Me habita
un dios
furioso.
Un Poseidón,
Señor
de terremotos,
encadenado
a la raíz
del cielo,
desde antes
de mi
nacimiento.
Lo quiero libre,
indomado,
más allá
del terror
y de
la ira,
cabalgando,
entre remolinos
de crines,
por los mares
y campos
de mi
alma.
A.S.