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jueves, 15 de abril de 2010

I. Una teáloga de la espiritualidad de la Diosa: Caitlin Matthews

Dentro del variopinto y fecundo movimiento que se ha dado en llamar "Espiritualidad de la Diosa", Caitlin Matthews destaca como una de las figuras importantes.
La autora, que trabaja en la tradición mistérica de Occidente, es una experta en la mitología celta y el ciclo artúrico, temas sobre los que ha publicado varios libros.
En este post me gustaría presentaros su categorización de los aspectos de lo divino femenino, recogida en su libro The elemets of the Goddess, título traducido al castellano por Las Diosas y publicado por EDAF en 1992.
Para la autora, todo ser humano es hijo de la Diosa, cuyo camino, que es una tradición viva en muchos pueblos de la tierra, está sobre todo ausente en Occidente:
"Durante el surgimiento de la conciencia femenina a mediados del siglo XX, los hombres se han visto sometidos a ataques cada vez más fuertes, se han visto considerados como agresores y patriarcas despóticos y se ha arrojado sobre su cabeza toda la carga de la responsabilidad de la represión femenina...Tanto las mujeres como los hombres tienen que encontrar a su Madre y relacionarse con ella y con su creación de modos nuevos y equilibrados, ya que todos y cada uno de nosotros necesitamos beber de su sabiduría y reajustarnos a sus leyes naturales...
Haga una pausa y considere por un momento cómo hubiera sido su vida hasta la fecha si hubiera nacido en un sexo, raza o especie diferente. Si usted tiene la capacidad de empatía necesaria para identificarse con otro sexo, raza o especie que no le guste... advertirá inmediatamente que la vida no puede seguir por esos caminos de desequilibrio, ni se puede esperar que una de las secciones de la sociedad cargue con la responsabilidad de las deudas kármicas. Nuestra educación dualista tiende a polarizarlo todo en dos categorías: consideramos que nosotros y y nuestras opiniones somos buenos, y que las personas que no nos gustan o con las que no estamos de acuerdo son malas. El feminismo ha causado un impacto indudable, ya lo perciba usted como la mano de la Diosa, que lo equilibra todo, o como un montón de mujeres histéricas, que se emocionan por nada. Somos nosotros los que tenemos que ser sensibles y conscientes de los demás como seres humanos ante todo... pues éste es el amor que trae la Diosa: no desprecia a ninguna parte de su creación...
Concibamos a la Deidad pura e informe. No tiene sexo ni definiciones. Simplemente, es. Las formas metafóricas y simbólicas que aplicamos a la Deidad son máscaras para nuestra comodidad, para nuestra comprensión humana limitada. El Dios y la Diosa, lo divino masculino y lo divino femenino, son como la mano derecha y la izquierda de la Deidad... La imagen habitual es de una unión sexual entre las manifestaciones masculinas y femeninas de la Deidad... La experiencia extática de la sexualidad humana se traslada con facilidad a la simbología de los dioses, pues quizás se trata de nuestra experiencia más común (y muchas veces de nuestra única experiencia) de la no-dualidad... La Diosa es principalmente un canal espiritual que baja hasta nuestra propia alma. Hablamos de "ella" refiriéndonos a lo que es... una corriente de sabiduría de lo divino femenino... Algunos pueden preguntarse... si la Diosa no representa un retroceso espiritual, por mucho que que pueda representar un avance emocional. Es difícil superar las antiguas nociones dualistas que consideraban a la Diosa como inestable, veleidosa y producto de un mundo pagano corrompido. La única respuesta es descubrir la medida en que nuestra sociedad está dispuesta a cambiar. Pues se impone un cambio radical si verdaderamente tenemos miedo de perder nuestra superioridad intelectual sobre la creación a costa de adoptar la compasión de la Diosa... La directriz fundamental de la Diosa, como la de todas las formas de deidad, es que ella no es ni buena ni mala. La deidad es un poder, una energía, una fuerza. La Diosa puede presentarse bajo formas iracundas o desafiantes, pero no deben ser consideradas hostiles. Ella es el núcleo de verdad que hay en el fondo de todas las cosas, y si se le presenta bajo formas desafiantes, mire con mayor detenimiento y estudie a qué puede deberse... El concepto antiguo, gastado, dualista de la Diosa como cruel y caprichosa, se debe entender como lo que es: un reflejo de nuestro propio lado oscuro, una polarización terrible de la responsabilidad social con la que han tenido que cargar las mujeres como sexo. La imagen inversa de la Diosa como todo dulzura y luz también es un modelo poco seguro como base. La Diosa tiene fuerza dinámica y sabiduría transformadora, además de compasión envolvente. La Diosa está en el corazón de la vida, de la muerte y de la existencia ulterior, y adoptará las formas que resulten más adecuadas para sus tratos con nuestro mundo. Si usted está preparado para descubrir esas formas, se convertirá en instrumento de su segunda venida, en mediador de su compasión, tanto en el ciclo temporal de usted como en las eras que nacerán del vientre de ella..."

No se puede exagerar el inmenso potencial de sanación que está teniendo para las mujeres (aunque también los varones están siendo objeto de su influencia) el movimiento de la espiritualidad de la Diosa, en sus múltiples manifestaciones, más o menos rigurosas, más o menos depuradas. Caitlin Matthews se refiere a la cualidad dionisiaca de algunos de sus aspectos:
"Parece que hasta el momento son las mujeres las únicas que han disfrutado del conocimiento de la Diosa y del descubrimiento de sus relaciones con ella. Celebran días de los misterios femeninos, seminarios menstruales y sobre otros temas y festivales del fuego, todos estos actos son intensos, divertidos y dionisiacos. Si las mujeres regresan de estos actos embriagadas con su propio poder, debemos considerar que, a cierto nivel, equivale al regreso del hombre del bar, donde lo ha pasado bien con sus camaradas. En Occidente no se ha contado con estos tipos de celebraciones de la femineidad desde hace muchos siglos. ¡Consideren los hombres cómo se sentirán las mujeres después de tanto tiempo!"

No obstante, lo más interesante del libro de Matthews es su categorización de la Diosa como una Creadora, la que lo conforma todo, de la cual emanan nueve aspectos:

-La Vigorizadora, que pone en marcha las cosas.
-La Medidora, que define los límites.
-La Protectora, que defiende esos límites.
-La Iniciadora, que profundiza la experiencia, re-creando las cosas.
-La Desafiante, que se opone y plantea preguntas para que las cosas crezcan, pero que también destruye lo viejo y caduco.
-La Liberadora, que trae la liberación.
-La Tejedora, que establece contactos.
-La Conservadora, que alimenta y nutre.
-La Potenciadora, que trae la sabiduría.
Creo que vale la pena desarrollar un poco estos aspectos, pero eso será objeto de un nuevo post.