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jueves, 31 de mayo de 2012

La ruptura del pacto social

(Fuente: El País)"La negativa del Gobierno del PP a investigar el caso Bankia y a pedir responsabilidades a sus dirigentes es una ruptura en toda regla del pacto social. Una sociedad democrática es un espacio de responsabilidades compartidas. Está regulada por unas leyes y por unos principios que, en parte, se plasman en los textos constitucionales. Pero se funda sobre un pacto no escrito en torno a los límites que garantizan la mínima cohesión necesaria para poder hablar de una comunidad. Las democracias en las sociedades capitalistas se basan en la aceptación de la desigualdad económica con el contrapeso de la igualdad política y de derechos. Es un equilibrio precario que requiere ciertas dosis de equidad, si se quiere evitar una fractura que solo puede conducir al conflicto o a la indiferencia.
Con la decisión de dedicar 23.000 millones de dinero público al rescate de Bankia sin la contrapartida de exigencia de responsabilidades a los autores del desastre, el Gobierno rompe cualquier principio de equidad, se coloca descaradamente contra la inmensa mayoría de los ciudadanos, que pagan los impuestos con los que el banco será rescatado, y abre una fractura en la sociedad de consecuencias de todavía imprevisibles. La proximidad de los gestores de Bankia con el PP hace todavía más siniestra la actitud del Gobierno. En una situación de crisis extrema, cuando se están pidiendo sacrificios enormes a la ciudadanía, un rescate bancario de estas magnitudes requiere explicaciones muy claras sobre el por qué y sobre el cómo, y actuaciones muy decididas para esclarecer las responsabilidades tanto en el campo político como en el judicial. La parcialidad del presidente Rajoy quedó patente en el insólito gesto de dar la conferencia de prensa sobre Bankia desde la sede de su propio partido y no desde el palacio de gobierno, un gesto que habla por sí solo. ¿Para quién gobierna el PP?
Las consecuencias económicas del caso Bankia están a la vista: la intervención del sistema financiero español, que Rajoy negó rotundamente, parece hoy más cercana que nunca. Una vez más el presidente está condenado a desmentirse a sí mismo, un ejercicio al que incomprensiblemente parece haberle encontrado gusto. El Gobierno se ha quedado sin credibilidad, después de una semana en que las necesidades de recapitalización de Bankia subían unos cuantos miles de millones cada día. Y la ciudadanía no puede entender que no se encuentre dinero para cuestiones que afectan ya no solo al bienestar sino incluso a la supervivencia y no falten nunca recursos cuando se trata de salvar a un banco. Las consecuencias políticas, sociales y morales del caso Bankia serán enormes. Treinta años de hegemonía conservadora han abierto una fractura grande entre las élites y la ciudadanía. La democracia, para usar una imagen de Tocqueville, se nos está disolviendo en el individualismo. La crisis económica ha sido la gran coartada para todo. En nombre de ella se han justificado ajustes salvajes y arbitrariedades tremendas. Después de Bankia, la coartada se desvanece.
En nombre de la crisis se han justificado arbitrariedades tremendas. Después de Bankia, la coartada se desvanece
El caso Bankia es el icono de una profunda crisis de responsabilidad en las élites españoles. Una crisis que viene de mucho antes de que estallara la crisis económica de 2008 y que es una de las causas del gran desastre económico. En Bankia convergen político y dinero. Los miles de millones que se esfumaron entre fanfarrias madrileñas y valencianas y la nula voluntad política de esclarecer el desastre la convierten en enseña de los años en que todo estaba permitido.
Pero esta cultura de la irresponsabilidad no es exclusiva de Bankia. La vemos extendida por algunas de las más importantes instituciones del país. La corona, el Banco de España, el Consejo General del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, el propio sistema financiero y el Gobierno han dado y están dando muestras de esta cultura y están contaminados por una manera nada ejemplar de hacer las cosas, que hace que la sociedad viva entre el aturdimiento, la indignación y la indiferencia. Negándose a investigar Bankia, el Gobierno y las fuerzas políticas que le apoyen –la actitud del PSOE, de momento, es pacata– rompen el pacto social y dejan a la democracia en los huesos. Si no exigen justicia los responsables políticos, tendrán que exigirla los ciudadanos. Es lo que ocurre cuando se abandona la función representativa por la defensa de espurios intereses de casta. Después de Bankia, ¿este Gobierno tendrá vergüenza para pedir más ajustes a los españoles? En democracia solo debería caber una opción: denunciar a los responsables del desastre de Bankia o dimitir."
(El País)

miércoles, 30 de mayo de 2012

Responsabilidad compartida


“Y esto aún, aunque las palabras pesen duramente sobre vuestros corazones:
El asesinado no es irresponsable de su propia muerte.
Y el robado no es libre de culpa por ser robado.
El justo no es inocente de los hechos del malvado.
Y el de las manos blancas no está limpio de lo que el felón hace.
Sí; el reo es, muchas veces, la víctima del injuriado. Y, aún más a menudo, el
condenado es el que lleva la carga del sin culpa.
No podéis separar el justo del injusto, ni el bueno del malvado.
Porque ellos se hallan juntos ante la faz del sol, así como el hilo blanco y el negro están
tejidos juntos.
Y, cuando el hilo negro se rompe, el tejedor debe examinar toda la tela y examinar
también el telar."
(Khalil Gibrán)

martes, 29 de mayo de 2012

No hay manera

Es todo tan complejo, tiene tantas facetas, matices, dimensiones, que no hay manera de hablar, decir, aludir a nada sin dejarse la (infinita) mayor parte en el tintero.
La realidad es, sencillamente, inefable. En sentido estricto. Y no me refiero a las grandes cosas, sino a todo.

lunes, 28 de mayo de 2012

Vaya usted a saber

Cada vez puedo hablar menos de espiritualidad, Dios, prácticas y eso.
Y no puedo porque no tengo nada que decir, ni sé nada del asunto.
Por tanto, hablo de otras cosas.
No me parece, sin embargo, que esté "perdiendo el camino", signifique eso lo que signfique.
Hay una fe oscura, una certeza interna (signifique eso lo que signifique, again) en que esto es lo que toca ahora. En que es "por aquí". Para mí, al menos.
Aunque vaya usted a saber.

miércoles, 23 de mayo de 2012

Más sobre mitos: El Hades

Los mitos tienen una curiosa manera de retratarnos. No se trata de nuestra afición hacia ellos, sino de su afición hacia nosotros. Está una viviendo su vida como va pudiendo, y de pronto se da cuanta de que está inmersa en una (una más, coñe) secuencia mítica.
Estos días me venía insistentemente a la mente el Hades, el reino del dios oscuro, Señor del submundo. Un lugar, ciertamente, a visitar y del que aprender. Pero no un lugar para comprarse un adosado e instalarse. Ni siquiera con la bajada de precios. Porque allí viven, entre otros personajes, Tántalo, condenado a tratar de continuo de alcanzar una comida siempre fuera de su alcance, Sísifo, condenado a subir monte arriba una peña que rueda monte abajo cada vez que está a punto de llegar a la cumbre, las Danaides, condenadas a llenar incansablemente, transportando vasijas de agua,  un pozo sin fondo, o, lo que es aún peor, un sujeto cuyo nombre no recuerdo que, por su afición a pasarse la vida en el oscuro reino, se quedó pegado a las rocas, incapaz ya de levantarse y salir.
En todos ellos puedo reconocerme, supongo que como todo el mundo. Como puedo reconocerme en Inanna, en Ereshkigal, en Perséfone, en Psique, en Ulises, en Orfeo, en todos y cada uno de los héroes y heroínas, dioses y semidioses, criaturas del Averno, del Olimpo y de lo que queda en medio. Como cualquier hijo de vecino. No porque nosotros seamos ellos, sino porque ellos son nosotros. Nuestra creación y nuestro retrato. Lo malo es que son fotos fijas. Y que, a la que te descuidas, te quedas atrapado/a en un personaje estereotipado de la humana asamblea interna. Por eso, mejor aprender a entrar y salir. A no engancharse a más cuentos que los de Calleja. Y andarse con cuidado. Yo, tú, ese, aquél y aquél otro. A los mitos, sólo de visita. Hasta que uno, una, unos, unas, se da(n) cuenta de en qué lugar de su paisaje interno (y/o del paisaje interno colectivo) anda. Y aprende. Y va aprendiendo y haciéndose consciente. Aunque sea de mito en mito, y tiro porque me toca.

martes, 22 de mayo de 2012

Antes de la Creación

Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía.
No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.
No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.
Solamente había inmovilidad y silencio en la obscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban.
Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la obscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.
Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre.
(Popol Vuh)

lunes, 21 de mayo de 2012

En nuestro país

Uno de cada cuatro niños españoles vive bajo el unbral de la pobreza.
Según UNICEF.
Sólo nos "superan", en Europa, Rumanía y Bulgaria.
Uno de cada cuatro niños.
En España.

Nada que decir

Nada
que decir.

Vivir
lo que hay delante.

Y esperar.

A.S.

