Puedo no saber qué o quién soy. Cuestión de detalle.
Pero, desde luego, yo soy. En un sentido absolutamente concreto. Sé que soy. Me siento yo y me siento ser. Y tengo consciencia de ello.
Aunque carezca de la más remota idea de qué coño es cada una de esas cosas.
Y es que no se puede saber todo (con lo que molaría...).