtadillas
hacia una
cada vez más lejana
Sodoma,
envuelta en llamas).

A.S.

En tono menor

Es curioso
lo callado
que se ha quedado todo,
el tono menor
que,
al parecer,
ha decidido adoptar
mi corazón.
Es verdad
que las cosas
realmente importantes
se gestan poco a poco.
Incluso morirse
acaba por resultar
un trabajo
de lentitud agónica
(en el sentido
más estricto).
Y, cuando al fin ocurre,
se dice que,
a menudo,
los muertos novatos
no se percatan de un hecho
tan remarcable,
y continúan, como
si tal cosa,
su no vida de siempre.
A mí
ha debido sucederme eso,
y apenas sí
empiezo a sospecharlo ahora.
Apenas sí
empiezo a sentir
un vacío interior
que complementa
al vacío de afuera.
A fin de cuentas,
hace ya mucho
que no encuentro mi cuerpo
cuando lo busco
con tus manos.

A.S.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Nunca

Nunca
terminan
de bajar
estos caminos.

A.S.

El mundo de lo informe

Todas
las formas
pueden
derretirse,
retroceder
al mundo de lo informe,
al mundo
de lo que ya no cabe que suceda.

A.S.

Mucho más presente

No estás aquí.
En realidad,
no te conozco
demasiado.
Ni siquiera
estoy yo,
ni me conozco
demasiado
a mí misma.
No es más
que un poco de dolor,
un poco de asombro
de que algo tan antiguo
esté tan irrazonablemente presente.
Mucho más presente
de lo que tú
o yo
hemos estado
o estaremos
nunca.

A.S.

Callada implosión

Cómo
puede ser tan callada,
tan blandamente silenciosa
la implosión interminable
de un mundo
en el vacío.

A.S.

Hasta el deshielo

Resulta ser
muy poco
lo que puede decirse.

En realidad,
fue hace ya mucho tiempo,
y ha caído
mucho silencio desde entonces.

El silencio
se parece a la nieve
en que suaviza los perfiles
y casi
podría imaginarse
que ha sellado
los huecos
del paisaje.

El silencio
lo deja todo detenido
hasta el deshielo.

A.S.

De cuajo

Hubo
una vez
un huerto
donde
todo lo que crecía
y estaba vivo
fue arrancado de cuajo.

Un huerto
sembrado de vacío.

Una cosecha
de vacío incoloro.

Un sueño viejo
que se quedó vacío.

A.S.

El asombro

La niña,
hueca,
ya sin
corazón,
no ha perdido
el asombro.

El asombro.

A.S.

Quedarse quieta

No hace falta
exorcizar
algo tan simple,
tan suave, mortalmente
profundo.

Basta
quedarse quieta.

A.S.

Hay tiempo

Camino
de mí misma,
transitando
por un paisaje
sin color,
hay,
a pesar de todo,
tiempo
para desordenar
todo lo falsamente
colocado,
tiempo
para
despojar
de su nombre
a todo lo que ha perdido forma,
lo que ha perdido
tamaño,
peso,
mundo,
lo que ha retrocedido
a un ser más primitivo,
anterior a nosotros,
anterior a ese verbo pronunciado
que sacó de la nada
una
burbuja poderosa
de plenitud.

A.S.

Una verdad herida

Ha llegado
el día
de una verdad tranquila,
mansamente profunda.

Una verdad
herida.

A.S.

Sin niños

Era
una niña
sin mundo.

Un mundo desquiciado
donde nunca más
habrá niños.

Era
la crueldad
en tus ojos.

A.S.

Sin mi corazón

Latía
el mundo
sin mi corazón

(yo
-¿cómo pudo
ser?-
no estaba
allí)

A.S.

Tristeza abajo

nHe resbalado
en la tristeza,
me he deslizado
por la tristeza abajo,
como
resbala
un llanto tibio,
una gota
de sangre,
un dolor viejo,
corazón afuera.

La tristeza
tiene texturas
de terciopelo antiguo,
sonido
de queja suave,
contenida,
olor
a soledad
y a tarde de domingo.

La tristeza
sabe
a tiempo de invierno
sin ti.

A.S.