Le droit de se contredire et le droit de s'en aller

El derecho a contradecirse y el derecho a irse.
Los derechos humanos que reclamaba Badulaire.
Gracias, Marina.
Llevaba tiempo preguntándome por ellos.

domingo, 20 de mayo de 2012

El chico que no quería vivir

I
Tal vez, llevaba tiempo planeándolo,
pero esa noche,
esa precisa noche,
lo decidió.

Se levantó temprano
-la casa estaba sola-
y lo preparó todo
con cuidado.

La silla,
una correa fuerte,
una crema cualquiera
para que corra bien el nudo...

Nada quedaba
por hacer.

Subió a la silla
-quizás entonces
le vinieron
los recuerdos
de aquéllos que lo amaban-,
ajustó la correa
y saltó
hacia el final
de todas las cosas,

porque ya
no quería vivir.
Ya no quería
seguir viviendo.

II
El cadáver
de un muchacho
sobre una mesa
de metal.

El cadáver
de un chico,
cubierto apenas
por una tela blanca,

los poderosos músculos
lívidos en la muerte,
los pies color de cera,
el rostro
un poco amoratado,
el cuello, fuerte,
extrañamente
limpio
de señales.

Fueron llegando
en oleadas
-su familia
donó lo que necesitaran
otros-.

Primero
se llevaron las córneas.
Yo vi cortar en círculo sus ojos.
(El humor vitreo
inundaba las cuencas.
La perla transparente
de un cristalino
quedó olvidada
sobre un paño.)

Piadosamente,
el cirujano
cosió los párpados
sobre los globos
destrozados,
hasta que pareció
dormido.

Después vinieron
por las válvulas
del corazón
(estaba muerto cuando lo trajeron.
No se podían,
ya, utilizar
algunos órganos),

abrieron
el tórax,
partiendo en dos
el gran tatuaje
que lo adornaba,
separaron
la piel, la grasa, el músculo, los huesos,
la gasa blanca
del pericardio,

trabajaron
a corazón abierto,
hasta extraer
los canales
flexibles
de las válvulas,

y luego lo cerraron
con un hilo de alambre,
para cubrir
esa herida terrible,
ese terrible
corazón
hecho pedazos.

Un médico joven,
tras rasurar los miembros,
fue cortando
largas tiras de piel,

y finalmente, un traumatólogo
extrajo huesos de marfil.

Córneas
para ofrecer a otros
la belleza
del mundo,

válvulas
por las que correrá otra sangre,

piel
que dulcemente vista
otra carne desnuda,

huesos
que fortalecerán
otros miembros.

Cuánta vida
del cuerpo mutilado
de un muchacho,

cuánto río de vida
de un cuerpo generoso,

el regalo
de amor
de aquéllos que lo amaron,

una corriente caudalosa
de gratitud
que guiará en la muerte
a un muchacho
del que jamás sabré ni el nombre
-"el donante",
lo llamaban
en el quirófano-,

un muchacho
que no quería seguir viviendo,

un chico
cualquiera
que ya
no quería
vivir.

(Al chico que no quería vivir.
A la inmensa generosidad de su familia.
A quienes trabajan para que lo que ya no necesitamos de nuestros cuerpos sirva a otros.
A los que recibirán ese don.
Con amor.)

A.S.


jueves, 17 de mayo de 2012

Salario de subsistencia: Un derecho fundamental

Una de las viejas y hermosas reivindicaciones de la izquierda, ahora resucitada por el 15M, es el salario de subsistencia para cualquier ciudadano que lo solicite, ya sea porque no tiene trabajo, ni derecho a subsidio, o, sencillamente, porque no desea tenerlo.
Es decir, el derecho de cualquier persona a la seguridad de que sus necesidades más básicas estarán cubiertas cualesquiera que sean las circunstancias.
El derecho a la vida, el más elemental de todos los derechos, sin el cual todos los demás no son más que demagogia.
Ni siquiera saldría tan caro. En realidad, probablemente se pagaría solo, en ahorro de instituciones de acogida social, gastos médicos por enfermedades derivadas de la pobreza, paz social, etc.
Además de erradicar la pobreza extrema, ofrecer una cierta compensación a las amas de casa, permitir a los jóvenes un nivel mínimo de independencia, aliviar la carga de las familias, y garantizar un nivel mínimo de seguridad y bienestar a toda la población.
Bien por el 15M por recoger la petición.

Mentiras sobre el 15M

Curioso, que todos los medios de comunicación, políticos et al. repitan como loros que el 15M está perdiendo fuerza, desinflándose y demás patrañas.
Yo puedo asegurar, porque he estado en todas, que la manifestación del 12 de mayo en mi ciudad fue la más numerosa de la historia del movimiento.
Todo parece una campaña destinada a desinformar al ciudadano medio y sembrar un poco más de deseperanza, a fin de seguir desmontando sin oposición el modelo social europeo, recortando derechos e imponiendo a una población en shock un capitalismo descarnado.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Adiós a Carlos Fuentes

"Increíble el primer animal que soñó con otro animal. Monstruoso el primer vertebrado que logró incorporarse sobre dos pies y así esparció el terror entre las bestias normales que aún se arrastraban, con alegre y natural cercanía, por el fango creador. Asombrosos el primer telefonazo, el primer hervor, la primera canción y el primer taparrabos..."



(Carlos Fuentes: Terra Nostra)






"Yo vi todo esto. La caída de la gran ciudad azteca, en medio del rumor de atabales, el choque del acero contra el pedernal y el fuego de los cañones castellanos. Vi el agua quemada de la laguna sobre la cual se asentó esta Gran Tenochtitlan, dos veces más grande que Córdoba.
Cayeron los templos, las insignias, los trofeos. Cayeron los mismísimos dioses. Y al día siguiente de la derrota, con las piedras de los tiempos indios, comenzamos a edificar las iglesias cristianas. quien sienta curiosidad o sea topo, encontrará en la base de las columnas de la catedral de México las divisas mágicas del Dios de la Noche, el espejo humeante de Tezcatlipoca. ¿Cuánto durarán las nuevas mansiones de nuestro único Dios, construidas sobre las ruinas de no uno, sino mil dioses? Acaso tanto como el nombre de éstos: Lluvia, Agua, Viento, Fuego, Basura...
En realidad, no lo sé. Yo acabo de morir de bubas. Una muerte atroz, dolorosa, sin remedio."



(Carlos Fuentes: El naranjo)


"Un artista sabe que no hay belleza sin forma pero también que la forma de la belleza depende del ideal de una cultura. El artista trasciende, parcial y momentáneamente, el dilema, añadiendo un factor: no hay belleza sin mirada. Es natural que un artista privilegie a la mirada. Pero un gran artista nos invita no sólo a mirar sino a imaginar."


"¿La creación está inconclusa? Si. Y éste es el requisito por donde, inevitablemente, Dios se me cuela al mundo. Si Dios nos hizo a su imagen y semejanza, ¿Dios contiene el mal humano? Yo contesto, si. Somos reflejo también de la parte mala o inconclusa de Dios. Obramos para completar a Dios."


"Sólo dañamos a los demás cuando somos incapaces de imaginarlos."


(Carlos Fuentes)






 

martes, 15 de mayo de 2012

15M: Nace un tribunal ciudadano de justicia

Nace un tribunal ciudadano de justicia en el seno del 15-M

Exige cuentas sobre las responsabilidades de los gestores bancarios en la burbuja inmobiliaria

Recaba información de contratos y sobretasaciones ilegales suscritos por particulares

 
(Fuente: El País)
 
Un momento de la asamblea esta noche en la Puerta del Sol de Madrid. / Emilio Naranjo (EFE)
 
La creación de un tribunal ciudadano de justicia que investigue los desmanes inmobiliarios cometidos por bancos, cajas de ahorros y compañías tasadoras contra la ciudadanía y que exija además la devolución de lo estafado a los usuarios y al Estado, es una de las novedades de la asamblea de indignados de Sol, planteada la noche del domingo y aprobada masivamente por los asistentes a manos alzadas. Varios miembros del movimiento 15-M informaron de la iniciativa a la asamblea, compuesta por más de dos mil personas.
El tribunal ciudadano investiga tales prácticas bancarias tras recoger y cruzar toda la información posible procedente de aquellas personas que, sin saberlo, recibieron créditos tramitados ilegalmente por gestores bancarios, cajas de ahorros y suscribieron contratos de compraventa de pisos fraudulentamente sobretasados. Hasta el momento los portavoces del tribunal aseguran disponer de información sobre 20.000 contratos inmobiliarios, pero se proponen recoger mucha más información y cruzarla convenientemente para llegar hasta el origen de los fraudes y esclarecerlos.
El tribunal quedará formado por un jurado ciudadano de 20 miembros titulares y otros 20 suplentes elegidos entre los propuestos desde las asambleas de barrio. Posteriormente a la investigación, tratará públicamente los casos y enjuiciará la conducta de las entidades concernidas en prácticas delictivas.
Las prácticas denunciadas en la asamblea perseguían -y aún persiguen- cobrar las comisiones correspondientes a las cédulas hipotecarias, cuyos topes legales han sido sistemáticamente violados por bancos, cajas de ahorros y tasadoras. El delito que la asamblea de indignados denuncia consiste en que las entidades bancarias involucradas en métodos crediticios ilegales ganaban sus comisiones según el volumen de préstamos hipotecarios que concedían pero lo hicieron a costa de personas que carecían de medios para devolverlos.

