Nada que decir. Permanece, sin embargo, el impulso de comunicarme. De salir de mí misma, de mi ínsula interior, y lanzar "hacia afuera", signifique eso lo que signifique, estos mensajes embotellados en forma de entradas. Que siempre vienen a decir lo mismo, a relatar la misma necesidad: Totalidad, totalidad, totalidad...