"El inconsciente de una persona se proyecta sobre otra, de modo que la primera acusa a la segunda de aquéllo que en sí misma no ve. Este principio es de una validez general tan alarmante que todos haríamos bien, antes de quejarnos de otros, en sentarnos a considerar muy cuidadosamente si no sería mejor tirar la piedra sobre nuestro propio tejado."
(Jung)