Origen de la burbuja

En vez de atenerse a la normativa legal, que mantenía un fondo exigido al concesionario del préstamo —la tradicional entrada, aproximadamente el 20% del valor total contratado— los gestores fraudulentos de bancos y cajas otorgaron créditos sin tales límites, operación especulativa que luego las compañías tasadoras completaban, de manera igualmente ilegal, mediante la sobretasa de las viviendas contratadas. De este modo, espoleaban la demanda ficticia de pisos que, a su vez, disparaba la oferta de viviendas y distorsionaba la planificación urbanística hasta extremos ruinosos.
En esas prácticas de concesiones fraudulentas de crédito a personas insolventes, desprovistas además de información veraz, y en las sobretasaciones ilegales de viviendas con fines especulativos sitúa el nuevo tribunal ciudadano el origen de la burbuja inmobiliaria. Asimismo, la asamblea de indignados del 15-M destacó que muchos de los estafados son inmigrantes que no dominan la lengua y a quienes se les hurtó la información de detalle sobre el alcance de aquello a lo que se comprometían.
Los préstamos no devueltos han de ser satisfechos por el Estado, según denuncian los portavoces del tribunal ciudadano, que remarcan asimismo que la tarea investigadora que se proponen realizar debiera haber sido acometida previamente por el Estado, al que imputan declinar del cumplimiento de su deber al respecto.
Los informadores facilitaron una dirección electrónica www.tribunalciudadanodejusticia.com para encauzar la información de quienes deseen aportar sus datos en este proceso que se informará, expondrá, debatirá y juzgará públicamente antes de las eventuales actuaciones de oficio. En la misma asamblea se informó también del comercio justo y del consumo solidario. Estas nuevas modalidades de comercio y consumo se aplican ya en ámbitos de barrios y localidades, para ampliarse a círculos cada vez más extensos de la población. Consisten en la toma de conciencia del alcance social de tales buenas prácticas en contraposición a los hábitos comerciales desorbitados de la sociedad de consumo.

Nobel de economía dixit: Grecia, fuera, y nosotros, corralito

Lo  dice Krugman, premio Nobel de economía, el mismo que denunciaba, hace unas semanas, que Europa, con su política de austeridad, parece empeñada en cargarse su economía y su modelo social.
Podría ser en Junio:
Grecia fuera del euro, y corralito en España e Italia.

¿Y por qué no?
Las reformas que debían dar confianza a los mercados están elevando la prima de riesgo española (esa que caía tan mal a nuestra indignda) a cerca de 500.
La deuda y sus intereses se comen, inmisericores, en un círculo demoniaco, todos los recortes que Rajoy nos rapiña.
La fuga de capitales debe haber empezado ya.
Y no creo que a nuestros geniales gestores les tiemble el pulso para inmovilizar los ahorros de la ciudadanía. Todo sea para salvar a la banca, ¿no? Esa que siempre gana.
Mientras tanto, Cáritas anuncia que va a reducir las comidas que ofrece de dos platos a uno, porque no da abasto para atender a todas las persona que le llegan.

En cuanto a Grecia, se habla ya, sin pudor, de su inminente salida del euro.
Después de haber propiciado una situación, a base de exigencias imposibles (las mismas que nos están haciendo a nosotros) en la que en que en los hogares griegos entra la mitad de dinero que antes, Bruselas (¿y quién coño es ese genérico, Bruselas? ¿No es un eufemismo para Alemania?) sigue exigiendo sacrificios, o... fuera. Que será lo que, con toda probabilidad, acabará pasando. Ahora que el país está destrozado, que se apañe.
Después vamos nosotros.

José, en su infinita sabiuría, aconsejó bien al faraón: Ahorrar en tiempos de vacas gordas y gastar los ahorros en tiempos de vacas flacas.

Nuestros "dirigentes", que no leen la Biblia, ni siquiera los del PP, ni siquera la Merkel, que es hija de pastor (Krugman sí que debe leerla, porque en esencia su teoría económica coincide con la de José. Y con la mía, dicho sea con toda modestia), han decidido hacer lo contrario: Despilfarrar en tiempos de vacas gordas y tratar, vanamente, de ahorrar en tiempos de vacas flacas.
Quién pillara gobernantes como aquel prudente faraón y asesores como aquel sabio José. Esos sí que se ganaban el sueldo.

En fin, que Dios nos coja confesados. Aunque, si soy sincera, lo mismo nos van a a dar, salvo milagro milagroso. En el infierno económico nos veremos. Los griegos, nosotros y muchos más. En cascada.

lunes, 14 de mayo de 2012

Elección

De la  paleta
de emociones
del corazón
humano

elijo,
sin dudarlo,
la ternura

para pintar
mi casa.

A.S.

Sin que sepamos

Qué poco sabemos
de nosotros.

Qué poco
conocemos
de nuestra
real profundidad.

Allí
donde se mezclan
amor y odio,
bien y mal,
yo y los otros,

sin que nadie,
ni nosotros siquiera,
sepamos
qué emergerá

en cada
preciso
momento
del tiempo.

A.S.

domingo, 13 de mayo de 2012

Más sobre el carácter revolucionario del 15M

Caí en cuenta anoche de que estamos buscando donde no es.
Nos preguntamos incansablemente sobre el carácter de las propuestas e ideario del 15M, su coherencia, su viabilidad... y neti, neti. No es ahí (o no esencialmente ahí) donde está lo interesante, aunque, naturalmente, el asunto tenga su importancia. Pero los contenidos varían según el lugar, el tiempo y las circunstancias
Lo fundamental, lo auténticamente nuevo, está en otra parte. En otra parte difícil de expresar, de traducir en palabras, justo por su ser nuevo y diferente.
El 15M es una acción de forma, un campo mórfico de absoluta novedad, una forma vacía capaz de aglutinar, de materializar, de impulsar, de dirigir,de infiltrar y de orientar acciones de muy diverso tipo.
Su capacidad de contagio es, además, asombrosa.
Desde la emergencia de este campo mórfico en la primavera árabe y su asunción, desarrollo y consolidación en España, se ha extendido como una epidemia dando la vuelta al mundo.
Me recuerda a esos descubrimientos simultáneos en ciencia, a los aprendizajes animales que, no se sabe cómo, se suceden de pronto en poblaciones diferentes, a algo que emerge de un nuevo nivel de conciencia colectivo y que se pone en marcha, imparable, desbordando y desconcertando a las viejas maneras de entender las cosas.
Es un fenómeno nuevo que corresponde a un tiempo nuevo.
En ciertos aspectos, hace pensar en la eclosión de los sesenta, que cambió las mentalidades a nivel global, pero aquéllas explosiones planteaban un mundo alternativo, en tanto que el movimiento que nos ocupa se está infiltrando en el mismo corazón de las sociedades de nuestro tiempo, generando pequeños núcleos-semilla de empoderamiento y ciudadanía, o de ciudadanía empoderada, responsable y autoconsciente, con vocación de continuidad y extensión. Núcleos de personas comunes que han dejado de esperar que alguien (Dios, el Poder, Los Gobernantes o quien sea) les arregle sus asuntos y han decidido hacerlo por sí mismos.
Creo que realmente estamos asistiendo a algo que pertenece a un presente futurizante. Una nueva manera de entender la ciudadanía que trae, además, perfumes de las ágoras griegas, de las luchas obreras, de los movimientos juveniles del siglo veinte, en una síntesis superadora, en un primer ensayo no sólo de una forma de protesta, ni de movilización, sino sobre todo, de una forma de ser y estar en el mundo.
Un primer ensayo de una nueva forma de ser y estar en el mundo.
A lo mejor, sólo a lo mejor, estamos de enhorabuena.
No creo que se le olvide a nadie. No creo que se nos olvide lo que estamos aprendiendo a ser.

Mayo de 2011, Mayo del 68

Y, quienes piensen que "esto pasará" deberían recordar otro Mayo, el francés, que, efectivamente, pasó, pero que cambió, junto a otros hitos de los mágicos años 60,  mentalidades, usos, costumbres, moral sexual, música, cultura, alma colectiva.
Aquellos polvos trajeron muchos lodos.
Estos también los trerán.
Lodos tan fértiles como las crecidas de un Nilo poderoso y ciudadano.

15M: Lo revolucionario es su existencia

Lo que hace revolucionario al 15M no son sus ideas, ni sus reivindicaciones. Es su ser proteico, su esperanzadora frescura, su capacidad de acción todoterreno. Es su permear la sociedad, las conciencias, las mentalidades y los corazones. Es el empoderamiento de los ciudadanos anónimos. Es su ciudadanía. Su ser y hacernos ciudadanos.
Lo revolucionario es su existencia.

