"Todos fuimos heridos psíquicamente durante la infancia, todos fuimos vistos y amados de modo imperfecto. La máscara es el yo que nos construimos para esconder al niño vulnerable y herido que fuimos alguna vez. Al poner un ser falso entre la demás gente y nuestra vulnerabilidad interior, tratamos de impedir que ellos se acerquen demasiado como para que nos puedan herir como fuimos heridos en la infancia. Es nuestra manera de tratar de controlar la vida.
La máscara se crea en reacción al dolor y al rechazo y, por lo tanto, está diseñada para tratar de agradar, de defendernos o de controlar a los otros. Cuando estamos en el Ser de la Mascara nos centramos en reaccionar ante los demás y, por tanto, nos separamos de nuestra fuente interior. El Ser de la Máscara nos separa de la energía de nuestro ser verdadero y espontáneo, tanto en su aspecto positivo como negativo. Al estar en el Ser de la Máscara, culpamos a los demás por nuestros problemas, en vez de hacernos responsables por nuestros sentimientos. Así es como la máscara inscribe la creencia de que somos víctimas, la falsa creencia de que alguien más es responsable de nuestra felicidad o infelicidad...
...En cierto modo, la máscara se parece al Fariseo de los tiempos de Cristo, quien montó un espectáculo completamente falso de bondad y poder, o respetabilidad. Cristo se sentía extremadamente atraído por los pecadores porque sentía que eran auténticos. Su negatividad no era negada ni justificada, sus defectos y su dolor eran mucho más obvios, y de ese modo era más fácil acceder a sus corazones. Cristo sabía que el ser inferior, o "pecador", debe ser reconocido antes de que sea posible transformar su potencial creativo. Nuestro ser superior, o conciencia crística, también aprenderá a abarcar al "pecador" interior, una vez que hayamos abandonado la hipócrita máscara del fariseo...
...En cierto grado, cada uno siente que no basta con ser lo que es. Así que nos creamos un ser falso. Pero invertir energía en crear y mantener esta imagen idealizada de uno mismo es como construir un robot en vez de vivir la vida de un ser humano. Tambaleándose sobre zancos mucho más altos que el verdadero ser, el Ser de la Máscara se mantiene artificialmente en su sitio pagando el precio de una terrible presión sobre el alma. Por eso es que el Ser de la Máscara es la primera parte de nosotros que se cae a pedazos en las crisis. Las crisis suelen traer consigo el sentimiento de una pérdida de la identidad. De hecho la crisis suele ser la manera en que la naturaleza nos ayuda a bajarnos del tambaleante pedestal de tratar de ser alguien que no somos. La crisis remueve la materia estancada del alma que se halla atrapada en una versión idealizada de nosotros, y de ese modo nos obliga a entrar en una identidad humana más verdadera, más profunda, fluida y vulnerable... "
...En cierto modo, la máscara se parece al Fariseo de los tiempos de Cristo, quien montó un espectáculo completamente falso de bondad y poder, o respetabilidad. Cristo se sentía extremadamente atraído por los pecadores porque sentía que eran auténticos. Su negatividad no era negada ni justificada, sus defectos y su dolor eran mucho más obvios, y de ese modo era más fácil acceder a sus corazones. Cristo sabía que el ser inferior, o "pecador", debe ser reconocido antes de que sea posible transformar su potencial creativo. Nuestro ser superior, o conciencia crística, también aprenderá a abarcar al "pecador" interior, una vez que hayamos abandonado la hipócrita máscara del fariseo...
...En cierto grado, cada uno siente que no basta con ser lo que es. Así que nos creamos un ser falso. Pero invertir energía en crear y mantener esta imagen idealizada de uno mismo es como construir un robot en vez de vivir la vida de un ser humano. Tambaleándose sobre zancos mucho más altos que el verdadero ser, el Ser de la Máscara se mantiene artificialmente en su sitio pagando el precio de una terrible presión sobre el alma. Por eso es que el Ser de la Máscara es la primera parte de nosotros que se cae a pedazos en las crisis. Las crisis suelen traer consigo el sentimiento de una pérdida de la identidad. De hecho la crisis suele ser la manera en que la naturaleza nos ayuda a bajarnos del tambaleante pedestal de tratar de ser alguien que no somos. La crisis remueve la materia estancada del alma que se halla atrapada en una versión idealizada de nosotros, y de ese modo nos obliga a entrar en una identidad humana más verdadera, más profunda, fluida y vulnerable... "
(S. Thesenga: Vivir sín máscara)
(Aspectos de la máscara: Distorsiones del amor: sumisión/dependencia. Distorsiones del poder: agresión/control. Distorsiones de la serenidad: "desapego"/retraimiento.)
(Aspectos de la máscara: Distorsiones del amor: sumisión/dependencia. Distorsiones del poder: agresión/control. Distorsiones de la serenidad: "desapego"/retraimiento.)
