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miércoles, 18 de agosto de 2010

Tiempo de partida

Me estoy pelando como una cebolla.
A capas.
Primero fueron las certezas, los planes, los proyectos. El no tener ni idea de para dónde tirar ni qué hacer. De esta "peladura" di testimonio en varias entradas de este blog.
Ahora son los roles que, de alguna manera, lo supiera yo o no, me daban identidad. Roles profesionales (terapeuta, cuidadora...), roles personales (madre, pareja, hija, amiga...), roles de carácter (amable, protectora...), roles de sexo, de edad, de "bando"...
Lo curioso es que el proceso te lleva por lugares desconocidos (y caminos no exentos de dolor) y no sabes por dónde, ni a dónde, vas, hasta que un día te das cuenta de que te has desidentificado de un montón de supuestos. Lo que ignoras -lo que no puedes ver- es lo que queda. Ni lo que quedará cuando no quede nada que no deba quedar.
Parece ser que éste es un continuo tiempo de partida.

El soneto que sigue fue publicado en este blog, el 14 de agosto, por unas breves horas, y luego retirado porque lo sentí descontextualizado.
Vuelvo a ponerlo ahora, acompañado de los comentarios que se le hicieron, con mis disculpas a quienes dejaron, entonces, sus mensajes.


TIEMPO DE PARTIDA

Hay en partir una alegría extraña
y una extraña tristeza soterrada,
y una certeza nueva en la mirada
y un dolor que la nubla y que la empaña.

Hay en partir un acto de desgarro,
de corte seco y radical herida.
Hay un poder inmenso en la partida,
de pura intensidad a bocajarro.

¿Cómo será partir hacia otro espacio?
¿Cómo será partir hacia otra vida,
antes de que claree la alborada?

Y comenzar a caminar despacio,
y abandonar la tierra conocida
en el silencio de la madrugada.

A.S.


5 comentarios:

Manuel Ameneiros dijo...
Amelia,
Toda despedida es triste; toda partida es dolorosa, sobretodo cuando tenemos la certeza de no retornar.
Pero más dolorosa es aún, cuando partes sin despedirte de nadie, en el medio de la noche, con rumbo incierto...

Un abrazo.

Graciela dijo...
Me gusta como hablas de la melancólica belleza de cada partida.
Un beso, amiga.

mariajesusparadela dijo...
La partida es inevitable .Y duele.
Pero cuando , por dolorosa e inevitable, hace nacer ese soneto, partir es menos duro porque os ha hecho felices.
Dolor y belleza.

Olga i Carles dijo...
La partida cuando estamaos demasiado atados, nos puede volver locos de pesar.
La partida cuando amamos libremente la vida se convierte en una bella armonía.

Gracias.


Amelia dice:
Manuel, Graciela, Maria Jesús, Olga, mis disculpas y gracias.