Ha sido hermoso estar allí

Valencia, seis de la tarde.
Los miles de persona congregados en el punto de encuentro comienzan a moverse. Ya formada la manifestación, más de una hora de desfile desde la cabeza a la cola.
Grandes pancartas. Y muchas, muchas, pequeñas, caseras, individuales, conmovedoras en su "cutrez", su creatividad y su ingenio.  Desde "Tienen miedo, porque la revolución enamora", a "Qué mal me cae tu prima, la del riesgo".
Comisiones de barrios y más barrios, grupos de estudiantes de instituto, sanitarios con sus batas, universitarios, inmigrantes, parados, bandas de música, tambores, yayoflautas, señoras empingorotadas, padres de familia, cochecitos, chinos, africanos, latinos, rastudos, ciclistas... Una celebración, de ser gente que quiere tomar su destino en sus manos, de ser muchos, de estar allí, orgullo de haber influído, más de lo que se piensa, en la mentalidad colectiva y (sí, sí) incluso en la política "clásica", orgullo del trabajo en barrios, en centros de trabajo y estudio, de haber plantado semillas en todas partes.
La celebración de un año de trabajo.
Mañana será día de análisis, de proyectos, de crítica, autocrítica y planificación.
Hoy es día de alegría.
A estas horas, una asambea continúa debetiendo en la Plaza del Ayuntamiento, rebautizada en la acampada Plaza 15 de Mayo.
Enhorabuena a todos.

(Por cierto, doña Rita Barberá, nuestra ínclita alcaldesa, había cercado la plaza y plantado una mascletá (para que se entienda, vario miles de petardos colgados de cuerdas y preparados para estallar) en "celebración" de no sé qué, ocupando la mayor parte del espacio, a fin de impedir que la gente se concentrara en la plaza. La gente ha pasado de las vallas, y los pirotécnicos han tenido que retirar la paraeta a toda prisa. No sé qué hubiera podido ocurrir de haberse prendido la mucha pólvora allí acumulada. Ay, doña Rita, qué ideas tan explosivas... y tan ingenuas. Y qué falta de responsabilidad.)

12M15M: Gente en las calles

MUCHOS, MUCHOS MILES EN LAS CALLES
La cabecera: Som el poble, som el 99%

Gente de todas las edades

En dos idiomas, para que quede claro

Las personas, primero.

Slogan contundente

Más slogan contundente

Mola

Está más que harto...

Animando a la peña

Verdad

Es del 99%

Literalmente... en un puño

Viejos amigos se encuentran en la mani

Y... me encantó

La marcha ha sido hermosa, emocionante y cargada de razón. Y de razones. Gente de todas las edades y capas sociales. Ingenio. Creatividad. Una celebración del trabajo de un año.
Ahora, a pulir, mejorar, consolidar y continuar.


 







sábado, 12 de mayo de 2012

Grecia en el corazón

"Dondequiera que voy
Grecia me hiere."
(Yorgos Seferis)

Se puede quebrar un país
como se quiebra un corazón,
como se triza,
en su fragilidad,
un cristal.

Se puede
acorralar a su gente,
ahogar sus sueños,
rasgar
el hermoso tejido de su alma.

Grecia de la semilla
y del origen,
Grecia de nuestro ser,
Grecia nosotros,

fragmentada
por nuestra negativa
a ser
aquéllo
que inevitablemente
somos.

A.S.

viernes, 11 de mayo de 2012

Poetas que amé: Bertolt Brecht

LA CRUZADA DE LOS NIÑOS

En Polonia, en el año treinta y nueve
se libró una batalla muy sangrienta
que convirtió en ruinas y desiertos
las ciudades y aldeas.
Allí perdió la hermana al hermano
y la mujer al marido soldado.
Y, entre fuego y escombros, a sus padres
los hijos no encontraron.
No llegaba ya nada de Polonia,
ni noticias ni cartas.
Pero una extraña historia, en los países
del Este, circulaba.
La contaban en una gran ciudad,
y al contarlo nevaba.
Hablaba de unos niños que, en Polonia,
partieron en cruzada.
Por los caminos, en rebaño hambriento,
los niños avanzaban.
Se les iban uniendo muchos otros
al cruzar las aldeas bombardeadas.
Había, entre ellos, un pequeño jefe
que los organizó.
Pero ignoraba cuál era el camino,
y ésta era su gran preocupación.
Una niña de once años era
para un niño de cuatro la mamá:
le daba todo lo que da una madre,
más no tierra de paz.
Un pequeño judío iba en el grupo.
Eran de terciopelo sus solapas
Al pan más blanco estaba acostumbrado.
Y, sin embargo, todo lo aguantaba.
También habla un niño muy delgado
y pálido, que siempre estaba aparte.
Tenía una gran culpa sobre sí:
la de venir de una embajada nazi.
Y un músico, además, que en una tienda
volada habla encontrado un buen tambor.
Tocarlo les hubiera delatado,
y el niño músico se resignó.
Y hasta un perro llevaban que, al cogerle,
se disponían a sacrificar.
Pero ninguno se atrevía a hacerlo,
y ahora tenían una boca más.
También había una escuela
y en ella un maestrito elemental.
La pizarra era un tanque destrozado
donde aprendían la palabra "paz".
Y, al fin, hubo un concierto entre el estruendo
de un arroyo invernal.
Pudo tocar el niño su tambor
pero no le pudieron escuchar.
No faltó ni siquiera un gran amor:
quince años el galán, doce la amada.
En una vieja choza destruida,
la niña el pelo de su amor peinaba.
Pero el amor no pudo resistir
los fríos que vinieron:
¿cómo pueden crecer los arbolillos
bajo toda la nieve del invierno?
No faltaban la fe ni la esperanza,
pero sí les faltaba carne y pan.
Quien les negó su amparo y fue robado
después, nada les puede reprochar.
Mas nadie acuse al pobre que, a su mesa,
no los hizo sentar.
Para cincuenta niños hace falta mucha harina:
no basta la bondad.
A un soldado encontraron
herido en un pinar.
Siete días cuidándole y pensaban:
"ÉI nos podrá orientar".
Mas el soldado dijo: "¡A Bilgoray!".
Debía de tener
mucha fiebre: murió al día siguiente.
Le enterraron también.
Y los indicadores que encontraban,
la nieve apenas los dejaba ver.
Pero ya no indicaban el camino:
todos estaban puestos al revés.
Aunque no se trataba de una broma:
era sólo una medida militar.
Buscaron y buscaron Bilgoray,
más nunca la pudieron encontrar.
Se reunieron todos con el jefe
confiados en él.
Miró el blanco horizonte y señaló:
"Por allí debe ser".
Vieron fuego una noche:
decidieron seguir, sin acercarse.
Pasaron tanques otra vez muy cerca,
pero iban hombres dentro de los tanques.
Al fin, un día, a una ciudad llegaron
y dieron un rodeo.
Caminaron tan sólo por la noche
hasta que la perdieron.
Por lo que fue el sureste de Polonia,
bajo una gran tormenta, entre la nieve,
de los cincuenta niños
las noticias se pierden.
Con los ojos cerrados,
dentro de mí los veo como vagan
de una casa en ruinas
a otra bombardeada.
Y al caer el ocaso, ya sus caras
no parecen iguales.
Ahora veo caras de otros niños:
españoles, franceses, orientales...
Y en aquel mes de enero,
en Polonia encontraron
un pobre perro flaco que llevaba
un cartel de cartón al cuello atado.
Decía: "Socorrednos.
Perdimos el camino.
Este perro os traerá.
Somos cincuenta y cinco.
Si no podéis venir,
dejadle continuar.
No lo matéis. Sólo él
conoce este lugar."
Era letra de niño,
y campesinos quienes la leyeron.
Ha pasado año y medio desde entonces.
Desde que hallaron, muerto de hambre, un perro.



LISTA DE PREFERENCIAS

De las alegrías, las inesperadas.
De las pieles, las no arrancadas.

De los cuentos, los incomprensibles.
De los consejos, los inaplicables.

De las muchachas, las nuevas.
De las mujeres, las infieles.

De los orgasmos, los no simultáneos.
De las enemistades, las mutuas.

De las estancias, las transitorias.
De las despedidas, las desapasionadas.

De las artes, las invalorables.
De los maestros, los inhumables.

De los placeres, los declarables.
De los objetivos, los secundarios.

De los enemigos, los sensibles.
De los amigos, los infantiles.

De los colores, el rojo.
De los mensajes, el mensajero.

De los elementos, el fuego.
De los dioses, el monstruo.

De los que caen, los adulones.
De las estaciones, octubre.

De las vidas, las límpidas.
De las muertes, las rápidas.

REFUGIO NOCTURNO

Me han contado que en Nueva York,
en la esquina de la calle veintiséis con Broadway,
en los meses de invierno, hay un hombre todas las
noches
que, rogando a los transeúntes,
procura un refugio a los desamparados que allí se reúnen.

Al mundo así no se le cambia,
las relaciones entre los hombres no se hacen mejores.
No es ésta la forma de hacer más corta la era de la
explotación.
Pero algunos hombres tienen cama por una noche,
durante toda una noche están resguardados del viento
y la nieve a ellos destinada cae en la calle.

Algunos hombres tienen cama por una noche,
durante toda una noche están resguardados del viento
y la nieve a ellos destinada cae en la calle.
Pero al mundo así no se le cambia,
las relaciones entre los hombres no se hacen mejores.
No es ésta la forma de hacer más corta la era de la
explotación.

LA MÁSCARA DEL MAL

Colgada en mi pared tengo una talla japonesa,
máscara de un demonio maligno, pintada de oro.
Compasivamente miro
las abultadas venas de la frente, que revelan
el esfuerzo que cuesta ser malo.


