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miércoles, 12 de enero de 2011

De yoes y metayoes y centros y nadas

Hay millones de Amelias. Mejor dicho, hay un río de Amelias, algo así como el Amelia River, en continuo movimiento más o menos fluido. Y hay una Amelia que contempla con fascinación ese río, una Amelia obsrvadora que también es un río, y que incluso, como el Guadiana, a veces está y a veces no. Y hay una Amelia metaobservadora y fluvial que contempla... y hay un centro-nada vacío del que emerge todo lo anterior, e incluso algo que se da cuenta de que hay un centro-nada vacío del que emerge todo lo anterior. Y así ad infinitum.
Pero yo -o la corriente que se arroga esta tarde el derecho a llamarse yo- quería hablar de otra cosa. Quería hablar de cómo el río observador que esta tarde se arroga el derecho de llamarse observador de Amelias, va y resulta que tiene preferencias. Que prefiere a unas Amelias sobre otras, por ejemplo, a la Amelia ética y responsable sobre la que tiene ganas de tirar corriente abajo hasta el último principio y agarrar la mochila. O a la Amelia buena-hija-madre-esposa-amiga-lo-que-sea sobre la Amelia que-lo-único-que-quiere-es-que-la-dejen-en-paz. Y así con todo. Como si todas ellas no fueran hijas del mismo centro-nada creativo, y no tuvieran el mismísimo derecho a la existencia, la consideración y el amor.
Y es que la cuenca hidrográfica de Amelias (incluyendo algunos lagos, estanques y pantanos donde el flujo se enlentece, o se para, o incluso se pudre y huele mal) a lo mejor resulta que, pese a su aparente despliegue en el espacio y el tiempo, va a ser una unidad-en la-pluralidad, y podría suceder que no fuera más que parte de una cuenca hidrográfica mayor, o quién te dice que hasta universal, sabiéndose además, desde que Jorge Manrique lo dijera, y también desde mucho antes, que "nuestras vidas son los ríos que van a dar en el mar que es el morir".
Otrosí añado que las Amelias observadoras y metaobservadoras han constatado repetidamente que muchas veces las Amelias trazotas y fulleras, malas malísimas y malasombras a tope, han venido a ser piezas clave en aprendizajes de no pequeña importancia para la cuenca hidrográfica en general, como también lo han hecho las Amelias abnegadas, responsables y éticas hasta la gilipollez, así como todas las Amelias intermedias.
Por lo que desde aquí conmino a todos los observadores de Amelias (que no dejan de ser parte del mismo sistema de flujo y confederación) a practicar la más estricta imparcialidad, como es su obligación, y a permitir, amar y celebrar (con más o menos encabronamientos puntuales) todas las correntadas amelíferas que el centro creativo-nada tenga a bien emitir.
Lo que firmo y rubrico esta tarde de Enero, a fin de que por todas las Amelias, meta-amelias y demás fauna (y flora) observadas, observantes, ambas dos cosas y ninguna de ellas, sea conocido y cumplido.
(Y me pregunto yo qué clase de corriente amelífera es la que ha soltado todo este rollo. Y quién es quien se hace la preguna. Y quién...)
Basta, por favor.
Silencio.