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lunes, 19 de noviembre de 2012

Dolor, voluntad y entrega

"El problema del mundo tal como nosotros lo conocemos radica en descubrir cómo recuperar el sentido de la entrega de sí mismo. No somos meras criaturas imperfectas que deban ser enmendadas. Somos, como ha señalado Newman, rebeldes que deben deponer las armas. La primera respuesta a la pregunta de por qué nuestra curación debe ir acompañada necesariamente de dolor es, pues, que someter la voluntad reclamada durante tanto tiempo como propia entraña, no importa dónde ni cómo se haga, un dolor desgarrador... Rendir la voluntad inflamada e hinchada durante años de usurpación es, sin embargo, una especie de muerte...
El espíritu humano no intentará siquiera someter la voluntad volcada hacia el "yo" mientras las cosas parezcan irle bien. El error y el pecado tienen la propiedad de que, cuanto más graves son, menos sospecha su víctima que existen. Son males enmascarados. El dolor, en cambio, es un mal desenmascarado e inconfundible. Todos sabemos que algo va mal cuando sentimos dolor... El dolor no sólo es un mal inmediatamente reconocible, sino una ignominia imposible de ignorar... reclama insistentemente nuestra atención. Dios susurra y habla a la conciencia a través del placer, pero le grita mediante el dolor: es su megáfono para despertar a un mundo sordo. El hombre malo y feliz no tiene la menor sospecha de que sus acciones no "responden", de que no están en armonía con las leyes del Universo...
He visto gran belleza de espíritu en personas afligidas por el sufrimiento... En figuras históricas amadas y veneradas... descubro rasgos muy difíciles de poseer si hubieran sido más felices. Si el mundo es realmente "un valle donde se forman las almas", parece que, por lo general, realiza bien su tarea...
(Pero) convertir esa idea en carta blanca para afligir a la humanidad por el hecho de qu "la congoja es buena para los hombres" (como el lunático Tamberlaine de Marlowe alardeaba de ser "el azote de Dios") no significa quebrantar el esquema divino, sino ofrecerse como voluntario para desempeñar el papel de Satanás dentro de él. Quien haga este trabajo deberá estar preparado para recibir el salario correspondiente... Con razón se ha afirmado que "sólo Dios puede mortificar".
(C.S. Lewis: El problema del dolor)