EL HUMO

La casita entre árboles junto al lago,
del tejado un hilo de humo.
Si faltase
qué desolación
casa, árboles y lago.

CANCIÓN DE LA BUENA GENTE

A la buena gente se la conoce
en que resulta mejor
cuando se la conoce. La buena gente
invita a mejorarla, porque
¿qué es lo que a uno le hace sensato? Escuchar
y que le digan algo.

Pero, al mismo tiempo,
mejoran al que los mira y a quien
miran. No sólo porque nos ayudan
a buscar comida y claridad, sino, más aún,
nos son útiles porque sabemos
que viven y transforman el mundo.

Cuando se acude a ellos, siempre se les encuentra.
Se acuerdan de la cara que tenían
cuando les vimos por última vez.
Por mucho que hayan cambiado
-pues ellos son los que más cambian
­aún resultan más reconocibles.

Son como una casa que ayudamos a construir.
No nos obligan a vivir en ella,
y en ocasiones no nos lo permiten.
Por poco que seamos, siempre podemos ir a ellos, pero
tenemos que elegir lo que llevemos.

Saben explicar el porqué de sus regalos,
y si después los ven arrinconados, se ríen.
Y responden hasta en esto: en que,
si nos abandonamos, les abandonamos.

Cometen errores y reímos,
pues si ponen una piedra en lugar equivocado,
vemos, al mirarla,
el lugar verdadero.
Nuestro interés se ganan cada día, lo mismo
que se ganan su pan de cada día.
Se interesan por algo
que está fuera de ellos.

La buena gente nos preocupa.
Parece que no pueden realizar nada solos,
proponen soluciones que exigen aún tareas.
En momentos difíciles de barcos naufragando
de pronto descubrimos fija en nosotros su mirada
 
inmensa.

Aunque tal como somos no les gustamos,
están de acuerdo, sin embargo, con nosotros.

(Bertolt Brecht)




jueves, 10 de mayo de 2012

#12M15M Manifestación 12 Mayo 2012

Un sueño impactante

Algo emergió anoche de la tierra. Un ser primitivo, fuerte, noble y salvaje. Literalmente, emergió, lleno de vida, junto a mis pies, como si la tierra lo pariera.
Era nada menos que ¡Atila!. Su presencia me confería fuerza.
Todavía estoy impactada.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Por los caminos del Norte II

Si diriges tus pasos
hacia el Norte

comprobarás
qué fáciles,
qué breves
los caminos,
los múltiples
caminos
que conducen
a ese lugar
de claridad helada,

caminos
de palabras,
de silencios,
caminos
de pedernal
y fuego duro.

Apenas
un golpe seco
y estarás allí.

Nunca llega
la primavera al Norte,
no esperes amapolas,
flores
de naranjo,
risas
confiadas

en los senderos
bárbaros,
en los desfiladeros
cortados a cuchillo,
en las llanuras
de tierra congelada.

Hay un Norte
que recorrer,
un Norte
de fulgor y de dientes
que recorrer de punta a punta,

un Norte abrupto
donde secar, sajar, raer
hasta la consunción

todo
lo que no sea
hueso.

A.S.

Bardo

En el principio
la claridad ocurre
y viene
y se hace inevitable.

La claridad quema los ojos,
quema
por los nervios adentro,
por el complejo
dédalo de los nervios,

cauteriza
la claridad salvaje,
la claridad de lo que siempre estuvo claro,
implacable,
evidente
en su simplicidad.

Luego se forjan los primeros dioses,
los que señalan
los exactos caminos,
los que, apenas acogen,
empujan a los recorridos de piedra,
una lucidez
travestida en opciones falsamente sencillas,

los señores del cambio y de la espada,
evanescentes como el humo,
recomponiéndose
en los rostros terribles de mí misma,
en los paisajes
más intrincados
y temidos,
sin vuelta atrás.

El vientre, finalmente,
la contenida
intimidad del vientre,
en espera de forma,

la semilla
de un ignorado mundo
en el que ya no bastan
las razones
del corazón.

A.S.



martes, 8 de mayo de 2012

Contenida en mí misma

No hacer nada.
No pensar nada.
No escribir (apenas) nada.

Quedarme en paz conmigo misma,
contenida en mí misma,

en la espera
consciente
de la
gestación.

A.S.

domingo, 6 de mayo de 2012

Los cuentos. "Mi" cuento

Tengo la seria sospecha de que el cuento que más nos impresionaba en la infancia tiene mucho que ver con nosotros y con nuestra vida. Desde luego, en mi caso, es así. Y no creo que sea la única. He hecho la pregunta a varios amigos, he buscado luego el cuento en cuestión y los clava. Es una ocasión lo planteé en una clase que estaba dando a psiquiatras y psicólogos en formación, y se empezaron a oír risitas nerviosas. La gente se negaba a revelar cuál era "su" cuento. Porque, afirmaban, decía demasiado sobre ellos mismos.

Novedades en El Principito

Al parecer, han aparecido recientemente dos páginas nuevas, manuscritas, del Principito. Y, en ellas, un personaje al que no se conocía. Aficionado a los crucigramas. Van a incluir, dicen, estas novedades en la próxima edición.

sábado, 5 de mayo de 2012

El patito feo (Hans Christian Andersen)

El patito feo es un cuento clásico-contemporáneo escrito por Hans Christian Andersen sobre un patito particularmente más grande, torpe y feo que sus hermanitos. El cuento fue publicado por primera vez el 11 de noviembre de 1843 y fue incluida en la colección de Nuevos Cuentos (Nye Eventyr) de Andersen en 1844.

