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viernes, 20 de agosto de 2010

El aspecto oscuro de la Diosa

"El estudio de Perera sobre el descenso de Inanna al mundo subterráneo, al estar escrito por una mujer, nos da una visión profunda y personalmente auténtica de ese lado nocturno de lo femenino que resulta tan aterrador que el patriarcado tenía que reprimirlo. Incluso en su aspecto más luminoso y diurno, como reina del cielo, de la vida y de la fertilidad, el simbolismo de Inanna no refleja seguridad plácida y estática, sino que "como la radiante y errática estrella vespertina y matutina... representa energías que es imposible mantener o contener o hacer seguras e indudables." Representa una consciencia de transición y frontera... creatividad y cambio... preside los altibajos del destino, que es a la vez impredecible e inexorable, y obliga a aceptar la vida como un proceso de cambio continuo.
Según el poema sumerio, Inanna es también una diosa león de la guerra y matadora del dragón, "el corazón de la batalla", "el brazo de los guerreros", "que todo lo devora con su poder, la de corazón fiero y rostro aterrador", ambiciosa, regia y poderosa, es también, con la misma pasión, la diosa del amor sexual... Anhela y toma, niega y destruye, y luego se lamenta y compone cantos afligidos...No despierta el deseo desde dentro, sino que proclama su necesidad activamente y celebra su cuerpo en la canción...amorosa, celosa, afligida, gozosa, tímida, exhibicionista, ladrona, apasionada, ambiciosa y generosa. Pero es también virgen, eternamente joven, dinámica, feroz e independiente. Encarna el aspecto lúdico, autónomo e indomable de lo femenino.
Si la encarnación de esta gama feroz e indomable de afectos era bastante mala, el rostro sombrío e infernal de Ereshkigal, su otro lado, resulta aún más aterrador para el ego patriarcal en formación en ambos sexos. Ereshkigal rige todas las cosas que parecen oponerse a la vida: Muerte, no ser, aniquilación, vacío. "Ella es la raíz de todo, donde la energía es inerte y la conciencia duerme enroscada. Ella es el lugar donde la vida potencial yace inmóvil, pero agitada por las angustias del nacimiento; está debajo de todo lenguaje y distinción, pero juzga y actúa, llena de codicia, de miedo a perder e incluso de autodespecho, de cólera, de violencia destructiva sadomasoquista, cruda instintividad escindida de la conciencia... el terreno peligroso sobre el que pisa la conciencia, como aspectos inevitables del mundo subterráneo arquetípico, un agujero negro donde se invierte la energía y así se transforma"... que entraña también putrefacción, descomposición y gestación, "que obran sobre el recipiente entregado y pasivo invasoramente y contra su voluntad... como fuerzas impersonales que devoran, destruyen, incuban y dan a luz con crueldad implacable, produciendo así una sensación desesperada y vacía de esterilidad, vacío o pérdida, una angustia abismal, sufrimiento y desvalidez y futilidad, una pérdida de individualidad... una sensación de frialdad despreocupada, como el ojo de la muerte, que rechaza la proximidad, la relación y hasta la piedad... El dominio de Ereshkigal, cuando estamos en él, parece ilimitado, irracional, primordial y totalmente indiferente, destructivo... Contiene una energía que empezamos a conocer mediante el estudio de los agujeros negros y de la descomposición de los elementos, así como... del proceso de fermentación, del cáncer, de la putrefacción, y por las actividades del cerebro inferior que regulan los movimientos peristálticos, la menstruación, el embarazo y otras formas de vida corporal a las que debemos someternos. Es el aspecto destructivo-transformador de la voluntad cósmica. Ereshkigal, a través del tiempo y del sufrimiento, destruye implacable todas las distinciones en sus fuegos indiscriminados... e impulsa, sin embargo, la nueva vida. Simboliza el abismo que es origen y fin, el terreno básico de todo ser..."

(Edward C. Whitmont: Retorno de la Diosa)