Es curioso
lo callado
que se ha quedado todo,
el tono menor
que,
al parecer,
ha decidido adoptar
mi corazón.
Es verdad
que las cosas
realmente importantes
se gestan poco a poco.
Incluso morirse
acaba por resultar
un trabajo
de lentitud agónica
(en el sentido
más estricto).
Y, cuando al fin ocurre,
se dice que,
a menudo,
los muertos novatos
no se percatan de un hecho
tan remarcable,
y continúan, como
si tal cosa,
su no vida de siempre.
A mí
ha debido sucederme eso,
y apenas sí
empiezo a sospecharlo ahora.
Apenas sí
empiezo a sentir
un vacío interior
que complementa
al vacío de afuera.
A fin de cuentas,
hace ya mucho
que no encuentro mi cuerpo
cuando lo busco
con tus manos.
A.S.