¡Qué lindos eran los días de verano! ¡Qué agradable resultaba pasear por el campo y ver el trigo amarillo, la verde avena y las parvas de heno apilado en las llanuras! Sobre sus largas patas rojas iba la cigüeña junto a algunos flamencos, que se paraban un rato sobre cada pata. Sí, era realmente encantador estar en el campo.
Bañada de sol se alzaba allí una vieja mansión solariega a la que rodeaba un profundo foso; desde sus paredes hasta el borde del agua crecían unas plantas de hojas gigantescas, las mayores de las cuales eran lo suficientemente grandes para que un niño pequeño pudiese pararse debajo de ellas. Aquel lugar resultaba tan enmarañado y agreste como el más denso de los bosques, y era allí donde cierta pata había hecho su nido. Ya era tiempo de sobra para que naciesen los patitos, pero se demoraban tanto, que la mamá comenzaba a perder la paciencia, pues casi nadie venía a visitarla.
Al fin los huevos se abrieron uno tras otro. “¡Pip, pip!”, decían los patitos conforme iban asomando sus cabezas a través del cascarón.
-¡Cuac, cuac! -dijo la mamá pata, y todos los patitos se apresuraron a salir tan rápido como pudieron, dedicándose enseguida a escudriñar entre las verdes hojas. La mamá los dejó hacer, pues el verde es muy bueno para los ojos.
-¡Oh, qué grande es el mundo! -dijeron los patitos. Y ciertamente disponían de un espacio mayor que el que tenían dentro del huevo.
-¿Creen acaso que esto es el mundo entero? -preguntó la pata-. Pues sepan que se extiende mucho más allá del jardín, hasta el prado mismo del pastor, aunque yo nunca me he alejado tanto. Bueno, espero que ya estén todos -agregó, levantándose del nido-. ¡Ah, pero si todavía falta el más grande! ¿Cuánto tardará aún? No puedo entretenerme con él mucho tiempo.
Y fue a sentarse de nuevo en su sitio.
-¡Vaya, vaya! ¿Cómo anda eso? -preguntó una pata vieja que venía de visita.
-Ya no queda más que este huevo, pero tarda tanto… -dijo la pata echada-. No hay forma de que rompa. Pero fíjate en los otros, y dime si no son los patitos más lindos que se hayan visto nunca. Todos se parecen a su padre, el muy bandido. ¿Por qué no vendrá a verme?
-Déjame echar un vistazo a ese huevo que no acaba de romper -dijo la anciana-. Te apuesto a que es un huevo de pava. Así fue como me engatusaron cierta vez a mí. ¡El trabajo que me dieron aquellos pavitos! ¡Imagínate! Le tenían miedo al agua y no había forma de hacerlos entrar en ella. Yo graznaba y los picoteaba, pero de nada me servía… Pero, vamos a ver ese huevo…
-Creo que me quedaré sobre él un ratito aún -dijo la pata-. He estado tanto tiempo aquí sentada, que un poco más no me hará daño.
-Como quieras -dijo la pata vieja, y se alejó contoneándose.
Por fin se rompió el huevo. “¡Pip, pip!”, dijo el pequeño, volcándose del cascarón. La pata vio lo grande y feo que era, y exclamó:
-¡Dios mío, qué patito tan enorme! No se parece a ninguno de los otros. Y, sin embargo, me atrevo a asegurar que no es ningún crío de pavos.
Al otro día hizo un tiempo maravilloso. El sol resplandecía en las verdes hojas gigantescas. La mamá pata se acercó al foso con toda su familia y, ¡plaf!, saltó al agua.
-¡Cuac, cuac! -llamaba. Y uno tras otro los patitos se fueron abalanzando tras ella. El agua se cerraba sobre sus cabezas, pero enseguida resurgían flotando magníficamente. Movíanse sus patas sin el menor esfuerzo, y a poco estuvieron todos en el agua. Hasta el patito feo y gris nadaba con los otros.
-No es un pavo, por cierto -dijo la pata-. Fíjense en la elegancia con que nada, y en lo derecho que se mantiene. Sin duda que es uno de mis pequeñitos. Y si uno lo mira bien, se da cuenta enseguida de que es realmente muy guapo. ¡Cuac, cuac! Vamos, vengan conmigo y déjenme enseñarles el mundo y presentarlos al corral entero. Pero no se separen mucho de mí, no sea que los pisoteen. Y anden con los ojos muy abiertos, por si viene el gato.
Y con esto se encaminaron al corral. Había allí un escándalo espantoso, pues dos familias se estaban peleando por una cabeza de anguila, que, a fin de cuentas, fue a parar al estómago del gato.
-¡Vean! ¡Así anda el mundo! -dijo la mamá relamiéndose el pico, pues también a ella la entusiasmaban las cabezas de anguila-. ¡A ver! ¿Qué pasa con esas piernas? Anden ligeros y no dejen de hacerle una bonita reverencia a esa anciana pata que está allí. Es la más fina de todos nosotros. Tiene en las venas sangre española; por eso es tan regordeta. Fíjense, además, en que lleva una cinta roja atada a una pierna: es la más alta distinción que se puede alcanzar. Es tanto como decir que nadie piensa en deshacerse de ella, y que deben respetarla todos, los animales y los hombres. ¡Anímense y no metan los dedos hacia adentro! Los patitos bien educados los sacan hacia afuera, como mamá y papá… Eso es. Ahora hagan una reverencia y digan ¡cuac!
Todos obedecieron, pero los otros patos que estaban allí los miraron con desprecio y exclamaron en alta voz:
-¡Vaya! ¡Como si ya no fuésemos bastantes! Ahora tendremos que rozarnos también con esa gentuza. ¡Uf!… ¡Qué patito tan feo! No podemos soportarlo.
Y uno de los patos salió enseguida corriendo y le dio un picotazo en el cuello.
-¡Déjenlo tranquilo! -dijo la mamá-. No le está haciendo daño a nadie.
-Sí, pero es tan desgarbado y extraño -dijo el que lo había picoteado-, que no quedará más remedio que despachurrarlo.
-¡Qué lindos niños tienes, muchacha! -dijo la vieja pata de la cinta roja-. Todos son muy hermosos, excepto uno, al que le noto algo raro. Me gustaría que pudieras hacerlo de nuevo.
-Eso ni pensarlo, señora -dijo la mamá de los patitos-. No es hermoso, pero tiene muy buen carácter y nada tan bien como los otros, y me atrevería a decir que hasta un poco mejor. Espero que tome mejor aspecto cuando crezca y que, con el tiempo, no se le vea tan grande. Estuvo dentro del cascarón más de lo necesario, por eso no salió tan bello como los otros.
Y con el pico le acarició el cuello y le alisó las plumas.
-De todos modos, es macho y no importa tanto -añadió-, Estoy segura de que será muy fuerte y se abrirá camino en la vida.
-Estos otros patitos son encantadores -dijo la vieja pata-. Quiero que se sientan como en su casa. Y si por casualidad encuentran algo así como una cabeza de anguila, pueden traérmela sin pena.
Con esta invitación todos se sintieron allí a sus anchas. Pero el pobre patito que había salido el último del cascarón, y que tan feo les parecía a todos, no recibió más que picotazos, empujones y burlas, lo mismo de los patos que de las gallinas.
-¡Qué feo es! -decían.
Y el pavo, que había nacido con las espuelas puestas y que se consideraba por ello casi un emperador, infló sus plumas como un barco a toda vela y se le fue encima con un cacareo, tan estrepitoso que toda la cara se le puso roja. El pobre patito no sabía dónde meterse. Sentíase terriblemente abatido, por ser tan feo y porque todo el mundo se burlaba de él en el corral.
Así pasó el primer día. En los días siguientes, las cosas fueron de mal en peor. El pobre patito se vio acosado por todos. Incluso sus hermanos y hermanas lo maltrataban de vez en cuando y le decían:
-¡Ojalá te agarre el gato, grandulón!
Hasta su misma mamá deseaba que estuviese lejos del corral. Los patos lo pellizcaban, las gallinas lo picoteaban y, un día, la muchacha que traía la comida a las aves le asestó un puntapié.
Entonces el patito huyó del corral. De un revuelo saltó por encima de la cerca, con gran susto de los pajaritos que estaban en los arbustos, que se echaron a volar por los aires.
“¡Es porque soy tan feo!” pensó el patito, cerrando los ojos. Pero así y todo siguió corriendo hasta que, por fin, llegó a los grandes pantanos donde viven los patos salvajes, y allí se pasó toda la noche abrumado de cansancio y tristeza.
A la mañana siguiente, los patos salvajes remontaron el vuelo y miraron a su nuevo compañero.
-¿Y tú qué cosa eres? -le preguntaron, mientras el patito les hacía reverencias en todas direcciones, lo mejor que sabía.
-¡Eres más feo que un espantapájaros! -dijeron los patos salvajes-. Pero eso no importa, con tal que no quieras casarte con una de nuestras hermanas.
¡Pobre patito! Ni soñaba él con el matrimonio. Sólo quería que lo dejasen estar tranquilo entre los juncos y tomar un poquito de agua del pantano.
Unos días más tarde aparecieron por allí dos gansos salvajes. No hacía mucho que habían dejado el nido: por eso eran tan impertinentes.
-Mira, muchacho -comenzaron diciéndole-, eres tan feo que nos caes simpático. ¿Quieres emigrar con nosotros? No muy lejos, en otro pantano, viven unas gansitas salvajes muy presentables, todas solteras, que saben graznar espléndidamente. Es la oportunidad de tu vida, feo y todo como eres.
-¡Bang, bang! -se escuchó en ese instante por encima de ellos, y los dos gansos cayeron muertos entre los juncos, tiñendo el agua con su sangre. Al eco de nuevos disparos se alzaron del pantano las bandadas de gansos salvajes, con lo que menudearon los tiros. Se había organizado una importante cacería y los tiradores rodeaban los pantanos; algunos hasta se habían sentado en las ramas de los árboles que se extendían sobre los juncos. Nubes de humo azul se esparcieron por el oscuro boscaje, y fueron a perderse lejos, sobre el agua.
Los perros de caza aparecieron chapaleando entre el agua, y, a su avance, doblándose aquí y allá las cañas y los juncos. Aquello aterrorizó al pobre patito feo, que ya se disponía a ocultar la cabeza bajo el ala cuando apareció junto a él un enorme y espantoso perro: la lengua le colgaba fuera de la boca y sus ojos miraban con brillo temible. Le acercó el hocico, le enseñó sus agudos dientes, y de pronto… ¡plaf!… ¡allá se fue otra vez sin tocarlo!
El patito dio un suspiro de alivio.
-Por suerte soy tan feo que ni los perros tienen ganas de comerme -se dijo. Y se tendió allí muy quieto, mientras los perdigones repiqueteaban sobre los juncos, y las descargas, una tras otra, atronaban los aires.
