Tienes razón y, a la vez, no la tienes.
Como -sospecho- pasa siempre.
Como siempre hay razón en algo y su contrario.
Pero tú eres, en muchos aspectos, mi contrario, y tienes, por ello, la razón que me falta.
Así que te escucho.
Otro tema es que tú sepas escucharme a mí.