Lo que hace revolucionario al 15M no son sus ideas, ni sus reivindicaciones. Es su ser proteico, su esperanzadora frescura, su capacidad de acción todoterreno. Es su permear la sociedad, las conciencias, las mentalidades y los corazones. Es el empoderamiento de los ciudadanos anónimos. Es su ciudadanía. Su ser y hacernos ciudadanos.
Lo revolucionario es su existencia.