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lunes, 27 de septiembre de 2010

La Vía Negativa

Del sufrimiento he aprendido esto: que cualquiera que haya sido herida profundamente por el amor, nunca estará completa a menos que abrace ese mismo amor que la hirió.
(Matilde de Magdeburgo)

Cuando Cristo sufrió, nosotros sufrimos. Todas las criaturas de la creación de Dios capaces de sufrir, sufrieron con él. El cielo y la tierra desfallecieron en el momento de la muerte de Cristo, porque él también formaba parte de la naturaleza.
(Juliana de Norwich)


La Vía Negativa nos enseña que descender es más sagrado que escalar. La profundidad es más divina que la altura. El Dios Creador, un gran río subterráneo, espera más nuestra sumersión que nuestro trepar. La razón por la cual podemos confiar en una sumersión tan profunda es que, en el fondo, "mi suelo y el de Dios son el mismo" (Eckhart). De una forma muy, muy profunda, Dios ya está en casa. Pero necesitamos volver a casa para entrar en contacto con esa profundidad...
La Vía Negativa trae de regreso a casa...
Necesitamos también dejar que el pecado sea pecado durante un tiempo. Concederle al pecado su justo, e incluso instructivo lugar en nuestras vidas y en las vidas de los demás. No hacerlo es multiplicar el pecado. Dejar que el misterio sea misterio es igualmente esencial para una vida profunda y espiritual... Matamos la imaginación al negarnos a permitir que el misterio sea misterio en nuestras vidas.
Otra actitud pecaminosa que la Vía Negativa deja al descubierto es la negativa a dejar que el dolor sea dolor, a escuchar al dolor. O el misterio, la oscuridad, lo desconocido. Demasiadas armaduras, unas defensas demasiado pesadas, unos muros demasiado gruesos impiden la vulnerabilidad que es una ocasión tan buena para la gracia en la Vía Negativa. Pecamos contra la Vía Negativa al negarnos a desarrollar nuestras capacidades, en este caso capacidad de resistencia, nuestra fortaleza para el viaje, para soportar el dolor.
La fortaleza que necesitamos en la Vía Negativa no es una fortaleza estoica de apretar los dientes ni una fortaleza de macho para controlar la situación: es una fortaleza vulnerable, la fortaleza para poder absorber, para recibir la oscuridad con la luz, el dolor con el placer, la fortaleza para seguir descendiendo. Es una fortaleza nacida de la sensibilidad, una negativa a vivir con insensibilidad, con frialdad en el corazón... Ser capaces de pasar por lo que Gandhi llama "montañas de sufrimiento" es descubrir una nueva fuente de fortaleza y un nuevo nivel. La fuerza del vacío, de la nada. del punto cero. Esta fuerza hace añicos nuestras propias definiciones y proyecciones de lo que significa ser fuertes.
(Matthew Fox, La Bendición Original)