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miércoles, 15 de diciembre de 2010

Unidad interna

Todo aquél que tenga un destino mayor y sólo se dedique a su destino menor, necesariamente tendrá una vida gris.

(Silo)



Me formé, durante más de una década, en una Escuela del Cuarto Camino. Esa enseñanza me marcó a fuego, y configuró la base sobre la que se ha sustentado toda mi vida y mi aprendizaje desde entonces.
La coherencia de la doctrina ("doctrina -me dijeron- es la enseñanza de todo Buda") me produjo un verdadero enamoramiento intelectual. La práctica era de una exigencia y una exhaustividad difícil de imaginar por quien no ha vivido una experiencia semejante, y el trabajo simultaneo interno -atencional, de autoobservación, de búsqueda de la unidad interior- y externo, sobre todos los aspectos de la vida tanto personal como comunitaria, que impregnaba las 24 horas del día, resultaba a la vez agotador y de una profundidad excepcional.
Pese a todas las contradicciones, todas las incoherencias y todas los errores propios de una organización grande, dispersa y en muchas ocasiones proclive a homogeneizar diferencias a costa de la individualidad de sus miembros, hoy día, a pocos meses de la muerte del que fue mi maestro, si hago balance de lo que supuso para mí esa enseñanza y esa práctica, lo único que puedo hacer es bendecirlas. Bendecirlas y agradecer profundamente que me fuera dada la gracia de ese aprendizaje.
La muerte del Negro Silo, el maestro, volvió a poner de manifiesto, además, un profundo amor que los muchos años transcurridos desde mi marcha no habían menguado en absoluto.
Una de las enseñanzas más útiles y prácticas del movimiento siloísta para la vida diaria, la constituye la orientación para lo que se llamaba la acción válida, es decir, el tipo de acción que pone de acuerdo el corazón y la cabeza. O, en otras palabras, que hace funcionar armoniosamente a los centros motriz, emocional e intelectual. Pensar, sentir y actuar en la misma dirección genera, en efecto, unidad interior, de una manera directamente perceptible -hay un continuo registro y una continua retroalimentación de la acción- por el operador atento. La repetición de este tipo de acciones va creando además una tendencia -una mecánica, podríamos decir-de integridad, de coherencia y de "ahorro energético" capaz de producir importantes transformaciones. Y es que pocas cosas existen tan desintegradoras y desgastantes como la acción contradictoria, aquélla en que el intelecto va por un lado, la emoción por otro y el hacer por otro diferente. Cualquiera que reflexione sobre su vida puede comprobar con total facilidad lo que digo.
Silo resumía su enseñanza sobre la unidad interior en una serie de aforismos llamados los principios de la acción válida, que ya publiqué en este blog con ocasión de su muerte, pero que creo que vale la pena volver a repetir:

"Distinta es la actitud frente a la vida y a las cosas cuando la revelación interna hiere como el rayo.
Siguiendo los pasos lentamente, meditando lo dicho y lo por decir aún, puedes convertir el sin-sentido en sentido. No es indiferente lo que hagas con tu vida. Tu vida, sometida a leyes, está expuesta ante posibilidades a escoger. Yo no te hablo de libertad. Te hablo de liberación, de movimiento, de proceso. No te hablo de libertad como algo quieto, sino de liberarse paso a paso como se va liberando del necesario camino recorrido el que se acerca a su ciudad. Entonces, “lo que se debe hacer” no depende de una moral lejana, incomprensible y convencional, sino de leyes: leyes de vida, de luz, de evolución.
He aquí los llamados “Principios” que pueden ayudar en la búsqueda de la unidad interior.
1. Ir contra la evolución de las cosas es ir contra uno mismo.
2. Cuando fuerzas algo hacia un fin produces lo contrario.
3. No te opongas a una gran fuerza. Retrocede hasta que aquella se debilite, entonces avanza con resolución.
4. Las cosas están bien cuando marchan en conjunto no aisladamente.
5. Si para ti están bien el día y la noche, el verano y el invierno, has superado las contradicciones.
6. Si persigues el placer te encadenas al sufrimiento. Pero, en tanto no perjudiques tu salud, goza sin inhibición cuando la oportunidad se presente.
7. Si persigues un fin, te encadenas. Si todo lo que haces lo realizas como si fuera un fin en sí mismo, te liberas.
8. Harás desaparecer tus conflictos cuando los entiendas en su última raíz no cuando quieras resolverlos.
9. Cuando perjudicas a los demás quedas encadenado. Pero si no perjudicas a otros puedes hacer cuanto quieras con libertad.
10. Cuando tratas a los demás como quieres que te traten te liberas.
11. No importa en qué bando te hayan puesto los acontecimientos, lo que importa es que comprendas que tú no has elegido ningún bando.
12. Los actos contradictorios o unitivos se acumulan en ti. Si repites tus actos de unidad interna ya nada podrá detenerte.
Serás como una fuerza de la Naturaleza cuando a su paso no encuentra resistencia. Aprende a distinguir aquello que es dificultad, problema, inconveniente, de esto que es contradicción. Si aquéllos te mueven o te incitan, ésta te inmoviliza en círculo cerrado.
Cuando encuentres una gran fuerza, alegría y bondad en tu corazón, o cuando te sientas libre y sin contradicciones, inmediatamente agradece en tu interior. Cuando te suceda lo contrario pide con fe y aquel agradecimiento que acumulaste volverá convertido y ampliado en beneficio."

(Silo, La Mirada Interna, Humanizar la Tierra. En Silo.net se encuentra toda la obra escrita de Silo)

La integridad resulta rentable a nivel energético. Y la energía es imprescindible para la evolución. La acción unitiva genera energía, facilita la atención y la autoobservación y, lo que puede que sea más importante, produce satisfacción, paz y una vida más feliz. Los principios, codificaciones sencillas de enseñanzas muy complejas, facilitan el funcionamiento armónico de los centros y producen unidad interior, un centro de gravedad que se va percibiendo claramente en la medida en que la acción unitiva se va convirtiendo en una tendencia. Vale la pena reflexionar sobre ellos. Al hacerlo, aparecen niveles de profundidad y complejificación crecientes en su comprensión y su aplicación a la vida. Son una herramienta útil y poderosa. Atestiguo.