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sábado, 19 de noviembre de 2011

Un poema para tiempos oscuros: El Segundo Advenimiento (W.B.Yeats)

Girando sin cesar en espiral creciente
el halcón no puede oír al halconero;
todo se derrumba, el centro no se sostiene;
la pura anarquía se desata sobre el mundo,
la marea turbia de sangre se desata y en todas partes
la ceremonia de la inocencia se ahoga;
los mejores carecen de convicción, y los peores
están llenos de apasionada intensidad.

Seguramente alguna revelación está próxima.
Seguramente está cercano el Segundo Advenimiento.
¡El Segundo Advenimiento! Apenas pronunciadas esas palabras
una vasta imagen que emerge del Spiritus Mundi
empaña mi visión: en algún lugar en las arenas del desierto
una figura con cuerpo de león y cabeza de hombre,
de mirada vacía y despiadada como el sol,
mueve sus lentos muslos, mientras alrededor
se ciernen las sombras de los indignadas pájaros del desierto.
La oscuridad cae de nuevo; pero ahora sé
que veinte siglos de pétreo sueño
fueron perturbados hasta la pesadilla por una cuna que se mece,
¿y qué tosca bestia, llegada al fin su hora
se arrastra hacia Belén para nacer?

En su versión original:

The Second Coming by William Butler Yeats

Turning and turning in the widening gyre
The falcon cannot hear the falconer;
Things fall apart; the centre cannot hold;
Mere anarchy is loosed upon the world,
The blood-dimmed tide is loosed, and everywhere
The ceremony of innocence is drowned;
The best lack all conviction, while the worst
Are full of passionate intensity.

Surely some revelation is at hand;
Surely the Second Coming is at hand.
The Second Coming! Hardly are those words out
When a vast image out of Spiritus Mundi
Troubles my sight: somewhere in sands of the desert
A shape with lion body and the head of a man,
A gaze blank and pitiless as the sun,
Is moving its slow thighs, while all about it
Reel shadows of the indignant desert birds.
The darkness drops again; but now I know
That twenty centuries of stony sleep
Were vexed to nightmare by a rocking cradle,
And what rough beast, its hour come round at last,
Slouches towards Bethlehem to be born?


(W.B. Yeats)