(Un antiguo soneto, que encontré ayer perdido en un cuaderno.)
Sea el mar sin orillas del Oscuro,
el vacío insondable a la mirada,
la radical llanura despojada,
el sendero imposible e inseguro.
Sea la simple ausencia del Ausente,
el silencio total de su llamada,
el descenso a la tierra de la nada,
la pérdida de todo referente.
Sea la lucha a muerte con la muerte,
la mortal, implacable cacería
donde se funden cazador y pieza,
la cesión al destino y a la suerte,
la descreencia en lo que se creía,
el no saber, en toda su pobreza.
A.S.