Qué vieja, qué gastada la madera
del bajel de los cielos,
trozos podridos
de lo que un día fueran palos,
casco, cubierta,
velas que se deshacen,
hilos de calabrote,
huesos secos
de vivientes antiguos,
enturbian las mareas de la nada,
sobrenadan el punto
de un naufragio absoluto
en el vacío.
A.S.