Era muy tarde cuando las cosas se calmaron, y aún entonces el pobre no se atrevía a levantarse. Esperó todavía varias horas antes de arriesgarse a echar un vistazo, y, en cuanto lo hizo, enseguida se escapó de los pantanos tan rápido como pudo. Echó a correr por campos y praderas; pero hacía tanto viento, que le costaba no poco trabajo mantenerse sobre sus pies.
Hacia el crepúsculo llegó a una pobre cabaña campesina. Se sentía en tan mal estado que no sabía de qué parte caerse, y, en la duda, permanecía de pie. El viento soplaba tan ferozmente alrededor del patito que éste tuvo que sentarse sobre su propia cola, para no ser arrastrado. En eso notó que una de las bisagras de la puerta se había caído, y que la hoja colgaba con una inclinación tal que le sería fácil filtrarse por la estrecha abertura. Y así lo hizo.
En la cabaña vivía una anciana con su gato y su gallina. El gato, a quien la anciana llamaba “Hijito”, sabía arquear el lomo y ronronear; hasta era capaz de echar chispas si lo frotaban a contrapelo. La gallina tenía unas patas tan cortas que le habían puesto por nombre “Chiquitita Piernascortas”. Era una gran ponedora y la anciana la quería como a su propia hija.
Cuando llegó la mañana, el gato y la gallina no tardaron en descubrir al extraño patito. El gato lo saludó ronroneando y la gallina con su cacareo.
-Pero, ¿qué pasa? -preguntó la vieja, mirando a su alrededor. No andaba muy bien de la vista, así que se creyó que el patito feo era una pata regordeta que se había perdido-. ¡Qué suerte! -dijo-. Ahora tendremos huevos de pata. ¡Con tal que no sea macho! Le daremos unos días de prueba.
Así que al patito le dieron tres semanas de plazo para poner, al término de las cuales, por supuesto, no había ni rastros de huevo. Ahora bien, en aquella casa el gato era el dueño y la gallina la dueña, y siempre que hablaban de sí mismos solían decir: “nosotros y el mundo”, porque opinaban que ellos solos formaban la mitad del mundo , y lo que es más, la mitad más importante. Al patito le parecía que sobre esto podía haber otras opiniones, pero la gallina ni siquiera quiso oírlo.
-¿Puedes poner huevos? -le preguntó.
-No.
-Pues entonces, ¡cállate!
Y el gato le preguntó:
-¿Puedes arquear el lomo, o ronronear, o echar chispas?
-No.
-Pues entonces, guárdate tus opiniones cuando hablan las personas sensatas.
Con lo que el patito fue a sentarse en un rincón, muy desanimado. Pero de pronto recordó el aire fresco y el sol, y sintió una nostalgia tan grande de irse a nadar en el agua que -¡no pudo evitarlo!- fue y se lo contó a la gallina.
-¡Vamos! ¿Qué te pasa? -le dijo ella-. Bien se ve que no tienes nada que hacer; por eso piensas tantas tonterías. Te las sacudirías muy pronto si te dedicaras a poner huevos o a ronronear.
-¡Pero es tan sabroso nadar en el agua! -dijo el patito feo-. ¡Tan sabroso zambullir la cabeza y bucear hasta el mismo fondo!
-Sí, muy agradable -dijo la gallina-. Me parece que te has vuelto loco. Pregúntale al gato, ¡no hay nadie tan listo como él! ¡Pregúntale a nuestra vieja ama, la mujer más sabia del mundo! ¿Crees que a ella le gusta nadar y zambullirse?
-No me comprendes -dijo el patito.
-Pues si yo no te comprendo, me gustaría saber quién podrá comprenderte. De seguro que no pretenderás ser más sabio que el gato y la señora, para no mencionarme a mí misma. ¡No seas tonto, muchacho! ¿No te has encontrado un cuarto cálido y confortable, donde te hacen compañía quienes pueden enseñarte? Pero no eres más que un tonto, y a nadie le hace gracia tenerte aquí. Te doy mi palabra de que si te digo cosas desagradables es por tu propio bien: sólo los buenos amigos nos dicen las verdades. Haz ahora tu parte y aprende a poner huevos o a ronronear y echar chispas.
-Creo que me voy a recorrer el ancho mundo -dijo el patito.
-Sí, vete -dijo la gallina.
Y así fue como el patito se marchó. Nadó y se zambulló; pero ningún ser viviente quería tratarse con él por lo feo que era.
Pronto llegó el otoño. Las hojas en el bosque se tornaron amarillas o pardas; el viento las arrancó y las hizo girar en remolinos, y los cielos tomaron un aspecto hosco y frío. Las nubes colgaban bajas, cargadas de granizo y nieve, y el cuervo, que solía posarse en la tapia, graznaba “¡cau, cau!”, de frío que tenía. Sólo de pensarlo le daban a uno escalofríos. Sí, el pobre patito feo no lo estaba pasando muy bien.
Cierta tarde, mientras el sol se ponía en un maravilloso crepúsculo, emergió de entre los arbustos una bandada de grandes y hermosas aves. El patito no había visto nunca unos animales tan espléndidos. Eran de una blancura resplandeciente, y tenían largos y esbeltos cuellos. Eran cisnes. A la vez que lanzaban un fantástico grito, extendieron sus largas, sus magníficas alas, y remontaron el vuelo, alejándose de aquel frío hacia los lagos abiertos y las tierras cálidas.
Se elevaron muy alto, muy alto, allá entre los aires, y el patito feo se sintió lleno de una rara inquietud. Comenzó a dar vueltas y vueltas en el agua lo mismo que una rueda, estirando el cuello en la dirección que seguían, que él mismo se asustó al oírlo. ¡Ah, jamás podría olvidar aquellos hermosos y afortunados pájaros! En cuanto los perdió de vista, se sumergió derecho hasta el fondo, y se hallaba como fuera de sí cuando regresó a la superficie. No tenía idea de cuál podría ser el nombre de aquellas aves, ni de adónde se dirigían, y, sin embargo, eran más importantes para él que todas las que había conocido hasta entonces. No las envidiaba en modo alguno: ¿cómo se atrevería siquiera a soñar que aquel esplendor pudiera pertenecerle? Ya se daría por satisfecho con que los patos lo tolerasen, ¡pobre criatura estrafalaria que era!
¡Cuán frío se presentaba aquel invierno! El patito se veía forzado a nadar incesantemente para impedir que el agua se congelase en torno suyo. Pero cada noche el hueco en que nadaba se hacía más y más pequeño. Vino luego una helada tan fuerte, que el patito, para que el agua no se cerrase definitivamente, ya tenía que mover las patas todo el tiempo en el hielo crujiente. Por fin, debilitado por el esfuerzo, quedose muy quieto y comenzó a congelarse rápidamente sobre el hielo.
A la mañana siguiente, muy temprano, lo encontró un campesino. Rompió el hielo con uno de sus zuecos de madera, lo recogió y lo llevó a casa, donde su mujer se encargó de revivirlo.
Los niños querían jugar con él, pero el patito feo tenía terror de sus travesuras y, con el miedo, fue a meterse revoloteando en la paila de la leche, que se derramó por todo el piso. Gritó la mujer y dio unas palmadas en el aire, y él, más asustado, metiose de un vuelo en el barril de la mantequilla, y desde allí lanzose de cabeza al cajón de la harina, de donde salió hecho una lástima. ¡Había que verlo! Chillaba la mujer y quería darle con la escoba, y los niños tropezaban unos con otros tratando de echarle mano. ¡Cómo gritaban y se reían! Fue una suerte que la puerta estuviese abierta. El patito se precipitó afuera, entre los arbustos, y se hundió, atolondrado, entre la nieve recién caída.
Pero sería demasiado cruel describir todas las miserias y trabajos que el patito tuvo que pasar durante aquel crudo invierno. Había buscado refugio entre los juncos cuando las alondras comenzaron a cantar y el sol a calentar de nuevo: llegaba la hermosa primavera.
Entonces, de repente, probó sus alas: el zumbido que hicieron fue mucho más fuerte que otras veces, y lo arrastraron rápidamente a lo alto. Casi sin darse cuenta, se halló en un vasto jardín con manzanos en flor y fragantes lilas, que colgaban de las verdes ramas sobre un sinuoso arroyo. ¡Oh, qué agradable era estar allí, en la frescura de la primavera! Y en eso surgieron frente a él de la espesura tres hermosos cisnes blancos, rizando sus plumas y dejándose llevar con suavidad por la corriente. El patito feo reconoció a aquellas espléndidas criaturas que una vez había visto levantar el vuelo, y se sintió sobrecogido por un extraño sentimiento de melancolía.
-¡Volaré hasta esas regias aves! -se dijo-. Me darán de picotazos hasta matarme, por haberme atrevido, feo como soy, a aproximarme a ellas. Pero, ¡qué importa! Mejor es que ellas me maten, a sufrir los pellizcos de los patos, los picotazos de las gallinas, los golpes de la muchacha que cuida las aves y los rigores del invierno.
Y así, voló hasta el agua y nadó hacia los hermosos cisnes. En cuanto lo vieron, se le acercaron con las plumas encrespadas.
-¡Sí, mátenme, mátenme! -gritó la desventurada criatura, inclinando la cabeza hacia el agua en espera de la muerte. Pero, ¿qué es lo que vio allí en la límpida corriente? ¡Era un reflejo de sí mismo, pero no ya el reflejo de un pájaro torpe y gris, feo y repugnante, no, sino el reflejo de un cisne!
Poco importa que se nazca en el corral de los patos, siempre que uno salga de un huevo de cisne. Se sentía realmente feliz de haber pasado tantos trabajos y desgracias, pues esto lo ayudaba a apreciar mejor la alegría y la belleza que le esperaban. Y los tres cisnes nadaban y nadaban a su alrededor y lo acariciaban con sus picos.
En el jardín habían entrado unos niños que lanzaban al agua pedazos de pan y semillas. El más pequeño exclamó:
-¡Ahí va un nuevo cisne!
Y los otros niños corearon con gritos de alegría:
-¡Sí, hay un cisne nuevo!
Y batieron palmas y bailaron, y corrieron a buscar a sus padres. Había pedacitos de pan y de pasteles en el agua, y todo el mundo decía:
-¡El nuevo es el más hermoso! ¡Qué joven y esbelto es!
Y los cisnes viejos se inclinaron ante él. Esto lo llenó de timidez, y escondió la cabeza bajo el ala, sin que supiese explicarse la razón. Era muy, pero muy feliz, aunque no había en él ni una pizca de orgullo, pues este no cabe en los corazones bondadosos. Y mientras recordaba los desprecios y humillaciones del pasado, oía cómo todos decían ahora que era el más hermoso de los cisnes. Las lilas inclinaron sus ramas ante él, bajándolas hasta el agua misma, y los rayos del sol eran cálidos y amables. Rizó entonces sus alas, alzó el esbelto cuello y se alegró desde lo hondo de su corazón:
-Jamás soñé que podría haber tanta felicidad, allá en los tiempos en que era sólo un patito feo.

