Vienen
en oleadas
los recuerdos
de vidas
y más vidas
consumidas
en países extraños,
de moradas
que me acogieron
por unas cuantas
horas,
de sueños extranjeros
soñados
unas noches
que nunca fueron mías.
Me piden cuentas
mis adentros
de un abandono frío,
de una obstinada negativa
a cuidar mis heridas
y mi casa.
A.S.