El animus es la imagen arquetípica del hombre que existe dentro de cada mujer. Es el cazador, el guerrero, el estadista y el intelectual, el constrictor, tanto en el plano material como en el mental. Es poderoso, y su poder y si esfuerzo tienen sentido y propósito; él posee la clave de las leyes en virtud de las cuales funciona la vida, y del significado que se oculta por detrás del plan de su desliegue. Está relacionado con l mente y el espíritu, y personifica la objetividad, la voluntad, el conocimiento, la dirección y la perspectiva impersonal. Como el ánima, también él posee un lado luminoso y otro oscuro; su lado brillante es como el sol, aporta iluminación y claridad, direccionalidad y fuerza, en tanto que su lado oscuro es el destructor, el que corta e interrumpe las relaciones y lleva consigo la muerte del sentimiento y el frío del aislamiento eterno. Como el ánima, el animus contiene tanto un elemento personal como uno colectivo. El primer estará coloreado por la relación con el padre (con la madre, en el cao del ánima) en tanto que el último incorpora la totaldad de la experiencia colectiva que las mujeres han tenido del hombre a lo largo del tiempo. Para algunas mujeres, es probable que el ánimus sea una poderosa fuerza de la naturaleza, como Heatcliff; también puede ser brutal, viril y agresivo, lujurioso y omnipotente (algo así como un cruce entre Tarzán y Jejová)... Para otas mujeres, la importancia fundamenteal reside en el componente intelectual o espiritual del ánimus, y en este caso proyectará sobre los hombres de su vida las cualidades de visión, lógica, brillantez intelectual, capacidad de planeamiento y de organización, e incluso penetración y sabiduría espiritual...
Whitmont sugiere que el animus, como eñ ánima, puede asumir una de las cuatro formas básicas siguientes. Cada una es una encarnación del principio madculino, y él las llama el Padree, el Puer Aeternus, el Héroe y el Sabio. ... también las mujers se apegarán generalmente a una u otra de ellas en cuanto representa el rostro más consciente del animus.
El Padre es una figura que apoya, abriga y cuida; porque es hombre, encarna el orden social y jerárquico, la costumbre, la tradición, la santidad del pasado y los valors de la familia. Su ostro luninoso es el de un protector, que refuerza y tranquiliza, y a una mujer le ofece un sentimiento de seguridad en el vasto mundo donde vive; su lado oscuro sofoca y aplasta su crecimiento, porque la mantiene confinada en el estrecho marco de una niñita a quien se le niega el derecho de descubrir sus propios valores. Una mujer esclavizada por semejante figura del animus se encontrará con frecuencia en relación con un hombre que juega al padre con ella, la protege y la cuida, la patrocina y espera que a cambio ella obedezca su palabra como si fuera ley, con lo que la aprisiona en una niñez constante.
El Puer es la antítesis del Padre, y -lo mismo que la Hetaaira, su contraparte femenina- es vacío, inconstante, afectado, juvenil, brillante e incapaz de lealtad y de permanencia cuando establece una relación. "Tanto el hijo como la hetaira son tipos cuya característica es amar y abandonar; pero la hetaira está motivada por Eros y pone mayor énfasis en amar, en tanto que el puer lo pone en abandonar" (Whitmont). La faz luminosa del Puer es como el mercurio, somboliza el juego rutilante, cambiante, móvil como una mariposa, de la mente diferenciada, y es como un espíritu del viento, que tre consigo el cambio y la euforia del vuelo. Su faz oscura es fría y cruel, endurecida y falta de sentimiento, propensa a la crítica destructiva y a la palabra que destila ponzoña. es probable que una mujer ligada a esta forma de animus se encadene precisamente a un hombre así: atractivo, irresponsable, infantil, deslumbrante y mucho más hábil para escurrirse y aabandonar la relación que para mantenerla.
