Resulta
complicado
practicar
un camino de retorno
a través
de tanta carne, sangre, nervio,
avanzar
(¿o retroceder?)
apartando
con suavidad
venas como lianas,
perforar
a dinamita
túneles
que atraviesan los huesos,
librar
batallas
épicas
con músculos,
cartílagos,
tejidos
empeñados en proteger,
abrirse paso a hachazos
hasta el exacto lugar
del corazón,
para reconocer
lo que está
cansado,
sin más
A.S.