Uno de ms primeros recuerdos (debía ser yo muy pequeña, porque me "veo" en una cuna de barrotes en la habitación de mis padres), es estar llorando desconsolada, una mañana, de pena por el pobre patito feo. Mi madre se acercó a preguntarme qué me pasaba, y cuando se lo conté, intentó consolarme.
No me debí quedar muy convencida.
Sospecho que durante toda mi vida me he identificado con el personaje.
Un mito peligroso.
Y esperanzador.

viernes, 4 de mayo de 2012

El bien común

"El bien común es la piedra angular de cualquier sociedad que se proponga evitar tanto el egoísmo individual como los males del Super-Estado que los totalitarios de derecha o de izquierda ponen por encima de la persona y ante el cual solo cabe ponerse a temblar. (…) El reino del hombre no es el estrecho y angustioso territorio de su Yo, ni el abstracto dominio de la colectividad, sino esa región intermedia en que suceden el amor y el arte, el diálogo y la comprensión, el trabajo en común. Eso es lo que hemos perdido, por lo menos en los países hiperdesarrollados".

(Ernesto Sábato)

miércoles, 2 de mayo de 2012

El economista rey

El economista rey

Los economistas están tan convencidos de la bondad de sus modelos que nunca valoran la pérdida de autogobierno democrático que supone la implantación de sus recetas institucionales


(Fuente: El País)

En la famosa obra de Ibsen, Un enemigo del pueblo, el doctor Stockmann descubre que las aguas del balneario del que depende económicamente el pueblo en el que reside están infectadas. Su obligación como médico es hacérselo saber a todo el mundo, aun si ello implica poner en riesgo la fuente de la prosperidad de la que disfrutan sus habitantes. Las autoridades y los poderosos consiguen, sin embargo, tapar la verdad, con el apoyo de una muchedumbre enfervorecida que sucumbe a la demagogia. Se trata de un conflicto entre la verdad científica y los intereses políticos y económicos de la comunidad. La tesis de Ibsen es que la democracia no es siempre compatible con la verdad.















La tensión entre ambas, entre democracia y verdad, es aún más profunda cuando alguien llega al convencimiento de contar con la solución para conseguir un orden político armonioso y estable para el Estado (o para la polis, la república, el imperio o cualquier otro cuerpo político). Supongamos que frente a las ideas confusas y desatinadas de los propios ciudadanos, algunas personas de excepcional agudeza intelectual acceden a un conocimiento verdadero sobre el gobierno de los asuntos humanos. ¿Qué sentido tendría entonces que el destino del Estado se dejara en manos de la gente común y no en manos del criterio de los sabios?
Este tipo de razonamiento está en la base del desdén hacia la democracia que han sentido tantos filósofos a lo largo de la historia, de Sócrates a Heidegger. Para estos pensadores, nada garantiza que una decisión colectiva basada en la agregación de las preferencias de los ciudadanos sea la forma más adecuada de resolver los asuntos públicos. Si alguien tiene un conocimiento superior sobre lo que resulta conveniente para la república, ¿cómo no darle el poder para que sea él quien tome las decisiones?
Por fortuna, el sueño del filósofo rey platónico no es una amenaza demasiado seria, entre otras razones porque los filósofos pasan más tiempo del debido en el mundo supralunar y sus ideas son demasiado abstractas y generales para servir de guía en la vida política. La propia naturaleza especulativa del conocimiento filosófico impide su traslación inmediata y efectiva al orden práctico. En este sentido, la visión de un Estado regido por filósofos resulta más risible que siniestra.

Los economistas han acabado desempeñando el papel que Platón reservaba a los filósofos
Sucede, no obstante, que no son sólo los filósofos quienes reclaman un saber privilegiado o superior acerca del gobierno de los asuntos humanos. Desde hace dos siglos, los economistas creen estar en posesión de una ciencia sobre el bienestar social y sobre la forma más eficiente de resolver los problemas de distribución de los recursos que aquejan a toda colectividad humana. A diferencia de los filósofos, los economistas están más orientados a la intervención social y su saber técnico puede ser utilizado fácilmente en la toma colectiva de decisiones. De ahí que haya cierta base para afirmar que los economistas han acabado desempeñando el papel que Platón reservaba a los filósofos. Los economistas creen que las conclusiones que se siguen de las teorías científicas que manejan deberían llevarse a término con independencia de lo que puedan decidir los ciudadanos o sus representantes.
Las pretensiones de los economistas se refuerzan con algunas de las teorías que ellos mismos han elaborado sobre el funcionamiento de la política. Los políticos que aparecen en sus modelos matemáticos son siempre cortoplacistas, buscan sobre todo obtener rentas del ejercicio del poder y, con tal de seguir ganando elecciones, están dispuestos a endeudar excesivamente al Estado y a manipular la inflación para generar así la apariencia de que consiguen un mayor crecimiento económico. Los ciudadanos, con opiniones poco formadas sobre estos asuntos técnicos y con un bajo interés por la política, no piden cuentas por las decisiones sub-óptimas que toman sus representantes. Por si todo esto no fuera suficiente, los modelos económicos de la política indican que todas las reglas electorales son manipulables, que los procedimientos de agregación de preferencias son todos imperfectos y que los resultados de una votación pueden ser incoherentes.
No es de extrañar entonces que los economistas, desengañado del sistema representativo, considere que deben emprenderse reformas institucionales que garanticen que las soluciones de la ciencia económica sean las que se lleven a cabo, pasando por encima de la voluntad popular. Así, los economistas han llegado a la conclusión de que la mejor manera de dirigir la política monetaria consiste en quitársela a los representantes democráticos y dársela al gobernador de un banco central independiente. Puesto que el gobernador no está sometido a presiones electorales, no cometerá los errores de los políticos. Asimismo, para evitar déficits excesivos y altos niveles de endeudamiento, nada mejor que recortar la discrecionalidad de los políticos estableciendo reglas constitucionales de limitación del déficit. En la misma línea, han promovido reformas de mercado en todos los ámbitos ante el temor de intervenciones contraproducentes por parte del poder político, siendo la desregulación de las transacciones financieras la medida que mayor impacto ha tenido en la forma de capitalismo que padecemos en nuestra época.

La crisis tendría que hacernos reconsiderar si los economistas están en posesión de la verdad
Sorprendentemente, los políticos no han puesto demasiadas resistencias a todos estos cambios que vacían sus funciones; tal es el poder de las ideas económicas en nuestro tiempo. Además, los economistas han tenido la inteligencia de no aspirar a ejercer ellos mismos el gobierno. Se contentan con influir decisivamente sobre los políticos. Esto tiene para ellos la ventaja añadida de que cuando sus recomendaciones salen mal, el pueblo la emprende con los políticos y no con los autores intelectuales de las propuestas.
Como todas las ensoñaciones aristocráticas, esta de los economistas también ha acabado saliendo mal. La crisis económica se ha llevado por delante las teorías científicas que sirvieron de fundamento a la desregulación financiera. Y las reformas institucionales que se promovieron en nombre del saber económico son las que impiden hoy a los políticos sacarnos del agujero en el que nos encontramos. Puede que el Banco Central Europeo no esté sometido a presiones electorales, pero el problema fundamental es que no rinde cuentas a nadie por sus decisiones. Y son esas decisiones las que están hundiendo no sólo a los países del sur, sino al propio proyecto de integración europea, que cada vez tiene menos atractivo a ojos de la ciudadanía. ¿Cómo puede ser que el actor clave en la actual recesión pueda actuar impunemente, sin pagar por las consecuencias de sus actos? ¿Y cómo puede ser que cuando se necesitan políticas que estimulen el crecimiento nos encontremos con que los gobiernos aceptan atarse las manos aprobando reglas institucionales que impiden realizar políticas expansivas?
Los economistas están tan convencidos de la bondad de sus modelos que nunca valoran la pérdida de autogobierno democrático que supone la implantación de sus recetas institucionales. Al fin y al cabo, deben pensar, ellos tienen la solución científica a los problemas. ¿Por qué lo que piense gente ignorante, sin formación técnica, debería ser un freno a la hora de resolver los problemas según los dictados de la teoría? En este conflicto entre verdad y democracia, la democracia debe retirarse a un discreto segundo plano.
La experiencia de la crisis tendría que hacernos reconsiderar hasta qué punto los economistas están realmente en posesión de la verdad. A la vista del mal funcionamiento de sus modelos, no parece lógico que las políticas económicas queden blindadas frente a los poderes representativos. La alternativa, por descontado, no consiste en que las decisiones económicas se resuelvan mediante referéndum popular o encuesta. Evidentemente, el conocimiento técnico de los economistas sigue resultando imprescindible, aunque sin perder de vista que es sólo aproximado y que, por tanto, puede fallar. Por eso mismo, no debería estar en ningún caso por encima de decisiones colectivas tomadas democráticamente.
El gobierno de los expertos está condenado al fracaso. La razón última es que no está claro qué cuenta como verdad en los asuntos humanos. De momento, no se ha inventado nada mejor que un gobierno limitado elegido por el pueblo.
Ignacio Sánchez-Cuenca es profesor de Sociología. Su último libro es Años de cambios, años de crisis. Ocho años de Gobiernos socialistas (Catarata).