El Héroe es un guerrero, una criatura de la tierra, y como su contraparte femenina -la Amazona- se esfuerza por combatir y ganar en el mundo objetivo. Puede convertirse en el hombre de negocios a quien acompaña el éxito, en la persona influyente, el político dotado de carisma, ser militar o estadista. Su rostro luminoso ofrece empuje, capacidad de hacerse valer, coraje, sentido común, tenacidad, aguante y y una poderosa voluntad. El aspecto oscuro lo dan su sensualidad y materialismo, que lo hacen insensible, brutal, dominnte, posesivo y destructor frente a todos los dones curativos y las cosas del espíritu. Una mujer esclavizada por esta figura del animus, si es incapaz de expresar o reconocer ninguna otra faceta, puede encontrarse enredda con un hombre cuya principal consideración en la vida sea su propia posición, y depositar en él sus proyecciones; y él, en su búsqueda de poder y de logros materiales, la arrastrará consigo (0, mejor dicho, ella se dejará arrastrar, movida por la influencia del animus), porque todas las cosas, incluso la relación, deben ser sacrificadas a su conquista.
En contraste, el Sabio, antítesis del Héroe, y correspondiente a la figura de la Medium, es un símbolo de creatividad, sabiduría, visión, penetración espiritual y acercamiento a la Mente de Dios. Su aspecto luminoso es el del mago, el profeta que despliega los vatos significaos de la vida; su faz oscura es el abismo, el poder ardiente, fanático y totalmente impersonal del caos. Una mujer sometida aeste tipo de animus puede llegar a vincularse con un hombre que avtúe con ella como gurú y guía espiritual, como fuete de sabiduría y profeta visionario; puede esperar que sea él quien viva su propia creatividad inexpresada, y consagrar su vida al servicio de las necesidades terrenales de él, para permitirle que lleve adelante su noble visión. y es probable que no llegue jamás a darse cuenta de que ella misma posee una visión y una sabiduría que le son propias. Sepodría citar, como ejemplo negativo...el poder interior inconsciente que llegó a hipnotizar a las mujeres seguidoras de Charles Manson...
A causa del animus, la mujer se ve acosada por el mismo problema que el anima le plantea a hombre, el de los supuestos y las expectativas inconscientes, y el consiguiente resentimiento cuando las demandas no formuladas no se ven satisfechas. Si no existe una cooperación a nivel de la conciencia con el hombre inconsciente que es parte de su propia psique, la mujer esperará que su compañero viva en su nombre las potencialidades que ella misma contiene, y se la hará intolerable el menor fallo de él... Para una mujer así esclavizada al animus, ninguna relación puede ser satisfactoria, porque éste siempre le susurrará aloído la palabra destructiva que puede interrumpir la relación. Y al hacerlo, la condenará a una vida estéril, vacía y aislada, en la que uno tras otro, muchos hombres le irán confirmndo su oculta sospecha de que todos ellos son un fracaso.
Sean hombres o mujeres, los individuos que están ciegos para el opuesto sexual que llevan dentro jamás se dan cuenta de que la pareja que eligen es elegida porque según el caso tiene algún pareciso con el anima o el animus. La cólera y el dolor que sienten al "descubrir realmente" los fallos del compañero son en realidad dolor y cólera dirigidos contra uno mismo; y esto se vería con claridad si uno notara la forma oscura que lleva en su propio inconsciente y que lo impulsa a establecer una determinada relación... mejor que enfadarse con el compañero sería que uno se dedicara a mirar, larga y atentamente, su propia hechura psíquica. Pero es más fácil quejarse amargamente... de que, una vez más, una relación se ha desmoronado, y de nuevo una pareja elegida ha resultado ser una mala elección. ... Cuando se da una vez una relación desastrosa, podemos engañarnos creyendo que es casualidad. Cuando ocurre dos veces, se ha convertido ya en una pauta, y una pauta es una indicación inconfundible de que el anima o el animus está operando en el inconsciente, empujando al yo,dwsvalido e impotente, a meterse en situaciones o relaciones incomprensibles, dolorosas y alarmantemente repetitivas. También en este caso es más prudente buscar el origen de dicha pauta dentro de nosotros mismos que en ningún fallo perteneciente al sexo opuesto. Porque estas pautas destructivas son la forma que tiene la psique de darse a conocer, aunque con frecuencia haga falta un gran esfierzo para satisfacer su exigencia de transformación. Y se requiere además grandes sacrificios: de bienes tan preciosos como el propio orgullo, la imagen de sí mismo o la presunción de las propias perfecciones."
(Liz Greene: Relaciones humanas)