"En un momento en el que la corrección política y filosófica promueve la ética y el "buen comportamiento" para maquillar la civilizada brutalidad de nuestra sociedad, Nasrudin puede sernos muy útil desde el momento en que posee todos los defectos que podamos imaginar: es mentiroso, cobarde, ladrón, hipócrita, egoísta, maleducado, obsceno, perezoso, tacaño, mentiroso e impío. Pero, sobre todo, es un idiota y un estúpido, uno de los mejores. Nasrudin ofrece generosamente al lector todos estos grotescos rasgos de carácter para que éste pueda verse a sí mismo en un espejo, aunque de un modo más visible gracias a su exagerada deformidad. El "maestro" Hoya nos invita a a examinar, aceptar y disfrutar del absurdo de nuestro yo (self), de la insignificancia de nuestro ser personal, como un modo de liberrar nuestra mente y nuestra existencia de todas esas pretensiones cuyo propósito consiste en proporcionarnos una "buena conciencia", pero que no hacen otra cosa más que inducirnos compulsivamente a la mentira personal y social. La forma de comportarse de Nasrudin asesta un golpe terrible y merecido a esa idolatría del yo individual tan característica de nuestra cultura moderna occidental, a toda esa permanente y artificial búsqueda de identidad y felicidad.. Mediante sus atroces "pequeñas mentiras" Nasrudin nos ayuda a sacar a la luz la "gran mentira". Poco a poco, desearemos ocupar el lugar de su mejor amigo: su eterno burro..."
(Oscar Brenifier)
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/brenifier74.pdf