aenlibertad@gmail.com



Nuevo blog:

POEMAS Y TEXTOS (nombrando paisajes, misterios y silencios) ameliadesola.blogspot.com.es



martes, 14 de agosto de 2012

"Le llaman Democracia y no lo es"

Un partido se presenta a las elecciones con un programa. Pide el voto de los ciudadanos para llevar adelante ese programa. Promete que hay determinadas cosas que no hará en ningún caso.
Y, cuando llega al poder, con mayoría absoluta, y justificándose en la gravedad de una situación que conocía de sobras desde mucho antes, se dedica no sólo a incumplir el programa en función del cual obtuvo sus votos, y a hacer todo lo que prometió que no haría, sino a desmantelar, en el mejor estilo dictatorial, a golpe de decreto, todo el modelo social de un país, reduciendo a escombros sus valores y su modo de vida.
Eso se llama dictadura. Dictadura, con todas las letras.
Carece de legitimidad democrática, y es un absoluto fraude. Una estafa de una gravedad inaudita.
Y, a quien me diga que estos... indeseables llegaron al poder por la vía de las urnas, les recuerdo que Hitler llegó también por ese camino.
¿Que no pueden hacer otra cosa? Ya lo creo que pueden.
Pueden dimitir, y convocar nuevas elecciones, con el programa real que piensan llevar a cabo.
Pueden convocar uno, o varios, referendum.
Pueden unirse con italianos, griegos, irlandeses, portugueses etc., y plantar cara a Alemanis, el BCE y demás aspirantes al monopolio de una Europa esclavizada.
Pueden negarse a pagar, y poner a los bancos alemanes ante la realidad de que si no pagamos, ellos no cobran.
Pueden apostar por una política de crecimiento.
Pueden...
Pueden, pero no quieren.
Porque de lo que se trata aquí es de la imposición, a nivel general, de un modelo neoliberal que reduzca el difunto estado del bienestar, de inspiración socialdemócrata, a un miniestado de una beneficencia cicatera. De privatizarlo todo, absolutamente todo, a mayor beneficio del gran capital.
Y, el que quiera educación, sanidad, seguridad... que se lo pague.
Y el que no pueda pagar, que se joda.
Se acabaron los derechos sociales y laborales. Se acabó, incluso, el derecho a la protesta, ahogado por la multas millonarias que se pueden imponer a cualquiera que se mueva.
Se acabó el estatus de cuidadano.
En este país se puede meter en la cárcel a la gente de Marinaleda por coger, en un gesto simbólico, unos cuantos kilos de arroz para denunciar la realidad del hambre y la miseria, mientras los banqueros que nos han arruinado se jubilan con bonificaciones de decenas de millones de euros.
En este país el esperpento ha dado lugar a la tragedia.
En este país estamos viviendo en una dictadura.
Sin paliativos.